Asalto a cara descubierta en La Proveeduría de Rada Tilly

La delincuencia que en Rada Tilly no pasaba más allá del robo de electrodomésticos, sorprendió a todos al conocerse que la sucursal de La Proveeduría fue asaltada en la noche del domingo y que unas cuatro personas fueron mantenidas como rehenes durante un breve tiempo. El desconcierto fue mayor cuando se supo que los delincuentes no exhibieron armas, ni se taparon el rostro para alzarse con un botín que superó los 30.000 pesos.

A las 22 del domingo el policía que hace adicionales en La Proveeduría de Rada Tilly terminó su actividad y desde entonces la protección del lugar quedó en manos del empleado de seguridad de una empresa privada que ofrece ese tipo de servicios.
Unos 25 minutos después comenzó la acción. Se terminaban de ir tres empleadas, pero en el interior otras tres cajeras le rendían el dinero a la encargada de la sucursal, actividad que se desarrollaba en el piso superior del salón comercial.
A todo esto, la puerta de acceso estaba abierta y el empleado de seguridad había salido al exterior para entrar algunos elementos, que de noche quedan dentro de la sucursal. Nada raro sucedía hasta ese instante, pero todo cambió cuando el vigilante ingresó.
En ese abrir y cerrar de ojos, con él se metieron tres individuos; uno de ellos le torció el brazo y mientras lo llevaba a un lugar seguro para dejarlo encerrado, fue sacándole el celular, las llaves y el control remoto que tiene para dar un aviso inmediato a la empresa responsable de la seguridad. Con alambre lo dejaron atado de pies y manos en un pequeño recinto.

SIN SOSPECHAS
A todo esto, las mujeres que estaban arriba al escuchar el ruido de la puerta pensaron que se habrían olvidado algo las chicas que recién se habían marchado. Con un saludo cordial se presentaron los delincuentes y ya no hacía falta explicar que se trataba de un asalto.
La plata que estaba sobre el escritorio al momento de la rendición comenzó a ser guardada por los recién llegados y no contentos con lo que tenían allí, les exigieron a la encargada que entregara lo que tenía guardado en alguna otra parte.
El monto exacto de lo que se llevaron se desconoce, pero trascendió que sería superior a los 30.000 pesos.
Lo novedoso del hecho es que los delincuentes no utilizaron armas de fuego, o al menos no las exhibieron. Además, actuaron a cara descubierta y toda la operación no duró más de diez minutos.
El hecho de no taparse el rostro indicaría que podrían ser delincuentes foráneos, pero como La Proveeduría de Rada Tilly no cuenta con cámaras de seguridad -y eso es perceptible para la mayoría de los que concurren allí-, la hipótesis anterior pierde peso.
Sin dudas hubo un trabajo previo de inteligencia, aunque por las evidencias éste no requirió de gran esfuerzo. El domingo no concurre el camión de caudales, no hay cámaras y después de las 22 queda solo una persona de seguridad que no cuenta con armas. El resto son mujeres con una posibilidad acotada de resistencia.
Aparte de no mostrar armas, los ladrones no utilizaron precintos para reducir a las víctimas —algo que parece estar de moda entre los asaltantes—, y en su lugar emplearon alambre.
No obstante, a las mujeres no las ataron, por lo que apenas se marcharon los ladrones, fueron las que avisaron a la policía del robo.
Antes de la llegada de la medianoche del domingo, tanto la policía de la villa como el fiscal de turno empezaron a trabajar en el esclarecimiento del asalto y con los datos que se recavaron hasta ese momento se ordenó un allanamiento en un domicilio de Rada Tilly, aunque los resultados fueron negativos.

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