El 8 marzo de 2009, Corcovado entró prácticamente en estado de sitio por el accionar del Grupo Especial de Operaciones que buscaba a Cristián Mai Bustos, acusado del homicidio de su bebé y protagonista por esas horas de una fuga que dejó dos muertos y tres heridos. Golpes, vejaciones, atropellos, allanamientos y hasta un desaparecido fue el saldo de un doloroso recuerdo que hoy hace reflexionar sobre lo que sucede en Cushamen.
La detención, el martes, de los integrantes del Lof de Resistencia Cushamen en Leleque, por parte de personal de Gendarmería Nacional que actuó bajo las órdenes del juez federal Guido Otranto, generó el repudio de diferentes organizaciones sociales del país y una concentración frente a la Casa del Chubut en Buenos Aires para reclamar su liberación. Ayer se conoció que a estos hechos se sumó una nueva represión policial que terminó con dos heridos: uno con traumatismo de cráneo y otro con una fractura en la mandíbula.
La situación que se vive por estos días en Cushamen es grave y navega entre la incertidumbre y el dolor que hace recordar a los hechos que tuvieron lugar en Corcovado, en un sangriento marzo de 2009 con atropellos, injusticia e impunidad y la desaparición de Luciano González (42), en una época que la policía era conducida por Juan Luis Ale, coincidentemente hoy de nuevo al frente de la fuerza.
IMPUNIDAD POLICIAL
Cuenta la historia que el 8 de marzo de ese 2009, el GEOP (Grupo Especial de Operaciones), dirigido por el comisario Miguel Gómez, llegó al pueblo con el argumento de buscar a un prófugo: Cristian "Mai" Bustos, quien había sido condenado por la justicia por asesinar a su bebé, y que un año antes se había fugado de la comisaría del pueblo.
Unas horas antes Bustos había sido encontrado por la policía en la casa de sus padres. Sin embargo, mientras se esperaba que llegara el abogado Eduardo Marsal para que se entregue, intentó escapar protegido por sus hermanos, Wilson (19 años), Daniel (22) y Marcos (16).
La balacera terminó con el policía Leandro "Tito" Roberts muerto y el oficial Luis Cañumir herido; Marcos Bustos herido de gravedad y parapléjico; Wilson muerto; Daniel también herido -luego fue condenado a cadena perpetua- y la huida de "Mai" Bustos que finalmente fue capturado en 2015 en Chile.
Así, para poder dar con el homicida la policía allanó casas, se derribaron puertas y se detuvo ilegalmente a decenas de personas. Todo fue un caos en el medio de la meseta provincial, donde las distancias son más largas y las comunicaciones más deficientes cuando se producen este tipo de hechos, como quedó demostrado este martes, cuando antes de actuar la Gendarmería cortó el tránsito en la Ruta 40. Como si quisiera que no hubiera testigos molestos.
UNA INVESTIGACION QUE LEGITIMO LOS ABUSOS
Mucho tiempo después, se supo que hasta el 27 de marzo en el poblado de 2.000 habitantes hubo prácticamente un estado de sitio, reconoció la Fiscalía, ya que con total impunidad se prohibió caminar después de las 21, se allanaron domicilios y se golpeó salvajemente a sus moradores. Ese estado se extendió hasta el 26 de marzo y de un día para el otro todo volvió a la normalidad. Aunque en verdad nada volvió a ser igual en Corcovado.
Lo cierto es que lo que sucedió en el poblado por mucho tiempo estuvo bajo el silencio de la impunidad. Solo la insistencia del abogado defensor oficial Omar López y una posterior investigación del Ministerio Público Fiscal de Esquel que envió una comisión del Programa Anti impunidad, encabezada por Leandro Jarsún, para hablar con los pobladores y realizar un informe protocolizado, ayudaron a que se sepa la verdad.
El fiscal de Esquel, Martín Zacchino, fue quien estuvo a cargo de la investigación del caso. En un principio calificó los delitos como "de lesa humanidad". Pero, luego la jueza Carina Estefanía cambió la carátula por "Abuso de autoridad en concurso ideal con vejaciones agravadas por haber sido cometidas mediante violencia física y amenazas, en cinco casos.
Por el hecho fue imputado el jefe operativo del GEOP, Miguel Gómez; y los comisarios de Corcovado y Esquel, Oscar Muñoz y Oscar Marinao. Este último, quien estuvo involucrado en la desaparición de González que se produjo el 12 de marzo mientras caminaba por Cerro Centinela, donde se habría producido una supuesta pelea que terminó con el pedido de refuerzos. El joven fue detenido junto a otro vecino de apellido Jaramillo, que luego denunció que ambos habían sido golpeados por la policía.
UN POLEMICO COMISARIO
Finalmente sólo Gómez fue llevado a juicio oral y público por doce cargos que le endilgaba la Fiscalía de Esquel y que habían sido cometidos durante los allanamientos.
Los jueces Jorge Criado, Martín O Connor y Daniel Camilo Pérez, en el debate, consideraron que en los procedimientos existieron irregularidades y abusos cometidos por miembros de la policía, pero que estos no fueron cometidos por el GEOP. Además, entendieron que por los daños materiales ocasionados durante los allanamientos por parte de la Policía, la provincia del Chubut estaba en deuda con los ciudadanos de Corcovado.
De esta forma, Gómez fue absuelto y en 2014 fue designado como jefe del área de Operaciones de la Unidad Regional de Comodoro Rivadavia, siendo imputado por una nueva represión que tuvo lugar en mayo de ese año, esta vez contra hinchas del club Petroquímica.
Por este hecho pasó a disponibilidad. Sin embargo, una vez que pudo volver a sus funciones, durante la misma gestión de Martín Buzzi, con el comisario Leonardo Bustos como jefe de la Policía del Chubut, fue premiado con la jefatura de Operaciones provincial.
En 2016 Gómez asumió como jefe de la Unidad Regional de Trelew en reemplazo del comisario Alejandro Pulley, desplazado por una causa por protección al ejercicio de la prostitución. Pero en noviembre dejó el cargo, luego de que el gobernador Mario Das Neves pidió su desplazamiento y aseguró que era investigado por connivencia policial tras un asalto comando a una concesionaria de Trelew de donde se llevaron 5 millones de pesos.
- 13 enero 2017