El otro lado del fútbol

Foot Golf, Bubble Soccer, Kick Darts y Foot Pool crece en participantes. La pelota como modo de vida

Si la pelota pega en el marco de la puerta, es palo. Hay leyes que son universales pese a que nadie se haya sentado a escribirlas. Como ese pibe al que le meten la traba en el patio del colegio justo cuando estaba por acomodar su cuerpo con la intención de que la bola vaya bien cerquita del buzo que oficia de poste. No hace falta aclarar nada. Es penal. Sí, por más que el nene sea un especialista en exagerar. No se discute. O sí, porque si no qué poco queda. Lo que se sabe es que si lo mete, ataja. Porque mete gol, entra.

Las variables en el fútbol son gigantes. Tan grandes como la propia imaginación. Lo que no se negocia es la pelota. O algo que haga las veces de. Una lata, un manojo de medias –o un “piesojo”, el lenguaje a veces la pisa de más–, o incluso un balón de otro deporte. Como pasa con el Foot Golf, esa cruza que, al menos desde el nombre, parecería unir al golf –aquel viejo pasatiempo de elite- y el fútbol –el más popular de todos los juegos–.

¿Una intersección social? No necesariamente. “El golf está muy estancado en el mundo y está dejando de lado la premisa de lo elitista ya que es una de las trabas para que crezca. Al ser un deporte que se juega con una pelota de fútbol no es elitista. Estamos lejos de ser exclusivos, pero tampoco somos masivos”, dice Javier de Ancizar, presidente de la Asociación Argentina de Footgolf y vicepresidente de la Federación Internacional de Footgolf.

El emprendimiento, que nació en Holanda en 2009, ya abandonó la crisálida y se hizo deporte. Y va por más ya que este año se presentó en el SportAccord –la organización que agrupa a todas las federaciones de los diversos deportes– con el fin de comenzar a dar sus primeros pasos rumbo al sueño olímpico.

Pero primero hay que sacarle punta a la liga mundial, una competencia que comprende a 250 torneos que se llevan a cabo a largo de un año en 30 países –el último se juega en el Club Golf de Palermo entre el 15 y el 16 de diciembre–, con un sistema similar al world tour de tenis – a través de puntaje y rankings– y con la participación de 96 argentinos.

En el país hay 30 canchas de las cuales siete están homologadas y en las que se puede realizar el deporte de manera semanal –los precios van de los 200 a los 400 pesos por persona por una hora de práctica–.

“En la liga local somos 43. Entre ellos dos exjugadores de la Selección argentina, como Roberto Ayala y Sergio Vázquez. El Ratón va primero en el torneo”, cuenta De Ancizar. Y agrega que “no todo buen jugador de fútbol rinde. Lo que se necesita es una buena pegada. Un excelente defensor, pero rústico, puede que no funcione. Ayala tiene una pegada que desarrolló una vez que dejó la práctica profesional”. Y en relación a los beneficios con los que cuentan aquellos que provengan del golf, el presidente de la AAF sostiene “tienen lectura de la cancha, el entendimiento del juego y la concentración ya que, al ser un deporte individual, la cabeza es fundamental”.

Pero así como hay prácticas que se convirtieron en deporte, hay otras que todavía no alcanzaron esa categoría y que hoy transitan un camino para darse a conocer. Sebastián de Luca tiene 25 años y hasta hace poco repartía su tiempo entre su trabajo como despachante de aduana y una pizzería propia en Vicente López. Pero ya no. Ahora está a cargo, junto a un socio, de Hybridsports, una compañía que adoptó el Bubble Soccer y ahora lo comercializa en el país en formato de alquiler temporario.

¿Qué es el Bubble Soccer? Una disciplina con reglas similares al fútbol, pero con la diferencia de que se juega adentro de una burbuja inflable capaz de resistir todo tipo de embate por lo que cometer una falta es una de las partes más atractivas, algo que De Luca ya vivió cuando fue contratado por marcas como Quilmes, Bayer y Mercedes Benz para realizar team building. “Lo primero que me piden los trabajadores es que los ponga en el equipo contrario del gerente o del jefe”.

El alquiler comprende 10 burbujas, arcos, pelota y un animador. El valor es de $4.800 la hora y de $6.800 las dos horas. “Nos contratan tanto para cumpleaños como para casamientos o bautismos. No termina saliendo caro porque llegan a participar más de 20 personas entre cambios de equipos”, agrega.

Pero no es el único juego con el que cuenta. Otro de los más solicitados es el Kick Darts, una fusión perfecta entre jugar al fútbol y a los dardos. Se practica con un blanco inflable de 5 metros de alto, seis pelotas y un animador. El costo es de $5.400 por dos horas y de $8.200 las dos horas. ¿Más? Sí. El Foot Pool es otro de los más pedidos para los chicos. Una cancha gigante de pool que comparte todas las reglas de esta disciplina pero que se juega con pelotas de fútbol –$5.600 las dos horas y $8.400 las cuatro horas–.

Lo que queda claro es que el fútbol es el campo donde la ilusión, al menos por un rato, se hace realidad.

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