Hernán Canuti es un prestigioso fotógrafo argentino, pero principalmente es un apasionado y un estudioso. En 2001 su vida tuvo un giro rotundo. El vuelo de un cóndor en la pampa de Pocho, límite entre Córdoba y La Rioja, lo impactó de tal forma que lo llevó a estudiar esta ave en profundidad, primero biológicamente y luego a través de su vínculo con los pueblos originarios.
Es que para los indígenas andinos el cóndor eleva el alma de los muertos, una imagen que Hernán conoce por su trabajo durante 9 años como corresponsal de Guerra en la agencia Associated Press, que incluso lo llevó a ganar un premio de fotografía periodística a nivel mundial.
PUNTO DE INFLEXION
Afganistán, Somalia, Sierra Leona, fueron algunos de los países donde le tocó cubrir conflictos. Ahora a la distancia recuerda aquellos años, valorando las enseñanzas que le dejó conocer de cerca la muerte.
“Venía ‘quemado’, muy triste porque detrás de la cámara de alguna manera sos un canalla. La gente se está muriendo despacito y vos estas ahí para tomar la fotografía, que era mi función. A mí me interesaba mostrar la gente que vivía bajo la guerra, la que estudiaba, que cuidaba a sus hijos y que hacía el amor. Que estaba viviendo esa tortura, pero que aún vivía, que estaba feliz. Es gente que la pasa bien porque sabe lo que es la vida”, narra en diálogo con Diario Patagónico.
“Nosotros nos hacemos problema porque no comemos un día y ellos no comen días. En Sarajevo había gente que vivía debajo del subte durante meses, chicas que no tenían higiene femenina. Aprendí a ver ahí, pero la agencia pedía otras cosas, a ellos les interesa la foto del muerto. Estuve más tiempo de lo que hubiese querido porque cuando vine no tenía herramientas para solucionar eso que había soportado sin darme cuenta, porque la cámara era mi escudo”, reflexiona.
EL VUELO DEL CONDOR
El jueves Hernán llegó a Comodoro Rivadavia desde San Carlos de Bariloche, para exponer un trabajo que le ha insumido 12 años. La muestra se desarrollará a partir de mañana a las 20 en el Centro de Exposición Turística (CEPTur), gracias a una invitación del productor Iván Leske, ex integrante de la revista Noche Polar.
En total son 20 fotografías que tienen al cóndor como eje. “No presento al cóndor como taxonomía biológica, como pajarito, sino con la relación que tiene con los pueblos originarios que es lo más me llegó, el mensaje que me enseñaron”, explica.
“Una foto fue el inicio de todo esto. Me llamó la atención ver a un pájaro de tres metros de envergadura. Fue imponente. Sabía que vivía en lugares altos, pero nunca había visto uno de tan cerca. Ese día estaba sacando una foto de un sol, despuntando el vicio como dicen los fotógrafos, y en mi visión periférica apareció una sombra que se escuchaba volar, todo eso me llenó los sentidos e hice la foto”, recuerda.
“A partir de eso quise saber qué bicho era el que estaba fotografiando, y comencé a tomar contacto con biólogos y veterinarios, con gente de la Ciencia. Comencé a ir a la Facultad como oyente de Biología y en dos años sabía cuáles eran sus hábitos. Pero en esos viajes me encontré con la gente que vive en las montañas, empecé a tener contacto y el cóndor como parte biológica comenzó a perder importancia, comenzó a tener importancia la parte espiritual, fue lo que me dejó asombrado por lo simple”, agrega.
Hernán es fotógrafo desde los 16 años, pero asegura que profesionalmente comenzó a los 22. Su primera gran experiencia la tuvo cuando se produjo el conflicto de La Tablada en 1989 y él era todavía un adolescente. “Yo me metí, era pendejo y me tiraban a 200 metros, no me iba a tirar ni un poco de tierra, pero salió en la tele porque fui el loco que quería fotografiar lo que pasaba adentro”, rescata sobre ese hecho que despertó su curiosidad por el conflicto.
Luego se fue a vivir a Europa y conoció de cerca la muerte y la tristeza en ese continente al igual que en Africa y Asia, una vida profesional que dejó al ver volar a esta ave que le cambió para siempre la visión de la muerte.
- 03 febrero 2013