En Argentina, los años de 1900 a 1902 fueron de intensa agitación obrera y se produjeron numerosas huelgas en todos los gremios y en todo el país. La jornada laboral era de un mínimo de 10 horas, con los salarios bajos. Como resultado de la presión obrera, para 1902 la mayoría de los gremios había conseguido algún tipo de mejora en las condiciones laborales.
A mediados de 1901 hubo en Buenos Aires una gran huelga de panaderos, gremio fundado por Errico Malatesta y Ettore Mattei, reclamándose un peso diario -en lugar de la comida en el establecimiento- y el aumento de un hombre por cuadrilla. Durante el conflicto se emplearon el boicot y el sabotaje, lográndose un triunfo total e imponiendo una burla social que quedó vigente hasta nuestros días.
Es que dentro de las cuadras, las masas crudas de factura fueron tomando formas caprichosas a las que le daban nombres jocosos, una burla dirigida hacia los sectores oligárquicos y conservadores del país. Así nacen los cañoncitos o bombas de crema como respuesta al ejército; los vigilantes que emulan a la figura policíaca y los controversiales sacramentos, bolas de fraile y suspiros de monja como cachetazos hacia la Iglesia.
Al concluir la huelga (en la que los panaderos lograron sus objetivos), las nuevas facturas siguieron formando parte del surtido de bollerías que ofrecen las panaderías. Al día de hoy esos términos siguen usándose para designarlas, aunque ya de manera inconsciente.
PRIMERA SOCIEDAD DE RESISTENCIA
El 4 de agosto de 1887, gracias a la iniciativa del anarquista Ettore Mattei, se funda oficialmente en Buenos Aires la “Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos” y, paralela a ella, una asociación de apoyo mutuo. Será la primera sociedad de resistencia obrera de la República Argentina y, aunque el carácter anarquista no aparecerá de manera explícita, se basará en los principios anarco-sindicalistas de la acción directa y la huelga revolucionaria.
Errico Malatesta, radicado en Argentina en una estancia que se extendió por muy pocos años (entre 1885 y 1889), redactó los estatutos que sirvieron de modelo para otras sociedades de resistencia creadas por anarquistas, como los zapateros, los zingueros, los mecánicos o los carpinteros.
El secretario-gerente de esta asociación fue Ettore Mattei, quien ocupó el cargo durante nueve años. Anarquistas destacados de esta sociedad fueron Francesco Momma, Rafael Torrents, José Eyra y Marino Garbaccio.
Eran épocas en que la mayoría de los sindicatos apuntaban a la formación de sus trabajadores y a la difusión de sus ideas y en ese marco esta sociedad de resistencia editó entre 1894 y 1930 el periódico El Obrero Panadero, del que fue primer redactor jefe el propio Mattei.
Las condiciones de trabajo de los panaderos eran verdaderamente duras y se efectuaban en pequeñas empresas y para grupos de dos a cinco trabajadores (maestro de pala, amasador, uno o dos ayudantes, estibador y encargado de maquinaria), a los que se añadía uno o dos repartidores, uno o dos dependientes y un peón de patio.
El horario de trabajo nocturno marcaba y singularizaba los panaderos del resto de oficios, los aislaba del resto y los dotaba de una gran libertad de expresión. Formaban pequeñas comunidades laborales y en muchos casos dormían o vivían en el mismo lugar de trabajo.
En muchas panaderías el propietario -un obrero que se había independizado- convivía con sus obreros, lo que provocaba no pocas fricciones. Los abusos patronales comprendían largas jornadas laborales de hasta 11 horas, sueldos bajos, comida de poca calidad, falta de condiciones higiénicas y actitudes paternalistas de control.
- 06 agosto 2014