La división de poderes es para el que vendrá

Lo pregonan desde la escuela primaria y lo repite cualquier político que se precie de republicano en cuanto tiene un micrófono cerca. El papel lo cumplen tanto los que disputan el poder nacional, como el provincial o el municipal. Se trata de la división de poderes, básica si se pretende hablar de una República con mayúsculas en la que al controlarse entre sí, ni el Ejecutivo, ni el Legislativo, ni el Judicial, se desviarán de lo que dicen las Constituciones que rigen nuestra vida democrática desde 1853, con variadas interrupciones en el siglo pasado, pero ya en el año 33 de continuidad, si el parámetro es ir a votar cada dos años.
Además –siempre han perorado-, está el mal llamado "cuarto poder", ejercido en teoría por el periodismo independiente, crítico, celoso custodio de nuestras normas y fiel exégeta de la tolerancia y de practicar aquello que le atribuyen a Voltaire: "no comparto nada de lo que decís, pero daría mi vida para que puedas expresarte".
La introducción que contiene algún que otro sofisma intenta resaltar varias costumbres que han quedado instituidas en los últimos años, a veces por intereses inconfesables y otras por simple comodidad. Lo que ha ocurrido en los 22 días de gobierno de Mauricio Macri tal vez solo sea una acabada y brutal manifestación de lo expuesto. La serie de decretos supuestamente imprescindibles para gobernar y que se emplean porque el Congreso se halla de receso, es una buena forma de comprobar una vez más que a los diputados y senadores -como a legisladores provinciales y concejales- se los considera meros certificadores de decisiones que se toman en otro lado, sea en la Casa Rosada o en las oficinas de un CEO que conduce algún poderoso grupo empresarial.
En esta provincia ha sido sintomático al respecto lo que ocurrió con la ley de emergencia económica que se sancionó en un lugar ajeno al recinto parlamentario, cerca de la medianoche del último día de gestión del anterior gobierno y con la latente amenaza de veto -que luego se cumpliría- por parte de Martín Buzzi.
Esa norma, que Mario Das Neves alega imprescindible para encaminar su gobierno, volvería a ser tratada esta semana, con algunas correcciones de forma pero que en lo sustancial respetan lo que pedía el nuevo titular del Ejecutivo, poder que también ha demostrado su pleno ejercicio al anunciar que derogará otra ley que del gobierno anterior –la que instalaba la discusión sobre la posibilidad de iniciar exploraciones mineras en ciertos puntos de la provincia-, que más allá de la forma desprolija en que fue sancionada, tenía el aval de la mayoría de los diputados. Otro revés para el Legislativo cuyos integrantes, claro, muchas veces prefieren dar batallas por cuestiones aleatorias como asegurarles el pan a sus fieles en la hora del desbande.
En Comodoro, mientras tanto, la fórmula no ha sido desconocida, tal como lo manifestó el detallado informe de El Patagónico publicado el último sábado, donde queda claro que la mayoría de los concejales se prepara solo para las Horas de Preferencia, donde pueden hacer gala de su verba florida (algunos con mejor sintaxis que otros) para explayarse sobre los grandes temas sociales; las efemérides según visiones contrapuestas por ideologías de cuna, adolescencia o madurez; y diversas cuestiones que rara vez podrían torcer o marcarle al camino al intendente de ocasión.
Prueba de ello es lo que ocurrió con la venta libre de pirotecnia, cuando todo indicaba que este año sería regulada como se lo prometieron más de una vez los legisladores a los representantes de las organizaciones que en esta ciudad reclaman lisa y llanamente su prohibición, como ocurre en las ciudades más avanzadas del país. Y no es que solamente perjudica a los animales. Hace unos días pudo escucharse en Radio del Mar el doloroso testimonio de un padre cuyo hijo padece Trastorno del Espectro Autista y a quien por su sistema auditivo hipersensible los fuegos artificiales implican para él una oscura noche de terror. Ese padre habló, pero seguramente no es el único que atraviesa esta situación.
El Código de Desarrollo Urbano, totalmente necesario para una ciudad que en ocasiones parece manejarse con las mismas costumbres que hace más de 50 años (durante el primer boom petrolero), ha vuelto a ser una asignatura pendiente, mientras a diario vemos cómo van derrumbando antiguas construcciones que darán lugar a grandes torres que albergarán a más gente en sitios donde infraestructura y espacios verdes parecen quedar en un segundo plano.
La conformación del Ente de Control de los Servicios Públicos es otra deuda legislativa en esta ciudad, donde pareciera que se selecciona a quién exigirle tenga todo en regla: automovilistas; comerciantes; propietarios de locales que ofrecen determinados servicios.
Además, si no hubiera sido por la declaración de "patrimonio histórico", se hubiera continuado adelante con las modificaciones en el Chalet Huergo, donde parecía que los concejales no tenían nada para decir, ni siquiera aquellos que repetían mandato y cuentan con experiencia en estos temas, no solo por ser de la ciudad sino porque hace más de dos décadas que viven de la cosa pública.
Del Poder Judicial, en tanto, ¿qué más se puede agregar a lo que salta a la vista? Sin dudas callar si no soplan buenos aires para jueces y fiscales brinda réditos a la hora de los cambios políticos, cuando la mayoría exhibe una agilidad que desmiente aquello de los largos tiempos de la señora de supuesta venda en los ojos. Ejemplos hay, tanto en Nación como en Chubut.

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