Okunoshima: la isla de los conejos

El sobrenombre no es por la forma de su relieve, sino que se llama así porque tiene sobrepoblación de estos animales. Esta isla pertenece a Japón y se encuentra en la zona sudoeste del país, a una hora en barco de Hiroshima.
La isla de Okunoshima no es grande. Tampoco tiene impresionantes neones y luces como los de la ciudad de Tokio, ni siquiera un solo rascacielos. Pero tiene algo con lo que no cuentan las demás islas niponas: conejos. Muchos conejos que no dejan indiferentes a los visitantes que acuden a este lugar. Tal es este fenómeno, que la isla es más conocida como 'Usagijima' (que significa "isla de conejos" en japonés).
Está situada en el sudoeste de Japón, en la prefectura de Hiroshima, y es uno de los lugares más encantadores que existen, o como dicen en japonés, un lugar muy "kawaii".
A pesar de que el gran número de conejos hace que sea un lugar peculiar e incluso divertido, la forma en la que llegaron allí estos animales dista mucho de ser una historia bonita. Como cuenta el diario británico The Guardian, durante la Segunda Guerra Mundial - entre 1939 y 1945- Okunoshima fue un centro de producción de armas químicas para el Ejército Imperial Japonés, que produjo más de seis kilotones de gas mostaza. La isla fue elegida por su aislamiento, conducente a la seguridad, y porque estaba lo suficientemente lejos de Tokio y otras áreas en caso de desastre. El programa se mantuvo en secreto y durante sus 16 años de operación Okunoshima incluso fue borrada de los mapas. A los residentes y potenciales empleados no se les dijo lo que la planta estaba fabricando y todo se mantuvo en secreto. Los conejos fueron llevados allí intencionadamente para probar en ellos los efectos de este gas.
No hay acuerdo sobre si los numerosos conejos que habitan en la actualidad proceden de los que fueron enviados allí para experimentar con ellos o no. Algunos aseguran que los conejos de hoy son descendientes de los que fueron liberados de la fábrica por los trabajadores cuando finalizó la guerra. Sin embargo, otros se muestran "menos convencidos" ya que se informó en su momento de que todos los animales fueron aniquilados cuando cesó la producción, según cuenta The Guardian.
Con el fin de la guerra fueron quemados los documentos relativos a la planta y las Fuerzas de Ocupación Aliadas eliminaron el gas, ya sea por traslado, quema o enterrándolo, y las personas se les dijo que guardasen silencio sobre el proyecto.
Aunque en la actualidad todos la ven como una isla muy acogedora, en la época de la II Guerra Mundial estuvo rodeada por el secretismo. Al parecer llegaron a producir cinco tipos de gas distintos, que usaron en la guerra contra China.
Sea como fuere, Okunoshima, o "isla de los conejos", se estableció como un parque una vez acabado el conflicto y es ahora un destino turístico que cuenta con un hotel, un campo de golf, el Museo de Gas Venenoso y por supuesto muchísimos conejos. El hotel ha visto recientemente un fuerte aumento de visitantes a la isla cuando se difundió en Internet el conocimiento de los peludos residentes de la isla.
Aunque salvajes, los conejos en la isla no tienen miedo de los humanos y se acercan a los visitantes en busca de un bocado. Los turistas pueden acariciar y alimentar a los animales pero, en un esfuerzo por preservar la población de conejos, no son permitidos en la isla ni perros ni gatos.
Algunos sostienen que la isla podría no ser completamente segura, ya que nunca ha habido ninguna descontaminación importante. Se rumorea que hay varios lugares cerrados donde los trabajadores, según los informes, enterraron gas cuando terminó la guerra.

Fuente:

Dejá tu comentario

Las Más Leídas del Patagónico