Al morir, Vanesa Farías estaba embarazada de dos meses

Vanesa Farías transitaba el segundo mes de embarazo cuando fue asesinada por su ex pareja, Horacio Atay. El dato se conoció luego de un estudio de laboratorio que se le realiza de manera rutinaria. La familia exige justicia y que se detenga cuanto antes al asesino. Mañana habrá una marcha en las calles de Comodoro.
Vanesa Farías (38) estaba embarazada cuando la mataron. Transitaba el segundo mes de una gestación que incluso al parecer hasta sorprendió a su círculo más íntimo. La situación fue descubierta por los científicos luego de un análisis de laboratorio que se realiza de rutina en las autopsias.
"Vanesa era muy buena madre". Así la definieron sus familiares y allegados. Vivía para sus hijos. Trabajaba como empleada de limpieza en un hotel céntrico y hacía poco tiempo que había iniciado una nueva relación sentimental, con Guillermo C., luego de haber terminado en muy malos términos su relación con Horacio Fabián Atay (42), el padre sus tres hijos, el menor de los cuales -de 3 años- fue testigo del salvaje ataque del miércoles por la noche. Los otros dos son adolescentes.
Según fuentes consultadas por El Patagónico, las denuncias de Vanesa contra Atay en la Comisaría de la Mujer datan de 2010. El año pasado, incluso, el hombre tenía vigente una exclusión del hogar que ya había vencido cuando ocurrió el ataque.
Hace seis días, Vanesa había salido a comprar con Guillermo cuando Atay les salió al cruce. Fue a dos cuadras de la casa de los padres de ella, ubicada en Saavedra y Maipú. Una vez que neutralizó la defensa del novio de su ex, Atay atacó con un cúter a Vanesa, provocándole diez cortes con un elemento filoso y con punta. Esa arma siempre la llevaba en el vehículo, según los testimonios.

DAÑO IRREVERSIBLE
Las laceraciones en una glándula mamaria y en el corazón le provocaron a Vanesa un daño irreversible, del que ya no podría volver. La mujer atinó a defenderse instintivamente ya que tenía heridas en los brazos e incluso un corte a la altura de la nuca cuando quiso escapar del ataque. Fue auxiliada por su pareja y trasladada hasta la casa de sus padres, donde esperaron la ambulancia. Fallecería dos días después.
Ayer, policías de la Seccional Segunda recuperaron imágenes de una cámara de seguridad de un multirrubro de la zona para sumar a la causa, en tanto continúan buscando otras imágenes en el sector.
Se supo también que ese mismo día del ataque Atay había visto a sus dos hijos adolescentes ya que Vanesa cumplía con lo dispuesto por la justicia que le había otorgado ese derecho al hombre.
Luego de haber estado con ellos, alrededor de las 18 los llevó de vuelta a la vivienda de la calle Saavedra, donde Vanesa había vuelto a vivir con sus padres después de haberse separado. Horas después la atacó.
Para la familia hay una premeditación en los movimientos del asesino, ya que esperó el momento oportuno para atacarla. Hay que recordar que acechaba a Farías fingiendo ser policía, con tricota y una réplica de arma de fuego. Ayer el caso recayó en manos de la fiscal Mónica García, luego de que su colega, Martín Cárcamo, realizara las primeras medidas.
La familia de Vanesa recibe apoyo del Servicio de Asistencia a la Víctima del Delito, organismo que depende del Ministerio Público Fiscal. Mariela, su hermana, pide justicia y que se atrape de una vez a Atay. Ella recibió con beneplácito la convocatoria a la marcha que mañana a las 18 se llevará a cabo en el centro de la ciudad y que organiza la multisectorial de mujeres en busca de que se declare una Ley de Emergencia para abordar en forma eficiente la violencia de género.

HABRIA CAMBIADO EL VEHICULO
Ayer este diario conoció un nuevo dato. Que Atay cambió de vehículo para escapar. La Renault Sandero Stepway que no fue hallada en los allanamientos a las viviendas en las que frecuentaba, habría sido vendida. Eso es al menos lo que llegó a oídos de los investigadores. E incluso la búsqueda del homicida se direccionó rápidamente hacia Puerto Deseado y Las Heras, donde tiene familiares y podría haber llegado buscando ayuda. Por tal motivo, la Policía de Santa Cruz y la Brigada de Investigaciones trabajan en forma conjunta.

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Lo que muchos temen es que pueda cruzar la frontera y afincarse en algún país vecino, teniendo en cuenta que la agresión ocurrió hace seis días. El domingo debió haberse presentado a trabajar en la empresa de servicios petroleros en la que se desempeñaba.
Lo cierto es que sin mayores recursos, Atay estaría acorralado. La pena que le espera puede ser la prisión perpetua, ya fuese por femicidio o por la figura penal de homicidio agravado por el vínculo y por la relación con la víctima –en este caso ex cónyuge-.

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