Agosto, mes de la Madre Tierra

Se dice que Jujuy "es entrar a la casa de un amigo" para vivir momentos inolvidables no solo por la hospitalidad y generosidad de los jujeños, sino por la oportunidad de compartir expresiones profundas de una cultura vivía.
La ceremonia de veneración de la Pachamama es para honrar, agradecer y pedir a la Madre Tierra por la prosperidad de todo el año. Es considerada la tradición más antigua de las celebraciones religiosas de América del Sur. Los festejos se convierten en un espectáculo de color, música y bailes que recupera coplas ancestrales en las voces quichua y aimara. Una fecha que recupera el espíritu comunitario y lo extiende a los visitantes.
Los festejos arrancan siempre el primer día de agosto, el Día de la Pachamama. La ceremonia empieza muy temprano, con el sahumerio de la vivienda, sus habitantes y las visitas. La basura juntada en las esquinas hace de base a la humareda que se complementa con chacha y pupusa, dos plantas aromáticas típicas del Noroeste.
Al mediodía se realiza la ceremonia en la que se alimenta a la Madre Tierra. El ritual se hace en un pozo en la tierra -habitualmente se cava en el centro del patio- donde se colocan el sahumerio y la chicha, una bebida alcohólica típica y muy popular en la región. Los lugareños se arrodillan frente al pozo para pedirle perdón a la Tierra, le agradecen y rezan. Luego depositan en el pozo comidas criollas, hojas de coca, bebidas y otras ofrendas para nutrir el agradecimiento y el pedido.
La ceremonia concluye al tapar al pozo con una piedra blanca, lo que se conoce como una apacheta y es la marca que identifica al lugar para volver el próximo año a agradecer y pedir por otro período de prosperidad para la comunidad. La Madre Tierra también recibe cigarrillos encendidos que se prenden al final de la ceremonia.
El espíritu comunitario se consolida al final del ritual. Todos los participantes se toman de las manos para expresar el espíritu de hermandad y danzan en rueda alrededor del hoyo, al son de cajas y quenas en coplas.
El perfume de sahumerios e inciensos, la acción de dar de comer a la Madre Tierra y la entonación de coplas son las principales características de esta veneración.
Además a lo largo de todo el mes los jujeños aprovechan para sahumar a sus seres queridos, mascotas, y pertenencias como vehículos y viviendas, para de esta manera librarlos y protegerlos de los malos augurios como la envidia.
Puestos y ferias ubicadas en los alrededores de la vieja terminal exponen un sinfín de artículos y especias ideales para agasajar a la madre tierra. Resinas, incienso, mirra, romero y coa, son algunas de las aromáticas que se utilizan para sahumar y limpiar el aire, tanto de bienes materiales como de las personas.
La Pachamama es un ritual que recupera la prioridad de lo femenino sobre lo celestial. La historia cuenta que es la diosa la que sobrevive a Pachacamac, quien muere después de fecundarla. Y que esa cópula sagrada es el origen de los dioses del cielo: el sol y las estrellas.

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