Cuando leer un cuento significa mucho más que un momento de diversión

El Plan Provincial de Lectura impulsa desde hace 12 años el programa "Abuelos y Abuelas que Leen Cuentos". Busca establecer un vínculo entre niños, abuelos y comunidades escolares de Chubut. En la actualidad hay más de 80 voluntarios y el grupo más emblemático se encuentra en Comodoro Rivadavia. La iniciativa permite que los adultos mayores encuentren un espacio para conectarse con la comunidad y brindar contención a los pequeños. Señalan que es necesario que se sigan sumando voluntarios para que se alcance el objetivo de "un abuelo, una escuela".
Hace cuatro años Elsa Albornoz observó en el diario un aviso que buscaba "Abuelos que se animen a leer cuentos en las escuelas". La mujer de 82 años no dudó en dirigirse a la biblioteca de la Escuela 83 para comenzar con una iniciativa que tiene como mayor satisfacción el amor y el cariño que retribuyen los más pequeños.
Elsa es una de 17 personas que actualmente integra uno de los grupos de "Abuelos y Abuelas que Leen Cuentos" de Comodoro Rivadavia, una propuesta que se realiza a través del Plan Provincial de Lectura de la Subsecretaría de Gestión, Política y Evaluación Educativa –a cargo de Paulo Cassutti- y que busca establecer un vínculo entre niños, abuelos y comunidades escolares de todo Chubut.
En ese sentido, Cassutti sostuvo que el programa permite establecer lazos que son muy importantes para la sociedad, donde los abuelos pueden brindar sus experiencias y acercarse a los niños a través de la lectura, lo que también dispara múltiples acciones.
La coordinadora del plan, Silvia Contín, sostuvo que la propuesta comenzó hace doce años en Chubut y el primer grupo de lectura se conformó en Puerto Madryn para después irse expandiendo en distintas partes de la provincia.
En la actualidad, el proyecto cuenta con más de ochenta voluntarios que visitan las escuelas de Camarones, Comodoro Rivadavia, Esquel, Lago Puelo, El Hoyo, Puerto Madryn y Trelew. También se encuentran en instancia de formación grupos de abuelos lectores de Rawson, Sarmiento y Gaiman.
"El programa es muy sencillo. No tiene que ver con la narración ni con nada artístico. Es leer en voz alta y se trabaja en grupo para que puedan mejorar y una vez que se sientan seguros puedan soltarse", manifestó Contín.
El programa se adapta a la comodidad de los abuelos por lo que cada uno de ellos elige la institución más cercana a su domicilio y el tiempo que destinará en cada intervención. "Se trabaja con el deseo del abuelo, que da el tiempo que quiere dar. Hay abuelos que dan cuatro o cinco visitas semanales a las escuelas, hay abuelos que van cada 15 días o una vez al mes. Se trabaja a voluntad y son ellos los que marcan el ritmo del programa", indicó la coordinadora del plan.
Otro punto que destacó Contín es que se trabaja para recuperar la experiencia del abuelo como lector, lo que evidencia la autoridad que tienen los adultos mayores en cada una de las instituciones a las que asisten.
"Por ahí generan más autoridad que un maestro porque los chicos los miman, los cuidan, los esperan y los escuchan. Algo que no siempre pasa en las aulas. Ellos están regalando su tiempo y jamás van a pedir un trabajo práctico. Esto es lo que nosotros llamamos como intervención cultural donde el libro cobra otro sentido. Ese proceso ayuda muchos a los abuelos que no tienen a su familia cerca o que sus nietos se fueron a estudiar puedan construir un vínculo a través de la lectura y creemos que es una de las razones por la cual el programa creció tanto", analizó.

BRINDAR UNA SONRISA
Oscar Ricardo Díaz sufría un problema cardíaco por lo que empezó a practicar tangoterapia y una de sus profesoras lo invitó a la plaza Independencia de Trelew para realizar una exhibición.
Oscar asistió con su esposa Mirna Gladys Sánchez y se llevaron la sorpresa de la gran cantidad de pequeños que había en el espacio público. "Me acuerdo que subimos a la glorieta y nos preguntaron si queríamos leer un cuento y así empezamos de la nada. Fue una experiencia muy linda y nunca más la pudimos dejar, pese a que no sabíamos que se hacía en Trelew o en Chubut", sostuvo.
Oscar recuerda que despertaron la atención de los más chicos y que con su esposa leyeron un párrafo cada uno para que la experiencia fuera completa. "Yo en mi vida hice muchas cosas, pero sentarte a leer y que los chicos te escuchen de la manera que me escucharon ese día, nunca me había sucedido", manifestó.
Así se sumó al programa y ya lleva más de cuatro años leyendo en las distintas instituciones de la provincia. "Tuvimos la suerte de ir al encuentro de Epuyén y fuimos a una escuelita a leer el cuento 'La casita del árbol' donde los chicos nos preguntaban de dónde éramos y nos preguntaban cómo era la playa. Ahí nos dimos cuenta que tenemos que organizar algo para que los chicos conozcan el mar como también que para ser parte de 'Abuelos y Abuelas lee cuentos' tenés que estar muy predispuesto con el corazón abierto, a dar y recibir afecto", describió.
Oscar también aseguró que el grupo le permitió encontrar nuevos amigos. "Me hice amigo de un grupo de gente que piensa como uno. En tanto y en cuanto a decir que hay algo más allá de la computadora o las redes sociales. Un día nos invitaron a un jardín e hicimos una comparación entre lo que nosotros hacíamos y lo que se hace hoy. Hoy, por ejemplo, no se busca información en una biblioteca y eso es algo que tenemos que inculcarle a los chicos que siempre hay una herramienta más confiable que internet, que son los libros", manifestó.
"Esto es todo voluntariado y por el tema del trabajo uno no puede dedicarle tanto tiempo como quisiera, pero siempre encuentra un espacio para poder estar con los chicos", agregó.

UN GRUPO
NETAMENTE ACTIVO
El grupo de "Abuelos y Abuelas que lee cuentos" de Comodoro Rivadavia es uno de los más activos de la provincia, a tal punto que sus integrantes fueron nombradas como "Embajadoras de la lectura" por el municipio de Gaiman.
El paso de los años han permitido que construyan un estilo propio y que sea uno de los pocos grupos que mantenga reuniones mensuales para coordinar sus acciones. "Una vez al mes nos reunimos en la biblioteca de la Escuela 83 porque es el lugar más cómodo para todas. Compartimos las experiencias, vemos si hay nuevos materiales y si se incorpora una abuela o abuelo nuevo donde le leemos la reglamentación y la carta de presentación que cuenta con el aval del Ministerio de Educación", sostuvo Norma Pérez, una de las integrantes del grupo comodorense.
Las voluntarias cuentan con dos distintivos. Uno de ellos es un prendedor que tiene graficado un árbol lleno de libros y otro es una bufanda y una chalina de color violeta.
Asimismo, las abuelas coincidieron en que los cuentos que leen son variados para que los chicos no pierdan el interés en la lectura. "Tenemos cuentos clásicos hasta los más modernos. Los chicos te piden y por lo general el libro que nosotros llevamos está en la biblioteca de cada escuela para que los chicos lo puedan volver a leer. En muchos casos son ellos los que buscan los libros y te dicen quiero que leas esto. Ya nos hemos acostumbrado a llevar más de un cuento porque si la maestra lo permite llegamos a leer entre 2 o 3 cuentos en un máximo de 20 minutos", aseguró Norma.
Las integrantes del grupo local también concedieron en que el amor que generan los más pequeños hace que muchas veces quieran volver más de una vez a cada una de las instituciones y que resulte muy difícil irse de cada encuentro.
"A mí me ha pasado que por ahí estoy en el centro y me han visto y corren a abrazarme para decirme 'Abu que lindo verte'. Esas son cosas impagables porque se ponen contentos con solo verte", sostuvo Elsa, quien lee en la Escuela 13.
"Yo doy lectura en la Escuela 111 que fue en la escuela donde me llevaba mi mamá y para mí ya tiene un valor sentimental muy grande pero cuando los chicos te abrazan es algo que no se puede describir. El otro día vino uno de los chicos y me dice: 'Abu te amo'. ¿Cómo hacés para no querer volver?", describió Raquel Torres.
TRABAJAR CON
LOS MAS GRANDES
En general, los grupos de "Abuelos y Abuelas lee cuentos" asisten a las instituciones primarias para estar con más pequeños. Sin embargo, las voluntarias sostuvieron que los adolescentes también suelen pedir que se lea un cuento. "En la Escuela Ciudad de Yapeyú, yo trabajé con la profesora de plástica y el cuento que yo leía era el disparador para la clase. La vez siguiente me encontraba con la maqueta del cuento pero el objetivo no es darles tarea a los chicos. Es compartir el momento, pero igualmente prestaron atención y se mostraron entusiasmados", destacó Norma Pérez.
"Yo leo desde primer año a sexto pese a que la gente me dice que porqué le leo a los más grande porque son maleducados. La gente tiene la idea de que todos los chicos son así. Hay que saber qué cuento leer y cómo hacerlo", aseguró Rosa Herrera.
Mientras, Palmenia Chocobar contó: "sea primer año de secundario o primer grado, los chicos se sentaron y escucharon pero escucharon atentos no por un tema de compromiso que tenían que cumplir".
Y Susana Calfuquir subrayó: "yo creo que lo que la mayoría de los chicos quieren es que vaya gente de afuera a visitarlos y haga algo con ellos. Con tanta tecnología no agarran los libros y que le lean un cuento es algo novedoso para ellos porque lamentablemente fue una tradición que se perdió".

BUSCANDO GENTE
El grupo local también aseguró que es necesario que se sigan sumando nuevos voluntarios para cumplir con la misión de un abuelo por escuela. "Lo ideal sería que cada escuela tenga su grupo de abuelos porque no alcanzamos a cubrir las 100 escuelas de Comodoro. Nos ha pasado muchas veces que la escuela que tiene su abuela no quiere compartirla porque se dificulta el trabajo. No es necesario que sea un adulto mayor, basta que sea mayor de 18 años y que tenga ganas de colaborar", manifestaron.
Asimismo, las voluntarias pidieron que los organizadores de la Feria del Libro le cedan un espacio en la próxima edición. "Nos gustaría que nos hicieran un espacio en la Feria del Libro porque el año pasado no pudimos participar. Nosotros siempre trabajamos con la biblioteca cuando hay un encuentro en el Centro Cultural y trabajamos con el Rincón Infantil pero el año pasado no pudimos estar y nos gustaría estar este año", subrayaron.

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