Según infirmó Camuzzi, como parte de distintas recorridas técnicas y operativas efectuadas durante los últimos meses, personal de la compañía ha detectado más de 80 conexiones domiciliarias de gas natural directas y clandestinas, que constituyen un riesgo potencial para las demás viviendas del mencionado barrio.
El hurto de gas no solo constituye un delito, sino también un riesgo latente en materia de seguridad de las instalaciones y de la propia vida.
Las conexiones directas implican el abastecimiento de gas natural sin la correspondiente infraestructura y sin la intervención de personal idóneo. Se trata de conexiones sin medidores, sin reguladores de presión y en muchos casos, con elementos precarios que no están autorizados por las autoridades competentes para ser utilizados en instalaciones de gas natural.