Se llamaba José Ricardo Lineros Torres, pero todos lo conocíamos como “Chicho”. Había ingresado a El Patagónico el 1 de julio de 1973, hace 47 años, cuando tenía 24 de edad.
A raíz de una dolorosa enfermedad, nos dejó en las últimas horas este infatigable trabajador que por casi medio siglo hizo posible que el Diario estuviera en las calles de Comodoro y de la región.
Integrante del Taller de Impresión, su aporte diario era uno de los tantos considerados clave para que cada lector se encontrara con su ejemplar.
De andar pausado y hablar sereno, “Chicho” se supo ganar el afecto de todos los que lo conocieron, tanto en su vida privada como laboral, donde se le respetaba el conocimiento adquirido a la hora de hacer posible que todos los elementos que hacen a la impresión coincidieran en precisión y calidad.
Debido a estos tiempos de pandemia, en los últimos meses debió permanecer en su hogar, lejos del ruido de las máquinas que encendía cada noche de los últimos 47 años.
Pero el afecto nunca se perdió y aunque “Chicho” ya no está entre nosotros, su recuerdo quedará eternamente asociado a ese taller; a ese ejemplar de papel al que él le daba el último aprobado antes de que saliera a la calle.