Dos sospechosos de robo quedaron libres e iniciaron causa a remiseros que los golpearon

La jueza Mariel Suárez consideró ilegal la detención de Bruno Levicoy y Mauro García, aprehendidos y golpeados por un grupo de remiseros que los señalaban como autores del asalto a un compañero de la agencia "Roca" en las 1008 Viviendas. Tras el relato de la Fiscalía, y el reclamo de la Defensa, la magistrada dejó en claro que no hubo "cuasi flagrancia" en la detención y que pese a que los policías habían hecho bien su trabajo, "la ilegalidad comenzó con la aprehensión privada". La Fiscalía deberá abrir una causa para identificar a los cinco remiseros que los golpearon salvajemente.
Bruno Alberto Levicoy y Mauro Gabriel García fueron detenidos por un grupo de remiseros que los señaló como autores del robo a un trabajador del volante de la agencia "Roca", ocurrido en los primeros minutos de la madrugada de ayer. Antes de entregarlos a la Policía, los remiseros los golpearon con toda su furia. Con las huellas en su rostro, ambos jóvenes llegaron ayer a la mañana a la audiencia de control de detención.
Allí, la juez Mariel Suárez decretó ilegal la detención privada, dictó la inmediata libertad de los detenidos y dispuso no abrir la investigación "por falta de elementos".
La magistrado se tomó su tiempo para detallar cada una de las normas y garantías constitucionales que amparan a las personas que son detenidas, e incluso ejemplificó para todos los presentes en la sala de audiencias cuándo es que se está frente a una detención en flagrancia o "cuasi flagrancia". Es decir, cuando una alguien es detenido mientras comete un delito o inmediatamente después.
Suárez dejó en claro que "estas circunstancias no lucen en la causa". Fue luego de que la funcionaria de Fiscalía, Verona Dagotto, pidiera que se considerara legal la detención en "cuasi flagrancia" al describir que un grupo de remiseros detuvo primero a Levicoy, y luego a García, a partir de las características aportadas por la víctima de un robo.

EL ORIGEN DEL MAL
Según investiga la Fiscalía, el remisero E.B. levantó a dos pasajeros en la céntrica esquina de Moreno y San Martín. Conducía el interno 17 de la remisería Roca. Uno de los pasajeros llevaba vestimenta negra y el otro una campera roja y una remera blanca. El destino que señalaron los pasajeros fue la zona oeste y cuando estaban por llegar al complejo habitacional 1008 Viviendas, pidieron que los ingresara a una de sus calles internas.
Ante la negativa del conductor, decidieron bajar en Chile y Manuela Pedraza. Allí, según la Fiscalía, el que se había sentado detrás del remisero (García) le ajustó un cinturón en el cuello e hizo presión contra el asiento, mientras el otro (Levicoy, según el fiscal) le daba puntazos. Luego lo llevaron hasta el Sector 7 para despojarlo de 1.480 pesos, un reloj, unos lentes oscuros, una mochila con ropa y una billetera con 2.600 pesos y 5 mil pesetas. Después le rompieron el equipo de comunicación y huyeron.
La víctima llegó por sus propios medios hasta un retén policial y alertó del robo. Pero antes de que la Policía decidiera ir al lugar del robo, un grupo de remiseros ya tenía detenido en el suelo a Levicoy al que habían reducido a golpes aduciendo que era uno de los asaltantes.
Una hora y media después, García también fue detenido por este grupo de remiseros ya que "había sido visto junto a Levicoy en las 1008".
La fiscal Dagotto dijo que recién hoy el remisero iba a ser revisado por el Cuerpo Médico Forense por las marcas en el cuello que le dejaron los asaltantes, y adelantó que pediría la prisión preventiva de ambos.
La juez pidió entonces a la Fiscalía que diera cuenta del acta de secuestro de elementos personales de los detenidos, en donde no se hallaron elementos del robo; solo un cinto en poder de García.

TODO ILEGAL
A su turno, el defensor público, Ricardo Amado, destacó los malos tratos de la Policía por llevar a su asistido a la audiencia sin calzado y disintió con la Fiscalía en que las detenciones hubieran sido en cuasi flagrancia ya que no habían sido perseguidos. "Los remiseros salieron de redada" dijo Amado y entendió que esa aprehensión era de una "ilegalidad manifiesta", solo comparable con una actitud "parapolicial".
Amado diferenció el pantalón negro que la víctima describía en García, ya que el detenido tenía pantalón celeste con sangre tras la golpiza que recibió. Además, consideró que la Fiscalía debe perseguir todos los delitos, y que lo único que había en flagrancia era la golpiza con la que se encontraron los policías por parte de remiseros a sus asistidos. "Van con el carro delante del caballo", acotó.
A su criterio, los remiseros "salieron a la caza fortuita", sin corresponderse la ropa con el testimonio, por lo que pidió que se declarara ilegal la detención.
Tras escuchar a las partes, la juez Suárez analizó que "las personas fueron detenidas, no inmediatamente, no en flagrancia, no cuando estaban cometiendo el hecho, y tampoco inmediatamente después".
Y explicó que "no hubo una persecución, como surge de la propia acta. Se perdieron de vista esos sujetos y personas particulares empezaron a recorrer el barrio intentando dar con ellos, con una descripción que les había dado su compañero de trabajo. Y la descripción ni siquiera coincide con la vestimenta que tienen las personas aquí presentes".
"No se da la cuasi flagrancia, no se encuentran elementos del delito en poder de las personas, ya que se leyeron las actas de secuestros de pertenencias personales y no hay nada que diga que las personas se cambiaron las prendas de vestir en la comisaría. Todo eso me hace suponer que la detención claramente es ilegal. No por la participación de personal policial, que ha hecho sus funciones de acuerdo a lo que dice la Ley (porque personas privadas llamaron al personal policial diciendo estas personas asaltaron a un compañero)... la ilegalidad comenzó con la aprehensión privada" sostuvo Suárez.
No autorizó entonces la apertura de la causa contra los jóvenes golpeados, ya que el único elemento sería la detención de los sujetos.
La fiscal replicó que también estaba la posibilidad de que la víctima reconociera por lo menos a Levicoy y ahora podría pedir la apertura de la investigación nuevamente si suma elementos, o en todo caso puede solicitar una rueda de reconocimiento para Levicoy.
Al finalizar la audiencia, Levicoy y García fueron asesorados por su defensor para que hicieran la denuncia por las golpizas que les propinaron los remiseros. La fiscal Dagoto les dijo que ellas les recepcionaría las denuncias y que identificaran a los cinco remiseros que los habían golpeado porque lo que habían hecho los remiseros no estaba bien, pero tampoco lo que supuestamente habían hecho ellos."Yo le creo a la víctima", dejó en claro Dagotto antes de retirarse de la sala.
Levicoy y García (descalzo) salieron de la sala hacia la libertad. Afuera una mujer los retó y Levicoy subía y bajaba la cabeza en señal de que tenía razón quien le decía que si no había escarmentado con lo que le había pasado ayer, no lo haría más.

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