El Centro Catamarqueño festejó 76 años con la inauguración de un monumento en Mosconi

En el marco del 76° aniversario del Centro Catamarqueño de esta ciudad, el intendente Carlos Linares y el presidente de la institución, Julián Sosa, inauguraron ayer el Monumento al Trabajador Catamarqueño en el corazón de la plaza ubicada en Km 3, frente a la asociación vecinal. El momento permitió también que hubiera números artísticos y se recordara a esos pioneros que hicieron grande a la ciudad con su trabajo y esfuerzo.

También estuvieron presentes en la ceremonia integrantes de esa institución, como su vicepresidente Roque Oviedo y Ramón Heredia, actual secretario, quien luego –junto a "el Pollo" Morales- también entonó una zamba alusiva.
En ocasión del acto, se entregó al intendente Carlos Linares un ejemplar del libro de los 75 años de la institución y otro al ex presidente del Concejo Deliberante, Héctor Carmelino, que sancionó la ordenanza que data de 1997 y que contemplaba la construcción de este monumento.
El jefe comunal, al referirse a esta fecha especial para los catamarqueños que viven en Comodoro, sostuvo: "es un reconocimiento importante y valedero. En el monumento se nota cómo fue la migración y cómo se hizo grande la ciudad con gente que vino a trabajar y que engrandeció esta ciudad. Agradecemos por todo lo que nos enseñaron, sin perder sus raíces nativas". Asimismo, Linares reconoció que este monumento era una deuda pendiente con los catamarqueños y que se emplazó en un barrio especial con historia petrolera. A tal fin, se pidió a los vecinos que el espacio se mantenga.

ESPERADO MONUMENTO
El Monumento al Trabajador Catamarqueño se emplaza en Km 3, prácticamente frente a la unión vecinal del barrio Mosconi, y se trata de una obra que sobre una base de cemento disuelto consta de siete figuras en tamaño natural, representativas del hombre y la mujer catamarqueños en sus distintos oficios.
Las figuras representan a la Pachamama, a una alfarera y a una docente que señala a la provincia de Chubut como destino de la migración norteña. Entre las figuras masculinas, una representa a un albañil, otra a dos petroleros, un hombre mayor y un joven, simbolizando la primera llegada a la zona de un adulto que luego de afincarse traía a su esposa e hijos.
Generalmente, alguno de esos muchachos se convertía también en otro trabajador petrolero y finalmente en un profesional, como tantos que hicieron historia en esta ciudad y en la misma provincia.
La obra pertenece a las artistas Nadina Rodríguez y Flor Panizza, docentes de la Escuela de Arte de Comodoro. También cuenta en su base con la representación de los escudos de Chubut y de Catamarca, con piedras que se han traído especialmente desde la provincia norteña; una imagen de la Virgen del Valle y una alegoría final sobre la ruta del adobe.

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