A las 7:40 del viernes 25 de junio de 1982 un transporte de colectivos de larga distancia atropelló al cabo primero de Policía del Chubut, Esmir Abiles. Su conductor escapó. El integrante de la guardia de Infantería que realizaba un control de tránsito con dos grados bajo cero en Hipólito Yrigoyen y Belgrano murió al instante por aplastamiento de tórax. Pese a que un compañero intentó trasladarlo rápidamente al Hospital Regional, el policía perdió la vida en contados segundos.
Inmediatamente las comisarías alertaron la situación. Los testigos aportaron lo que vieron y se buscó cerrar las salidas de Chubut hacia el sur. Así se logró interceptar a dos transportes de larga distancia que viajaban rumbo a Caleta Olivia.
Abiles fue atropellado en momentos en que controlaba la circulación vehicular frente a la escuela 1. Procuraba que todos cruzaran seguros para iniciar las actividades del último día de su semana escolar.
Tras el alerta, la Policía de Santa Cruz interceptó dos colectivos sin pasajeros, un micro Magirus Deutz -patente B1 449481- y un Mercedes Benz –dominio B1 525045-. Los dos conductores fueron demorados y además de ser interrogados por la Policía de la Seccional Primera también fueron indagados por el juez Alberto Ravazoli.
Rubén Abiles, hermano del policía atropellado que es suboficial retirado de la Policía del Chubut, ante la consulta de Letra Roja confesó que en pleno gobierno militar nunca le informaron a la familia si se había hecho justicia o responsabilizado al conductor del colectivo que lo arrolló.
El cuerpo de Abiles fue velado en el Casino de Suboficiales que funcionaba en la guardia de Infantería. Allí se levantó la capilla ardiente de la que participaron sus compañeros, los representantes de las comisarías, la plana mayor de la Unidad Regional encabezada en ese tiempo por el comisario Allun Jones –hoy director del Museo Policial- y la Brigada Femenina.
Un cortejo policial acompañó los restos del malogrado suboficial hasta el cruce de las rutas 3 y 39, para finalmente seguir rumbo a Cholila donde fue sepultado. De esa localidad Esmir era nativo. Tenía seis hermanos, todos menores.
EL CONTEXTO
Abiles ingresó a la Policía del Chubut el 15 de junio de 1975 y cumplió diversos destinos: en Infantería de Rawson, Lago Blanco y finalmente llegó a Comodoro Rivadavia. Según recuerda su hermano, siempre quiso volver a Cholila porque extrañaba mucho a su madre. El día anterior a la tragedia Esmir se había comunicado con Rubén y habían quedado en que el próximo fin de semana se reunirían en Cholila para compartir una cena familiar. Al día siguiente lo atropellaron.
Ese viernes 25 de junio de 1982, cinco minutos después de la tragedia de Abiles una operaria textil -María Buenanotte, de 30 años- fue embestida frente a la empresa Guilford por una camioneta.
Se trató de una jornada fatal en las calles y rutas de Comodoro porque 50 kilómetros antes de llegar al paraje Garayalde, con un camino nevado, un choque entre un colectivo y un camión dejó un saldo de un muerto y nueve heridos. Un transporte que llevaba personal de la empresa del Gas del Estado impactó contra un camión de la firma "Pissani Hnos" y el acompañante del camionero Oscar Galli Millaneri, de 20 años, perdió la vida.
En Comodoro y Sarmiento las tropas argentinas retornaban de la guerra de Malvinas, previo paso por Puerto Madryn, mientras Ronald Reagan se desprendía de su secretario de Estado, Alexander Haig, porque había tenido una pésima participación en el manejo de la crisis del Atlántico Sur, como así también en la guerra en El Líbano.
Mientras, una licenciada en Geopolitica Latinoamericana frente a graduados universitarios decía que la toma de Malvinas había sido un "tremendo logro de un objetivo político" y que en no más de un año se estaría negociando la devolución pacifica de las islas. Pasaron 34 años y todo continúa igual. En esos días también el genio del fútbol mundial, Diego Armando Maradona, viajaba a España para incorporarse al Barcelona por 8,8 millones de pesos.
Pero aquí era la muerte Esmir Abiles la que conmocionaba no solo a toda la Policía, sino a la sociedad en su conjunto.
"Benditos sean los padres que como hijo tienen a un héroe. Bendito sea la plata, que lo cobijo bajo su bandera. Bendita sea la tierra de los mártires porque de ellos será el cielo eterno. Bendito sea el recuerdo de los que sembraron a su paso, ramilletes de "no me olvides"", escribieron en 1982 desde la Unidad Regional en la carta enviada a los padres del cabo 1°.
EL RECONOCIMIENTO
El 29 de setiembre de 1985 la resolución 599 firmada por el jefe de Policía, Julio Leske, daba cuenta del "incremento poblacional existente en los barrios Palazzo, Ciudadela y Planta de Gas, y la falta de control policial permanente en la intersección de la ruta nacional 3, con los accesos a Diadema Argentina y Aeropuerto General Mosconi en la ciudad de Comodoro Rivadavia".
En esa "importantísima encrucijada vial", "con un volumen considerable de tránsito" desde la jefatura de Policía se pensó que era "necesario instalar una subcomisaria dotada de personal suficiente con equipo de comunicaciones y demás elementos operacionales que hagan el efectivo resguardo que se pretende".
Entre las funciones que se le solicitaban a la nueva dependencia había controles en horarios nocturnos en busca de la prevención, detectar infracciones a las leyes provinciales 25 y 92 y hacer cumplir todas las normas de transporte en general, "como así también propender a la seguridad vial". La subcomisaría incluso podía actuar operativamente en el cierre de ruta y resguardos.
"A esta dependencia se la reconocerá con el nombre de sargento Esmir Abiles, miembro de la repartición que ha caído en acto del servicio", firmó Leske.
La misma dependía de la Comisaría Mosconi y el jefe de Kilómetro 3 debía llevar un registro y estadística pormenorizada de la actividad desarrollada en la subcomisaría.
En la creación de la dependencia se dejaba en claro el homenaje al "servidor caído en cumplimiento del deber".
EL OLVIDO
Los efectivos de esa subcomisaria a lo largo de todos estos años realizaron importantes secuestros de cargamentos de droga y detectaron irregularidades en transportes. Pero desde hace tiempo que la vivienda prefabricada en la que funcionaba la subcomisaría fue perdiendo operatividad a raíz de las decisiones de las sucesivas jefaturas de Policía que se sucedieron.
Se levantaron los cuadros y la placa de Abiles y el lugar fue destinado a vivienda policial. Con un gran problema de cloacas, siempre fue un dolor de cabeza para la Policía, hasta que finalmente el edificio desde hace algunos meses quedó en manos de la Municipalidad de Comodoro Rivadavia. En el lugar trabajan dos inspectores de tránsito que controlan el ingreso de camiones a la ciudad. Solo quedaron la madera que sostenía la radio policial y una vieja antena.
Ningún otro vestigio de aquella subcomisaría permanece y a no pocos les provocó desazón hallar el cuadro polvoriento de Abiles un tiempo atrás en la comisaría de Mosconi.
Es que con el traslado del Módulo Norte 20 kilómetros al norte del ingreso a la ciudad el puesto caminero quedó prácticamente inútil. Hoy es factible que haya agentes de calle, suboficiales y hasta algún comisario actual que ignore quién fue Esmir Abiles. Y actos como el que motiva esta nota no ayudan a perpetuar la memoria de quienes cayeron en cumplimiento del deber.
Hoy el recuerdo y homenaje a un servidor público que perdió la vida mientras velaba por la seguridad de los niños que llegaban a la escuela 1 quedó en el olvido.
Rubén Abiles y algunos comisarios en actividad están dispuestos a subsanar la omisión. Ya la inquietud ha sido planteada en la Unidad Regional de Policía para que la subcomisaría o dependencia caminera que resguarde a toda la zona norte de la ciudad vuelva a llevar su nombre.
- 30 octubre 2016