El sacerdote que nunca abandonó los oficios laborales

Además de sus actividades religiosas, el padre Fabián García todas las tardes cumple distintas actividades. Suelda, pinta y realiza tareas de albañilería. En la actualidad cerca un terreno de la Fracción 15, llamado Santísima Cruz, donde sueña con construir un templo.

El cura Fabián García es oriundo de General Villegas, provincia de Buenos Aires, donde desde chico “mi papá me llevaba a trabajar; después trabaje con un tío que me enseñó mucho. Cuando entré al seminario pensé que no iba a trabajar nunca más, porque un sacerdote no hace estas tareas, pero la vida me fue llevando por caminos que eran necesarios”, relató el sacerdote a El Patagónico en un descanso de su labor en el lote de la Fracción 15.

A los 22 años inició el seminario para ser parte de la iglesia católica. Eso fue a fines de los años ’90 y su primer año lo cursó en Comodoro Rivadavia. Fue en el periodo 1997-2000 cuando conoció esta ciudad. El resto de la formación la cumplió en Buenos Aires.

El religioso tuvo una larga estadía en Trelew. Allí se quedó durante 19 años hasta que el obispo lo envió nuevamente a Comodoro en 2020, en plena pandemia de Covid-19. Así fue que llegó para estar al frente de las iglesia Nuestra Señora de Luján, en Canadá y Francisco Behr; en la capilla La Esperanza en las 1008 Viviendas; en la Santísimo Sacramento en el Abel Amaya y el terreno de la Fracción 15 denominado Santísima Cruz.

En medio de la jornada ventosa de este último miércoles, el padre Fabián -junto a tres voluntarios- soldaba varillas de bombeo a los postes de tubing para completar el cerco en el lote que posee en el ingreso a la Fracción 15.

En el lugar, dijo que “haremos un templo. Por ahora pudimos traer unos trailers para poder reunirnos. Al no tener un espacio físico resguardado, no hacemos actividades”, explicó el sacerdote que estaba con un mameluco, casco y protectores de oídos.

El cura se tomó unos minutos y explicó que “la mayoría de los sacerdotes, ante de entrar al seminario, tenemos un oficio y yo cuando entré al seminario ya me había recibido de Maestro Mayor de Obras. Trabajé en obras, fui a una escuela técnica, donde me enseñaron de todo en mi pueblo natal”, contó.

Para el padre Fabián, “el oficio se guarda y se queda. Además de mis tareas sacerdotales, a veces es necesario hacer algunos trabajos prácticos y yo ya lo sé hacer. Trabajamos con la comunidad, gente de las parroquias y con la colaboración de mucha gente porque yo no tengo tantas herramientas”.

En esta ocasión le habían prestado el carrito, la soldadora y el generador. “La gente con la que trabajamos son todos voluntarios y he hecho muchos trabajos en durlock, albañilería o pintura”, detalló.

“HAY QUE TENER UN OFICIO PARA PROGRESAR”

El cura detalló que en Trelew “trabajamos mucho y generalmente ayudaban señoras de la parroquia. Fue muy linda la tarea y fueron muchos años donde hicimos muchos trabajos. En Comodoro, desde que llegué estamos haciendo muchas cosas”.

En los años 1997 y 1998 comenzaron los trabajos en la parroquia San Cayetano, ubicada en la avenida Polonia y calle Bruno Pieragnoli. En esos años “no había nada, era un terreno como este y empezamos a trabajar de cero. Cuando no hay presupuesto para pagar mano de obra, lo hacíamos con otra gente”, graficó.

Durante la pandemia, “me dediqué mucho a hacer trabajos de mantenimiento y en este terreno (de la Fracción 15). Cuando llegué no había nada y empezamos a trabajar con la gente”.

Entre las 12 y las 17 de cada día, “hago los trabajos y el resto me dedico a lo mío. Todo lo que hago es pastoral y lo estrictamente sacerdotal son los sacramentos, la misa, confesiones, bautismos y la animación de las comunidades” en las iglesias, describió.

Para el cura, “estas otras tareas son pastorales. La gente viendo que el sacerdote va al frente, lo sigue”, aseguró, destacando que “es muy difícil conseguir jóvenes para este tipo de tareas porque por el horario están estudiando en la escuela, aunque en vacaciones sí se suman. Cuando hacen el tiempo para ayudarnos, yo aprovecho a enseñarles algo. Hoy en día hay que tener un oficio para progresar”.

El sacerdote analizó la realidad social y económica de esta ciudad y en esa línea dimensionó que “el que tiene ganas de trabajar no se queda en la casa porque haga frío, viento o tierra. Yo lo sé porque lo he vivido y lo veo. Si mi cuerpo y la energía me dan, lo hago sin ningún problema porque sé que mucha gente o albañiles están trabajando para llevar el pan a su casa. Esa es la gente que ha progresado y se ha hecho su casa en poco tiempo”.

Por eso, el padre Fabián se animó a plantear la diferencia entre Comodoro y las ciudades del Valle de la provincia. “Comodoro tiene muchas oportunidades de trabajo; hay muchos subsidiarios del petróleo. El que tiene ganas, quiere y es responsable; sobre todo, tiene trabajo”.

Para el religioso, “hay que tener disciplina y espíritu de sacrificio”, afirmando que “hay más oportunidades que en el Valle, donde se han cerrado muchas industrias y no hay tanto trabajo”.

En su mensaje final agradeció “a la gente que colabora con nosotros en las obras que estamos haciendo”, y recalcó la responsabilidad, constancia y espíritu de sacrificio de los ciudadanos trabajadores como los albañiles y quienes realizan mantenimiento de obras.

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