Formación vs. expectativas de las empresas, la "grieta" del mercado laboral

A 7 de cada 10 compañías argentinas les cuesta conseguir el personal adecuado. Especialistas opinan sobre la educación de los jóvenes y el regreso de las "prácticas formativas".

“You can’t always get what you want” (“no siempre puedes conseguir lo que quieres”), reza un clásico de los Rolling Stones lanzado en 1969 en el disco Let it Bleed. Algo así podría escucharse de algún encargado de selección de personal luego de una jornada de entrevistas a postulantes a un puesto, porque la realidad es que existe una “grieta” entre la formación del sistema educativo y lo que demanda el mundo laboral.

Un estudio realizado por la Federación Argentina de Empresas de Trabajo Temporario (FAETT) indagó respecto a este desfasaje existente. Según el 70% de los profesionales consultados, el sistema educativo presenta un déficit respecto a la calidad y profundidad de los contenidos que se dictan y las expectativas actuales de las empresas en determinadas carreras y áreas de trabajo. En el estudio, se revela que esta “grieta” se verifica mayormente en las carreras de ingeniería (50%), las orientaciones administrativas y humanísticas (20%); y marketing y publicidad (20%). Además, esta brecha se da con más claridad en las personas entre 18 a 25 años.

En cuanto a las razones, el 50% de los consultados coincide en que en la actualidad existe poca claridad por parte de los interlocutores (organismos, empresas, consultoras, medios, sindicatos) a la hora de presentar las tendencias del mercado laboral. Por su parte, el 30% considera que los programas educativos no se fueron actualizando según la demanda, mientras que el 20% restante lo atribuye a la poca conciencia por parte de las personas en formarse en lo que el mercado demanda.

Para Marcela Vespoli, gerente de Selección de Bayton, “hay jóvenes preparados académicamente, pero la demanda del mercado no siempre es coincidente con la formación académica, porque se requieren perfiles con experiencia práctica o con mayor profundidad de conocimientos”. En ese sentido añade: “la formación termina siendo teórica si no se la vincula con experiencias vivenciales reales. Este desfasaje obedece a la falta de posibilidades de práctica laboral”.

Otros datos aportados por Alexandra Manera, directora de RR.HH. para el Grupo Adecco en Argentina y Uruguay, coinciden con el diagnóstico: “según un relevamiento que realizamos semanas atrás, más de la mitad de las empresas consultadas (53%) aseguraron que las universidades proveen los profesionales que, en líneas generales, el mercado requiere. Sin embargo, a 7 de cada 10 empresas argentinas les cuesta conseguir el personal adecuado”.

“Las organizaciones en general, reciben jóvenes aptos académicamente, aunque con un total desconocimiento de su propia inteligencia emocional, de sus recursos emocionales trascendentes para trabajar en equipo, liderar, negociar y tomar decisiones entre otras exigencias”, agrega Jorge Fernández Belda, consultor especialista en Gestión del Cambio Organizacional.

En busca de una respuesta a cómo reducir la brecha, Manera opina que “no hay una sola respuesta” porque “las tendencias económicas y sociales más amplias pueden incluso estar erosionando gradualmente la posición y la situación del antiguo modelo de trabajo de por vida hacia un único empleador, en favor de un patrón mucho más diverso y variado”. Para esto, los jóvenes “deben ser alentados y guiados para entender cuál es la oferta actual”, pero también “ayudarse a sí mismos y buscar la experiencia tan pronto como sea posible”. Vespoli, en tanto, aboga por “mejorar la preparación de los jóvenes a la hora de abordar una entrevista laboral” y fomentar una “concientización del compromiso estable” porque “hoy el compromiso es transitorio”. Asimismo, Fernández Belda aporta que se debe “incluir desde la formación académica, espacios orientados al desarrollo del autoliderazgo en los futuros cuadros de una empresa, desarrollando tanto asignaturas como intervenciones, que ayuden al descubrimiento de su inteligencia emocional, la manera en la que piensan, se comportan y se motivan”.

Los especialistas coinciden en que es necesaria una readecuación de los sistemas educativos para que los profesionales lleguen al mundo laboral mejor preparados, y posteriormente los trabajadores deben mantener un constante perfeccionamiento. “Los planes de estudio de las escuelas deben ser revisados y ajustados para producir egresados que puedan ofrecer la combinación adecuada de habilidades a potenciales empleadores”, opina Manera.

En el marco de la reforma laboral, el proyecto del Gobierno prevé la reincorporación de las “prácticas formativas” de estudiantes en las empresas. Para los expertos la experiencia será positiva siempre y cuando sean formales, que no resten horas de cátedra de materias “centrales”, y que brinden la posibilidad de unificar la formación académica “dura” con competencias “blandas”, como tolerancia, pensamiento crítico, orientación al servicio y autoliderazgo, entre otras.

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