La seguridad en los yacimientos y en las instalaciones que conviven con lo urbano

Un chico se electrocutó con un transformador de un pozo en un yacimiento abandonado por su operador. Ese fue el incidente más grave en la industria este año. El caso obliga a repensar la seguridad en los pozos y las instalaciones ubicadas en el ejido urbano de Comodoro Rivadavia.
Unido al desarrollo productivo, el petróleo tiene un importante impacto ambiental con derrames e incidentes. Más de cien expedientes están siendo evaluados en el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Chubut, mientras observan de cerca a el accionar de las empresas. Hubo un accidente grave en una locación abandonada por su operadora, en la que resultó herido un niño, y luego derrames en yacimientos conocidos.
Manuel Quinteros es el niño de diez años que jugaba el 8 de marzo en la zona Las Latas, entre Laprida y Manantial Rosales. Estaba cerca de un transformador y resultó electrocutado. Era una instalación que proveía de energía a uno de los pozos de Petrolera Patagonia, operadora de capitales italianos y canadienses que prácticamente no tiene empleados activos.
El padre del nene trabajaba en esa misma empresa hace catorce años y hace varios meses que estaba junto a sus compañeros en un conflicto por cuestiones laborales.
La empresa no tenía a ningún encargado en la zona y tampoco exigía inspecciones a las instalaciones. Se denunció que la cartelería recién fue colocada cuando el accidente se hizo conocido en forma pública.
El nene es nieto de Mario Quinteros, un histórico dirigente del sindicato petrolero y hoy cabeza de su centro de jubilados.
"Es una barbaridad, es una bomba de tiempo este yacimiento. No aparece nadie y están violando todas las normas cuando el pozo no está funcionando", señaló Quinteros luego del accidente. "Los cercos del transformador "no reúnen la altura ni las condiciones de seguridad", graficó.
"El pozo hace más de un año que no produce. En el mismo transformador ya se murieron varios perros. Esto es una desidia total", criticó el dirigente de los petroleros jubilados. El caso motivó las inspecciones del Ministerio de Hidrocarburos y de la subsecretaría municipal de Ambiente, con resultados negativos por la poca predisposición de los operadores.

DERRAMES Y MULTAS
En setiembre, un derrame en Anticlinal Grande despertó el alerta entre los operarios que se desempeñan en el yacimiento de Cerro Dragón. Pan American Energy emitió un comunicado donde informó que el derrame ocurrido en la Batería CG 8 por la rotura de un oleoducto se encontraba contenido y controlado en su totalidad, y que se habían iniciado las tareas de remediación correspondientes.
"El origen del derrame se ubicó en un viejo oleoducto donde se produjo la fisura de una cañería, el petróleo corrió en un cauce natural y desembocó en una aguada, fue en esta zona donde habitualmente iban a beber agua animales que se alojó la mayor cantidad de petróleo", describió el subsecretario ambiental de Chubut, Ricardo Murcia, luego de asistir con personal operativo a la zona del desastre.
Mientras tanto, Provincia consiguió este año que se estableciera una multa de dos millones de dólares por el colapso del tanque de 2.000 metros cúbicos de petróleo y agua contaminada en la Planta Deshidratadora de YPF, en Km 9, ocurrido en agosto de 2015.
La instalación se rompió por los puntos de corrosión y del que cinco incidentes previos habían alertado sobre algo mayor. Finalmente, el derrame afectó los muros y las compuertas de la planta, donde los vecinos de los barrios cercanos tuvieron que prestar atención por si el crudo llegaba a sus zonas.
Las autoridades provinciales de Ambiente solicitaron que YPF aplique normas internacionales para revisar oleoductos, tanques y receptores en todas sus instalaciones en el ejido urbano. La exigencia también es extendida a todas las operadoras que trabajan en la ciudad de Comodoro Rivadavia.
Mientras las normas de seguridad y la tecnología avanzan, todavía quedan deudas pendientes en esta materia. Por eso, los trabajadores jerárquicos suelen reconocer a los equipos de torre que rompen el récord de días sin accidentes: un pulling de San Antonio alcanzó los 13 años sin incidentes, el SAI 262. Otro es el equipo de terminación 23 de VenVer que celebró quince años sin accidentes.

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