Los efectos físicos, metabólicos y psicológicos de las Taser

Las pistolas Taser con las que el gobierno de Mauricio Macri armará a las fuerzas de seguridad policiales son letales, a pesar de que los funcionarios se empeñen en negarlo.

En Estados Unidos solamente se registraron "no menos de mil casos de muertos entre 2000 y 2007 por el uso inadecuado de las pistolas", de acuerdo a un informe del Cels que refuta la idea de que las pistolas eléctricas que ahora van a cargar los efectivos argentinos sean “un medio intermedio” para el uso de la fuerza.

El propio fabricante advierte también sobre los severos daños que puede llegar a causar este tipo de armas electrónicas. La compañía texana Taser reconoce el peligro que implica la utilización de las 300 pistolas “no letales” que adquirió el Ministerio de Seguridad hace cinco meses.

De hecho tuvo que enfrentar un centenar de juicios por la pistola eléctrica que distribuye para fuerzas de seguridad en todo el mundo, aunque logró sortear los procesos judiciales porque la guía para usuarios advierte todos los riesgos que entraña utilizar los dispositivos y destaca que el sujeto, al resistirse a la autoridad, “ya está poniendo en riesgo su vida”.

La guía para usuarios del arma sostiene que someter a una persona a 15 segundos de descargas produce el mismo efecto físico que haber sido estrangulado o haberse trabado en lucha, y advierte que esos efectos psicológicos y metabólicos “aumentan el riesgo de morir o de un daño severo”.

Entre los posibles efectos adversos, se cuentan hernias, dislocaciones en tendones y ligamentos e incluso fracturas, debido a las contracciones que sufren los músculos durante las descargas. Las personas con enfermedades preexistentes son más propensas a sufrir heridas y menciona como población de riesgo, aunque no limita, a:

Embarazadas

Personas con osteoporosis

Personas han sufrido operaciones,

Niños

Personas de contextura pequeña

También indica que el daño puede ser mayor si la persona reacciona intentando hacer un movimiento rápido al momento de recibir la descarga eléctrica, algo que parece previsible que suceda en la práctica.

El grave problema está allí en el uso que los oficiales le den a la pistola, que los organismos de derechos humanos aseguran será indiscriminado. La Taser le deben su mote de “instrumento de tortura” a la utilización discrecional que realizan las fuerzas que la usan en las calles.

"En un modelo que promueve el uso excesivo de la fuerza, cualquier arma puede ser un problema, aun las 'menos letales'", advirtió el CELS en un pedido de informes los gobiernos nacional, porteño y bonaerense para conocer el diagnóstico que impulsó a las tres administraciones a armar con armas eléctricas a sus fuerzas.

Desmayos y caídas provocadas por el colapso en el sistema nervioso periférico que controla la movilidad pueden redundar en heridas y efectos no deseados. Si se dispara apuntando a la cabeza también podría causar epilepsia. Stress y dolor acompañado de temblores, pánico y miedo previo y posterior son otros efectos probables cuando se utilizan las Taser. Efectos psicológicos y cambios en el metablolismo también son descriptos en la guía.

Técnicamente los dispositivos no son armas de fuego, aunque utilizan un sistema de propulsión de nitrógeno comprimido para transmitir pulsos eléctricos administrando una descarga de 50 mil voltios que deja al individuo incapacitado en forma inmediata. El X26 utiliza dos dardos conductores lanzados a una distancia de hasta 11 metros y transmite una señal eléctrica que ataca al sistema nervioso periférico, afectando la movilidad y el equilibrio.

El fabricante admite que los dardos pueden atravesar varias capas de ropa así como también penetrar hasta una pulgada dentro de la piel, provocando heridas, si la persona está con el torso desnudo o se apunta a una parte descubierta del cuerpo a poca distancia.

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