Un centro de vidrieras vacías y filas en bancos y supermercados

A 35 días del comienzo de la cuarentena, las calles céntricas de Comodoro Rivadavia son un fiel reflejo de los efectos de las medidas de aislamiento para frenar el avance del COVID-19. Las tiendas de ropa retiraron sus productos de las vidrieras, los cafés están vacíos y los taxistas hacen largas filas frente a los supermercados a la espera de tener algún cliente.

Ya no se escuchan bocinazos. Ni se ve a la gente corriendo para alcanzar a hacer un trámite. Las vidrieras están vacías y los cafés ya no están llenos por la tarde. Esa postal se ha convertido en una cotidianidad en el Centro de Comodoro Rivadavia. Es que las medidas para frenar el avance del coronavirus en el país, cambiaron la vida del lugar más neurálgico de esta ciudad.

Los comercios están cerrados. Solo las cadenas de electrodomésticos mantienen abiertas sus puertas, pero con un aviso importante en sus puertas. “Abierto solo para el pago de las cuotas de créditos. Cuidémonos entre todos”, ese es el cartel que se repite en todos los locales de este tipo. En su interior solo se ven dos empleados que se encargan que los clientes se dirijan a la caja y no pierdan mucho tiempo mirando los electrodomésticos.

Otro de los rubros que ha cambiado son las tiendas de ropa. Todas ellas están cerradas y no se sabe cuándo volverán a atender al público. Sus vidrieras perdieron el color y la diversidad que antes solían ofrecer. Casi todas ellas decidieron retirar sus productos exhibidos y dejaron sus stands vacíos. Otros simplemente, por una cuestión de seguridad, decidieron acomodar sus productos en el fondo del local dando un aspecto realmente sombrío por la oscuridad del interior.

BUSCANDO CLIENTES

Los cafés son de los pocos locales que pudieron abrir sus puertas, pero no pueden recibir a clientes en su interior. Sus mesas están vacías y los mozos se encuentran en la puerta ofreciendo promociones para que la gente se tiente a comprar un café o un tostado para llevar y recordar aquellos tiempos previos al COVID-19.

Las bajas temperaturas de hoy fueron el pretexto perfecto para pedir un capuchino o un té caliente para esperar afuera del banco o del supermercado.

Los kioscos son otros de los pocos comercios abiertos, donde algunos buscar cargar su tarjeta SUBE o comprar algún alimento para el paso. Mientras, para los fumadores encontrar un paquete de cigarrillos se ha convertido en una misión imposible debido a la baja producción de las tabacaleras en el país.

FILAS EN LOS SUPERMERCADOS

En los bancos y supermercados se siguen formando largas filas para entrar. Pero también es extensa la columna de taxistas frente a estos últimos, a la espera de encontrar algún cliente. “Está difícil. La gente cuida ‘el mango’ y lo que más ahorra es en el transporte. Prefiere tomarse el colectivo antes de andar en taxi”, contó a El Patagónico, Juan Carlos, un taxista estacionado en una de las paradas señalizadas.

“Hay días que no alcanzamos a justificar salir a la calle pero tenemos que conseguir plata para vivir. Es eso o quedarse en casa. Ojalá pase todo esto pronto”, anheló.

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