LIMPIEZA Y CUIDADO DE LOS ALIMENTOS
A la hora de cocinar es importante usar agua potable, lavarse las manos, lavar correctamente frutas y verduras frescas, estar atentos a las fechas de vencimiento de los productos y consumir lácteos pasteurizados.
Además, una vez abiertos los productos enlatados, si no se utilizan en su totalidad deben ser colocados en un recipiente apto para alimentos, guardándolos en la heladera, adecuadamente cubiertos.
También es importante cocinar de forma completa los productos de origen animal como carnes, pollos, huevos y pescados: de esta manera se eliminan muchas de las bacterias dañinas y otros peligros biológicos. Pero es esencial, si no se consumen estos productos en caliente, enfriarlos rápidamente y mantenerlos en refrigeración.
MANTENER ORDENADA LA HELADERA
La calidad y la inocuidad de los productos tienen relación directa con la manera de organizarlos en la heladera. El frío ayuda a conservar los alimentos, no obstante, para que se mantengan en buen estado, los alimentos en la heladera deben tener una correcta distribución.
Es fundamental colocar los productos crudos o los vegetales sucios en la parte baja de la heladera y los cocidos o procesados industrialmente en la parte superior para prevenir contaminación cruzada.
Cuando enfriamos los alimentos cocidos, debemos llevarlos a la heladera cuando dejan de humear. En ese momento se recomienda no encimarlos para que el enfriamiento sea rápido.
Si del freezer se trata, es importante utilizar bolsas o recipientes adecuados para colocar los alimentos. Es importante congelar los alimentos ya fraccionados, para así ir descongelando según las necesidades. Sobre este último punto: lo ideal es descongelar dentro de la heladera.
MANTENER LIMPIA LA COCINA
Antes de realizar cualquier tarea en la cocina, lávese las manos con agua tibia durante 20 segundos y limpie las superficies de la cocina. Además, es importante lavar con detergente las tablas para cortar, los utensillos de la cocina y electrodomésticos. Especialmente es importante realizar el lavado cuando pasamos de trabajar con un alimento crudo, como carne a otro ya listo para consumir, como la lechuga limpia.
Mantener los repasadores limpios para el secado de manos o, preferentemente utilizar rollos de papel para este fin. Por último, lavar y enjuagar con frecuencia el trapo rejilla durante el día y dejarlo secar durante la noche: sin agua y sin comida, las bacterias no crecerán allí y el trapo olerá bien. De todos modos, las esponjas y trapos deben renovarse con frecuencia, describe la Facultad de Medicina de Fundación Barceló, para prevenir enfermedades.