Diego Fueyo: "en Portugués el orgullo es colectivo"

El joven contador asumió como entrenador de la Primera "lusitana" en plena salida de la pandemia. Con convicción, apostó a darle rodaje a los juveniles. Y la apuesta no falló, porque al equipo no le sobró nada, pero tampoco le faltó pasión para consolidarse como el mejor equipo de la Patagonia.

Joven contador recibido en la Universidad de La Plata con futuro prominente deja todo y se vuelve a su Comodoro natal. Pone una tienda de ropa para que ello le permita volver al club de sus amores, donde en su infancia 2 chapas hacían las veces de quincho improvisado, mientras su padre cocinaba las hamburguesas pos partido que iban consolidando el rugby “lusitano”.

La descripción le escapa a la lógica y se justifica en la pasión. Esa pasión que el DT de la Primera del “Portu”, Diego Fueyo fue haciendo vida desde los 5 años, cuando papá Ricardo lo llevaba dónde todo era “imaginario”: desde la cancha hasta los vestuarios.

Hoy la realidad marca que Deportivo Portugués no solo creció en infraestructura, sino que en el rugby se consagró como el mejor equipo de la Patagonia. En un rodaje donde no le sobró nada al equipo, pero sí hubo convicción. Esa misma que Diego puso en marcha una vez que asumió pos pandemia y decidió que había que darle rodaje a los juveniles. A pesar de que ello significara kilómetros de viaje y de dinero.

“En Portugués el orgullo es colectivo. No solo por lo conseguido este fin de semana. Cada vez que un jugador/a habla con pasión del club (más allá de resultados) el orgullo es mucho mayor para mí. Porque creo que eso reside la esencia del club”, sostiene Diego a El Patagónico.

En la antesala de la consagración patagónica. Portugués había conseguido tres campeonatos provinciales. Y el proceso de años de trabajo ya iban calando en las bases de la Primera.

“Se empezó a hacer un laburo hace años en juveniles. Entonces dijimos, ‘salgamos con ellos y démosle rodaje y que compitan’. Luego me tocó llegar a Primera en el año posterior a la pandemia. Y fue un 2021 donde se jugaron con chicos de 18 años, llegando a octubre en condición de invictos. Luego tocó perder y fue duro, pero fue un aprendizaje. Porque estoy convencido que hay que saber perder para ganar después”, describe.

El tener un plantel largo, de 65 jugadores, fue fundamental para que el DT echara mano cuando las eventualidades estaban a la orden del día. “Es fundamental para un torneo tan duro tener un plantel largo, ante Roca jugaron un partidazo, pero tuvimos cinco bajas. Luego en la previa ante Bigornia un virus de gripe nos dejó sin siete jugadores. La única forma es tener un plantel largo”, expresa.

En lo personal, Diego debutó como entrenador en Primera y consiguió una hazaña. Lo que a las claras (aunque él no profundice sobre ello) lo pone en valor como técnico.

“El rugby tiene una característica: un mundo amateur, donde cada uno es de su club (y es como una mala palabra cambiarse de club). Y otra con el profesionalismo, que si se está empezando a ver que a un técnico que le va bien, lo llaman de otro club y le pagan. En mi caso, y el de muchos otros, no solo del rugby yo vivo para mí club, e incluso pongo dinero gracias a que tengo un buen pasar. Esto no es exclusividad mía. Este es un club con orígenes muy humildes, donde nadie es más que nadie. Y todos nos sentamos en la misma mesa a compartir por igual”, sentencia.

LA COMUNION LUSITANA

El próximo sábado, en pleno proceso de las Pascuas, la familia lusitana se reunirá en torno a la mesa para festejar la hazaña. No hubo festejo previo porque en el rugby la guinda es impredecible. De hecho, sobre el final con el try de Nicolás Ruiz pudieron dar rienda suelta a la algarabía.

A la hora del análisis, la lógica no entiende de pasiones. Y lejos de relajarse, Diego piensa festejar esta semana. Y ya la otra poner en marcha los compromisos que marcan el calendario deportivo.

En la intimidad, Fueyo sabe que cuando el profesionalismo llegue al rugby en su totalidad, otro será el paradigma. Mientras tanto disfruta, mira hacia atrás, agradece por cada persona que le escapó a esa lógica y dejó todo por el club.

Hoy el orgullo en Portugués es colectivo porque el club vive su propia comunión, luego de un peregrinaje donde más que resultados, dejó enseñanza en cada uno de sus protagonistas.

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