El Papa pidió a políticos y dirigentes sociales que vivan "con austeridad"

"Así como la política no es un asunto de los 'políticos', la corrupción no es un vicio exclusivo de la política. Hay corrupción en la política, hay corrupción en las empresas, hay corrupción en los medios de comunicación, hay corrupción en las iglesias y también hay corrupción en las organizaciones sociales y los movimientos populares", sentenció el Pontífice en una reunión con participantes del III Encuentro Mundial de Movimientos Populares que concluyó ayer en el Vaticano.
En un discurso en el que afirmó que el "sistema es terrorista" y citó a "Pepe" Mujica para pedir que "a quien le gusta el dinero no se meta en política", el papa Francisco advirtió ayer a dirigentes de movimientos populares de todo el mundo sobre "el riesgo de dejarse corromper" y pidió a "políticos, pastores y dirigentes sociales" que vivan con "austeridad y humildad".
"Es justo decir que hay una corrupción naturalizada en algunos ámbitos de la vida económica, en particular la actividad financiera, y que tiene menos prensa que la corrupción directamente ligada al ámbito político y social. Es justo decir que muchas veces se manipulan los casos de corrupción con malas intenciones", agregó el Obispo de Roma durante el discurso en el Aula Paulo VI del Vaticano frente a dirigentes de más de 100 organizaciones de 60 países.
"Pero también es justo aclarar que quienes han optado por una vida de servicio tienen una obligación adicional que se suma a la honestidad con la que cualquier persona debe actuar en la vida. La vara es más alta: hay que vivir la vocación de servir con un fuerte sentido de austeridad y humildad", pidió Francisco.
"Esto vale para los políticos pero también vale para los dirigentes sociales y para nosotros, los pastores", sentenció, para luego aclarar que pide "austeridad moral y personal, no ajuste".
"A cualquier persona que tenga demasiado apego por las cosas materiales o por el espejo, a quien le gusta el dinero, los banquetes exuberantes, las mansiones suntuosas, los trajes refinados, los autos de lujo, le aconsejaría que se fije qué está pasando en su corazón y rece para que Dios lo libere de estas ataduras", enfatizó.
"Pero, parafraseando al ex Presidente latinoamericano que está por acá, el que tenga afición por todas esas cosas, por favor, que no se meta en política, que no se meta en una organización social o en un movimiento popular, porque va a hacer mucho daño a sí mismo y al prójimo y va a manchar la noble causa que enarbola", agregó luego en referencia al discurso que dio ayer el ex mandatario uruguayo José Mujica en el encuentro.
"Frente a la tentación de la corrupción, no hay mejor antídoto que la austeridad; y practicar la austeridad es, además, predicar con el ejemplo. Les pido que no subestimen el valor del ejemplo porque tiene más fuerza que mil palabras, que mil volantes, que mil likes, que mil retuits, que mil videos de YouTube", pidió.
"El ejemplo de una vida austera al servicio del prójimo es la mejor forma de promover el bien común y el proyecto-puente de las 3-T. Les pido a los dirigentes que no se cansen de practicar la austeridad y les pido a todos que exijan a los dirigentes esa austeridad, la cual los hará muy felices", agregó.
En ese marco, planteó: "la corrupción, la soberbia, el exhibicionismo de los dirigentes aumenta el descreimiento colectivo, la sensación de desamparo y retroalimenta el mecanismo del miedo que sostiene este sistema inicuo".
Refiriéndose a la relación entre los movimientos populares y la política, Francisco advirtió además sobre "el riesgo de dejarse encorsetar" y criticó "la idea de las políticas sociales concebidas como una política hacia los pobres pero nunca con los pobres, nunca de los pobres y mucho menos inserta en un proyecto que reunifique a los pueblos".
Esas políticas son "un volquete maquillado para contener al descarte del sistema", las describió.
"Ustedes, las organizaciones de los excluidos y tantas organizaciones de otros sectores de la sociedad, están llamados a revitalizar, a refundar las democracias que pasan por una verdadera crisis", los animó antes de pedirles que "no caigan en la tentación del corsé que los reduce a actores secundarios, o peor aún, a meros administradores de la miseria existente".

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