La decisión se tomó tras constatar que la planta no cumplía con las Buenas Prácticas de Fabricación y Control (BPF).
El laboratorio, que producía medicamentos de uso común y de venta libre como ibuprofeno y paracetamol, fue cerrado luego de una inspección del Instituto Nacional de Medicamentos (INAME). Los técnicos descubrieron que la empresa había realizado cambios estructurales en sus instalaciones sin declararlos.
Además, el laboratorio planeaba utilizar estas áreas no habilitadas para elaborar un primer lote de Amixen, un producto de Laboratorios Bernabó S.A., lo cual representa un grave incumplimiento de las normativas de seguridad y calidad en la producción farmacéutica.