La Cámara de Diputados convirtió en ley la Boleta Única de Papel (143 votos a favor, 87 en contra y 5 abstenciones), que modificaría la forma de votar en las elecciones del año próximo.
El oficialismo, junto a sus aliados, logró aprobar el modelo de boleta que se utiliza actualmente en la provincia de Mendoza. El único desacuerdo que existía entre los bloques que apoyaron la reforma electoral era la posibilidad del voto de lista completa en un único casillero, iniciativa que sería retomada en el futuro por la UCR.
Gobernadores de provincias cercanas a Casa Rosada y referenciadas con la bancada legislativa de Innovación Federal presionaron para que esta modalidad -que no los beneficia dado que representan a partidos provinciales y no llevan candidato presidencial- no avance en el recinto y lograron aplicar su voluntad.
Desde La Libertad Avanza plantearon que este sistema abarataría costos, podría impulsar mayor transparencia y hasta algunos de sus miembros sostuvieron que terminaría con un esquema electoral fraudulento que en Argentina no tiene antecedentes concretos históricos a nivel nacional, lo que representó el principal argumento de Unión por la Patria -que no acompañó la reforma-. Sí dejaría de practicarse, por falta de utilidad, el robo de boletas.