Los dos petroleros baleados en Caleta pidieron que les levanten la custodia

Resurgió el clima de violencia en el ámbito de los trabajadores petroleros de Caleta Olivia. Al promediar la tarde del martes dos de ellos, hermanos entre sí, fueron baleados en sus piernas en una calle del barrio Rotary 23 tras mantener un altercado con siete hombres que pertenecerían a ese mismo ámbito.

Caleta Olivia (agencia)

Las presunciones de que podrían registrarse nuevas hostilidades se deducen del hecho de que luego de ser curados de las heridas consideradas leves, ambos solicitaron que les retiraran la custodia policial de sus domicilios, la cual fue ordenada por el juez de instrucción, Gabriel Contreras.

Las víctimas fueron identificadas como Dante Peredo, de 38 años, y Ariel Peredo, de 42, y los hechos se registraron alrededor de las 18.30 en la calle David Jewett, zona de un centenar de casas de planta baja que fueron construidas por el gremio petrolero y que están insertas dentro del populoso barrio Rotary 23.

Los motivos del incidente son confusos, pero en las redes sociales se difundió un video casero captado por una vecina (probablemente familiar de los heridos) en el cual se observa que varios individuos se “bardean” en la calle de tierra lindante con un baldío.

Luego se escuchan varias detonaciones de un arma de fuego y se percibe que dos hombres caen al suelo, momento en que se interrumpe la filmación en medio de los gritos de la mujer y de otros vecinos.

La información oficial obtenida por El Patagónico en la jefatura de la División Zona Norte de la Policía de Santa Cruz indica que a la hora antes indicada la guardia de la comisaría Seccional Quinta –distante unas quince cuadras- recibió un alerta de agresión armada vía telefónica.

Al llegar al lugar en varios móviles policiales, los uniformados de esa y otras dependencias constatan que había dos hombres que presentaban heridas en sus muslos (indistintamente izquierdo y derecho), causadas por un proyectil de grueso calibre, en ambos casos con orificios de entrada.

Inmediatamente se requirió la presencia de una ambulancia del Hospital Zonal que trasladó a las víctimas a la guardia del mismo nosocomio, las cuales luego de recibir curaciones pudieron retirarse a sus domicilios ubicados en la zona donde se produjo el hecho de sangre.

CASQUILLOS DE BALA Y AUTO ABANDONADO

A todo esto, el personal de la División Criminalística halló esparcidos siete casquillos de bala 9 milímetros y los encargados de la investigación fueron informados por testigos presenciales de que los agresores habían escapado en un automóvil Chevrolet Onix de color rojo y en una camioneta de color blanco.

No habría pasado más de media hora cuando el auto sospechoso fue hallado abandonado en cercanías de la Terminal de Ómnibus con sus balizas encendidas.

Las fuentes consultadas indicaron que dos individuos descendieron y se alejaron caminando por un descampado y que es posible que hubieran pensado que iban a ser interceptados por efectivos de la Prefectura Naval que realizaban un operativo regular de prevención enmarcado en el programa nacional “Terminales Seguras”.

Más tarde se supo que el propietario de ese auto se apellidaría Prat y que estaría vinculado a uno de los grupos disidentes del ámbito de los petroleros de base.

HOMICIDIO EN GRADO DE TENTATIVA

En el hecho se les dio intervención al fiscal Martín Sedán y al titular del Juzgado de Instrucción N° 2, Gabriel Contreras, abriéndose una causa que inicialmente se caratula como “homicidio en grado de tentativa”, pero hasta avanzada la tarde de ayer no se habían ordenado detenciones.

Ello en razón de que el magistrado no había recibido un oficio completo de las investigaciones que lleva adelante la comisaria actuante para establecer las identidades de todos los integrantes del grupo agresor y otras circunstancias del enfrentamiento.

De todos modos el auto quedó secuestrado, pero no se habrían hallado armas e incluso trascendió que solo se utilizó una pistola 9 milímetros.

El juez también habría tenido en cuenta que las heridas que sufrieron los hermanos Peredo fueron de carácter leve ya que se retiraron del hospital poco después de recibir curaciones.

No obstante, por razones preventivas, ordenó fijar una guardia policial permanente en sus domicilios, pero esa misma noche surgió una nueva preocupación porque ambas víctimas –a decir de fuentes confiables- solicitaron que esa vigilancia les fuera retirada.

DISIMILES CONJETURAS

A raíz de este serio incidente cobraron fuerza varias versiones, entre ellas la que indica que se trató de un enfrentamiento por cuestiones meramente personales, pero también la que hace alusión a un ajuste de cuentas sobre un gravísimo caso ocurrido el 9 de abril de 2015.

Ese día, frente a la sede local del sindicato petrolero, se enfrentó a balazos una facción de ese gremio con otra de la UOCRA, dejando un saldo de un obrero de la construcción muerto y otro herido.

Vale señalar que al menos uno de los hermanos Peredo habría declarado en el juicio que se instruyó por ese caso contra la dirigencia gremial y de allí que por lo ocurrido el martes en el Rotary 23, comenzaran a circular conjeturas sobre un presunto ajuste de cuentas.

Incluso el propio Ariel Peredo, en declaraciones formuladas ayer al portal digital Voces y Apuntes dijo que repudiaba “la actitud que tienen estos sátrapas que hoy conducen el sindicato petrolero”.

“La falta de conducta de esta gente no es la forma; podemos tener diferencias y yo en lo particular he sido denunciante de los malos hábitos”, y además “declaré en la causa de Reinaldo Vargas (el albañil muerto), donde también hacía cargo a (Claudio) Vidal por cualquier atentado a mi familia” y “me hago cargo de lo que digo”.

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