En Caleta Olivia funcionan alrededor de setenta comercios de este rubro que en algunos casos se registran como barberías, por lo cual se estima que son algo más de doscientas las personas las que durante un mes no pudieron trabajar en locales habilitados y se sabe que algunas de ellas se vieron forzadas a acudir a domicilios particulares para ganarse el sustento.
Consultas formuladas por El Patagónico permitieron saber que para mantener la estética, muchos varones apelaron a los peines navajas o a la ayuda de algún amigo o familiar para que someterse a un corte de tijera casero.
Sin embargo, parecer ser que las fueron las mujeres la que acusaron el mayor sufrimiento toda vez que necesitaban retocarse el flequillo o las puntas de sus cabelleras, más aún aquellas que prefieren utilizar tinturas aplicadas por profesionales y comenzaban a ver aparecer las raíces de sus cabellos naturales.
En “Face Look”, uno de los comercios visitados por El Patagónico, su propietario Santiago Ojeda comentó que existe un estricto protocolo para la atención del público porque la modalidad de atender “por hora de llegada” mutó por la de turnos que se otorgan por Facebook o whatsapp.
Además, los clientes deben ingresar con barbijos, desinfectarse las manos con alcohol en gel que se les provee en el acceso y no se permite el ingreso de acompañantes (a excepción de que se trate de niños) e inclusos se recomienda que no ingresen aquellas personas que presenten algún riesgo de salud en prevención a pandemia.
Por su parte, los peluqueros están obligados a usar barbijo, guantes y desinfectar de manera permanente los materiales de trabajo, butacas y piso cada vez que se retira un cliente.