Denominada a menudo como la octava maravilla del mundo antiguo, Petra es, sin ninguna duda, el tesoro más preciado de Jordania. Su atractivo radica en que se trata de una enorme ciudad que fue excavada por completo en las rocas por los nabateos, una tribu árabe muy trabajadora que se estableció en la zona hace más de 2.000 años y la convirtió en una importante ciudad de paso que unía las rutas de la seda, las de las especias y otras que conectaban a China, la India y el sur de Arabia con Egipto, Siria, Grecia y Roma.
El oasis de Petra está situado en la cuenca del Wadi Arabah, sumido a su vez en la gran depresión conocida como Valle del Rift, frontera natural que corre desde el Golfo de Aqaba hasta el Mar Muerto, a 392 metros bajo el nivel del Mar Mediterráneo, y se prolonga por el río Jordán.
La entrada a la ciudad se realiza a través del Siq, un estrecho cañón, de un kilómetro de longitud, rodeado por acantilados que se elevan hasta los 80 metros de altura, donde los colores y las formaciones de las rocas son deslumbrantes.
Su inmensa fachada, de 30 metros de ancho y 43 metros de alto, en la cara rocosa de rosa pálido eclipsa todo a su alrededor. El Tesoro es la primera de las muchas maravillas que se encuentran en Petra. Se construyó en el siglo I como la tumba de un importante rey nabateo y es una muestra del talento para la ingeniería de este antiguo pueblo.
Según se accede al valle de Petra, el visitante queda sobrecogido por la belleza natural de este lugar y su impresionante arquitectura. Un punto obligado de visita es el gran teatro construido por los nabateos de estilo romano, con capacidad para 3.000 personas. Además hay cientos de elaboradas tumbas excavadas en la roca con complicados grabados. Esta ciudad es en si misma una verdadera obra maestra, un deleite para los ojos.
Hay tanto para ver que es recomendable al menos dedicarle dos días. Una vez allí es imperdonable perderse los obeliscos, templos, altares para sacrificios, calles con columnas y, el impresionante monasterio Ad-Deir.
También se pueden encontrar el Museo arqueológico y el Museo nabateo de Petra. Ambos cuentan con un gran fondo de piezas procedentes en la región de Petra y ofrecen una visión de conjunto del colorido pasado de Petra.
Un santuario del siglo XIII, construido por el sultán mameluco Al Nasir Mohammad para conmemorar la muerte de Aarón, hermano de Moisés, se puede contemplar hoy en día en la cumbre del monte Aarón en la zona del Sharah.
Cabe destacar que no se permite el acceso a vehículos motorizados. Se puede alquilar un caballo o un carruaje tirado por caballos para recorrer el Siq, que es de 1 kilómetro de longitud. Para las personas mayores o discapacitadas, el Centro de visitantes, situado cerca de la entrada, otorga un permiso especial para el traslado hasta el interior de Petra y la visita de las principales atracciones. Una vez dentro del recinto, puede alquilar un burro o, si busca un poco de aventura, un camello. Las dos opciones incluyen el acompañamiento de un cuidador y recorren las rutas del sitio.