Por el beso de una chica virgen pagaban $60.000

Una organización criminal operaba en cercanías de una escuela; la causa tiene cinco imputados y, al menos tres menores abusadas.

La organización criminal contaba con la participación principal de un remisero, que contactaba a los “clientes”, y la colaboración de un adolescente de 16 años que era compañero de las víctimas y sabía quiénes eran vírgenes, información por la que recibía sumas de dinero.

Así operaba en Salta una red de trata de personas que quedó bajo la lupa de la Justicia después de la denuncia de la madre de una víctima.

“Por beso se pagaba $60.000, 20 mil más por sexo oral y así hasta llegar a $200.000 por penetración si aún no había perdido su virginidad”, afirmó el fiscal general Eduardo Villalba ante el juez federal de Garantías de Salta Julio Bavio en una audiencia donde cinco sospechosos fueron imputados por el delito de trata de personas con fines de captación, promoción, facilitación y explotación sexual.

Fuentes judiciales informaron que la organización criminal operaba en cercanías de una escuela secundaria de la zona sur de la ciudad de Salta, donde buscaba a potenciales víctimas.

Al presentar la investigación ante el juez Bavio, el fiscal general Villalba sostuvo que el caso era de “de una gravedad inusitada” y con particularidades complejas.

El representante del Ministerio Público, según informaron fuentes judiciales, reveló que la organización criminal captaba a alumnas de una escuela para explotarlas sexualmente. Reconoció que hubo denuncias previas que “no fueron atendidas debidamente por los organismos del Estado”, por lo que esta organización “continuó actuando y causando daños irreversibles en adolescentes de 16 años”.

Villalba y la auxiliar fiscal Roxana Gual explicaron los roles de los cinco imputados. Sobre el remisero, que quedó detenido con prisión preventiva, dijeron que se “valió de la confianza que representan para los padres al llevar a los chicos de un lado a otro. Pero, en lugar de ello, este se dedicó a captar de una manera perversa a niñas para ofrecerlas sexualmente a determinados clientes [tres de los cuales quedaron imputados]”.

El fiscal general Villalba afirmó: “Sabemos que el delito de trata de personas es un delito que cosifica al ser humano, considera el cuerpo de la mujer como una alcancía, entonces la función del remisero era buscar cuál era la mercadería que los clientes estaban necesitando”.

ALUMNAS DE CUARTO AÑO

El representante del Ministerio Público, según informaron fuentes judiciales, reveló que todo comenzó con la captación de alumnas de cuarto año que han tenido “encuentros sexuales” a cambio de dinero con los tres clientes imputados, “todo ello por obra del remisero”.

Para el fiscal Villalba, las víctimas estaban “sometidas a la voluntad y designios” del remisero, quien ejercía un control psicológico sobre las adolescentes. “Algunas de las víctimas lo veían como la persona que les permitió comprar ropa de marca, teléfonos celulares y tener importantes sumas de dinero”, agregó.

Para los acusadores públicos quedó comprobado que el remisero tenía amenazadas a las víctimas con contarle el “secreto” a sus padres.

“Tenía un arma de fuego y decía que podía usarla, pero con la amenaza del aviso a los padres, para las víctimas ya era suficiente”, dijo el fiscal.

La investigación comenzó en junio del año pasado después de la denuncia de la madre de una víctima, quien se sorprendió por el teléfono celular que tenía su hija adolescente.

“Al revisar el teléfono celular, la mujer encontró mensajes de índole sexual”, dijeron fuentes judiciales. Los chats habían sido enviados por el remisero y en uno hacía alusión a otra hija de la denunciante y que tenía solo 12 años.

Tras la presentación de la mujer, se inició una investigación en una fiscalía penal del Ministerio Público provincial, pero a pesar de que se llegó a secuestrar el teléfono celular del remisero, el caso fue desestimado.

EL REMISERO “PERVERSO”

“A mediados de este año, en tanto, el caso pasó al ámbito de la Fiscalía de Distrito [en el fuero federal], tras una audiencia en la que se declaró la competencia del Ministerio Público Fiscal, bajo la hipótesis de un posible caso de trata de personas. En ese marco, la fiscalía retomó las actuaciones con personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y la colaboración de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex), a cargo de los fiscales federales Alejandra Mángano y Marcelo Colombo“, explicaron fuentes judiciales.

En la citada audiencia, el fiscal Villalba sostuvo que los “servicios sexuales” eran organizados por el remisero y tenía como escenarios dos hoteles situados sobre la ruta 26, mientras que uno de los clientes prefería la “intimidad” de su casa.

Según la acusación del Ministerio Público Fiscal, el remisero había fijado los encuentros en 18 minutos, los que se hacían casi sobre el final del horario de escuela, cuando había hora libre.

“Todo era monitoreado por el conductor, quien les pedía a las víctimas que se graben en ciertas poses sugestivas para facilitar las ofertas sexuales”, dijeron fuentes judiciales. Según la investigación judicial, se pudo identificar a tres víctimas.

En la audiencia donde se solicitó la prisión preventiva, a la que hizo lugar el juez Bavio, el fiscal Villalba citó el caso de una niña de 12 años a la que el remisero “intentó captar a toda costa para sumar a su staff”.

“A tal punto llegó su voracidad [sic] que, en una oportunidad, logró que la niña suba a su auto, oportunidad en la que la manoseó. Por ese hecho se le imputó el delito de abuso sexual”, según las fuentes consultadas.

Según el fiscal Villalba, las alumnas de la escuela donde se intentaban captar a las víctimas tenían identificado al remisero como un “perverso” y cada vez que veían su auto blanco, “el temor se apoderaba de ellas”.

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