La docente e investigadora de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, Brígida Baeza, sostiene que el petróleo se lo pensó como un mineral bendito. "Por ejemplo, en las ceremonias, la reina sostenía una copa de petróleo donde un sacerdote la bendecía. Eso queda en la conciencia de la sociedad porque si es bendito es sagrado y si es sagrado no se lo puede sacar", argumenta.
Según Baeza, este tipo de consideraciones determinan que Comodoro Rivadavia no pueda ser pensada como una ciudad minera, pese a que tiene todos los rasgos característicos.
"La masculinidad es muy fuerte y las mujeres tienen lugares muy complicados sumado al caos de la organización y la gran contaminación. No hay que olvidar que acá se naturalizó hasta la contaminación como también el riesgo ambiental", considera.
En este sentido, la investigadora explica: "el petróleo no solo para mi sino para todo un grupo de investigadores ha condicionado el poblamiento de Comodoro y fue condicionando el proceso de urbanización, el mercado de trabajo y todas las esferas de la vida urbana de esta ciudad. Por eso es considerado como objeto divino", sentencia.