Recomiendan consumir carne de caballo en el país

Un estudio de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) detalló el estado de la industria de la carne de caballo en el país y las divisas que genera del exterior. ¿Vos la comerías?

Según los datos relevados por el estudio realizado por la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, Argentina es el primer exportador mundial de este tipo de carne que en Europa se vende a precios muy elevados. Sin embargo, en el país no se producen equinos para faena porque no hay consumo.

El producto llega de manera periódica a las góndolas europeas a precios gourmet: a 15 euros por kilo (unos 262 pesos, a valores actuales). El país exporta 30 mil toneladas anuales por unos 80 millones de dólares.

"Desde hace décadas, la Argentina es el principal exportador de esta carne, pero no hay cultura de comer equinos entre sus habitantes. En el 2010, nuestro país comercializó 16,79% de las 140.000 toneladas de este alimento a nivel mundial", afirmó Eduardo Barbero, médico veterinario, quien investigó el mercado para realizar su tesis en la Maestría en Agronegocios en la FAUBA.

"Los caballos que terminan su vida útil son los que van al frigorífico y provienen de campos, clubes hípicos o de las fuerzas armadas, entre otros orígenes. Encontramos 212.000 establecimientos registrados en el Senasa, con 2,5 millones de caballos declarados, pero se estima un subregistro de casi un millón de animales", sostiene el científico.

¿Comprarías para comer carne d...

Al presentar su tesis, Barbero explicó que los propietarios de los caballos no pertenecen al sistema de industria cárnica ya que participan de manera casual: "descartan el caballo y no saben lo que sucede en el resto del sistema. Desde su perspectiva, todo lo que reciben es ganancia y por eso aceptan bajos precios (0,8 peso por kilo). Este primer paso es llevado a cabo por los llamados yegüeros que recorren los campos y detectan los caballos que pueden comprar".

Luego se entrega el caballo al "acopiador", que posee figura legal y estructura para un funcionamiento más continuo: un establecimiento, caballos declarados y registro en el Senasa, obligatorio para entrar a la industria cárnica.

En el paso siguiente, los caballos llegan en pie hasta el frigorífico y salen envasados al vacío y rotulados con las etiquetas de las cadenas comerciales europeas. Bélgica compra los mayores volúmenes de carne de caballo en el planeta. Sin embargo, para el caso de la Argentina, el principal demandante es Rusia, que paga el menor valor de mercado.

"Mientras que en la Argentina no se acostumbra comer este alimento, los consumidores del viejo continente cambiaron la visión de la carne de caballo hacia una delicatessen, basados en un producto proteico de alta calidad, altamente palatable, rico en minerales y vitaminas. Bélgica consume cuatro kilos anuales por habitante, seguido por Holanda con dos kilos y Francia e Italia con 1,7 kilo", amplió Barbero, quien también es funcionario del Senasa.

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