Antonella Smart, proyección y continuidad del valor del judo

Empezó a los 8 años siguiendo a su hermana Aldana. Luego se sumó su papá Leonardo. A los 13 ya representaba a Chubut. Y de los 14 a 15 a la "Albiceleste" en categoría Infantil. En 2016 tuvo su primera convocatoria en el ENARD en Cadetes, invitación que se volvió a ratificar por parte del cuerpo técnico nacional para este 10 de enero.
Lo que menos parece Antonella Smart (15 años y estudiante de la Escuela Provincial 749) es una judoca. Se ve frágil en sus 48 kg. Sin embargo, sus logros desde que abrazó al deporte dicen lo contrario. Dado que desde que se inició a los 8 años (siguiendo a su hermana Aldana en la escuela del Padre Juan Enne) fue de menor a mayor.
Se consolidó en el seleccionado provincial y desde hace tres años sigue siendo convocada en el seleccionado nacional. De hecho, del 10 a 15 de enero compartirá experiencias con la medalla dorada olímpica Paula Pareto.
"Fui a aeróbica y no me gustó. Mi hermana me invitó a judo y encontré mi lugar. De hecho, me fue haciendo descargar toda la energía que tenía previo a ello", sostiene la joven en diálogo con El Patagónico.
Su padre Leonardo, quien también se sumó al judo y en la actualidad está a cargo de los infantiles del gimnasio municipal 1, sostiene: "En Comodoro, sin importar el dojo, se trabaja muy bien con los chicos. Y creo que Antonella es parte del trabajo no sólo de ella misma, sino de parte de un equipo donde van desde sus profesores (Nadia Bravo y Carlos Vázquez) hasta la gente del Gabinete Metodológico".
Antonella, con 15 años, se encuentra en el equipo de Cadetes de la selección argentina de judo, bajo la dirección técnica de Daniela Krukower. Y no se pone techo. Inclusive, durante los Juegos de la Araucanía se luxó el hombro derecho luchando. Se lo acomodó y siguió peleando.
"Cuando entro al tatami me abstraigo de todo y de todos. Sólo está mi rival, el árbitro y mi técnico. No pienso en nada más. Me tomo 30 segundos para saber cómo pelea mi rival y en base a eso establezco una estrategia", sostiene Antonella.
Eso la llevó a formar parte del proyecto olímpico. "Se trata de un proyecto a largo plazo pensando en los Juegos de la Juventud 2018, como así también los Juegos Olímpicos. En su categoría son diez chicas que están en el grupo de trabajo, son cinco que destacan, Antonella está entre esas cinco, y son diez las que rotan peleando puestos por rendimiento", explicó Leonardo Smart.
El judo también tuvo sus sinsabores para Antonella, porque cuando le tocó perder tuvo que aprender a manejar los estados de ánimo. Ahora, cada vez que no salen las cosas como las espera, insulta menos al bajarse del tatami.
A la hora de analizar por qué está donde está –donde ya trazaron un camino Oritia González primero y Gimena Laffeuillade después–, Antonella reconoce que la mirada de sus profesores es fundamental. Eso y cuidarse en las comidas. Y saber manejar el temperamento.
En lo cotidiano, Antonella admite que le da un poco de vergüenza cuando aparecen sus logros pegados en la preceptoría de la escuela o en la cantina.
Sabe que en el deporte que eligió, el principal obstáculo es ella misma, porque un segundo de desconcentración le puede valer la pérdida de la contienda.
No tiene ídolos, sí referentes. Y utiliza las redes sociales para difundir la actividad y conectarse con otros judocas. Ella no vive pendientes de la "vida virtual" de los demás. Ella vive en lo concreto, cada día que comienza a las 6 de la mañana. Y lucha, no sólo en el tatami, sino también en la escuela, para obtener buenos resultados.
Por ello, este 10 de enero volverá a una nueva concentración con el seleccionado nacional de Cadetes, donde espera dejar en alto los valores del judo de la capital petrolera, donde con muy poco se hace mucho.
Lo sabe su padre Leonardo, que no sólo hace "escuela" en el municipal 1, sino en su propia familia.

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