Carlos Polizzil se alejó de la CAI y el fútbol infantil no será el mismo

A los 67 años decidió dar un paso al costado de la entidad "azzurra". Vivió desde adentro cada etapa de la Comisión de Actividades Infantiles desde sus inicios hasta la etapa gloriosa en la Primera B Nacional. Casi siempre estuvo ligado a los torneos infantiles por donde pasaron muchos de los jugadores que emigraron al fútbol grande. Habló sobre los inicios, sobre los torneos disputados con los más chicos, pero también de sus pasiones: leer, escuchar música y cocinar.
por Carlos Alvarez
Cuando uno habla del torneo de fútbol infantil de la Comisión de Actividades Infantiles es inevitable no relacionarlo con él, pero a partir de este año todo será diferente. Sera raro no verlo con sus lentes, llamando a los equipos participantes indicando las canchas para jugar. A los 67 años Carlos Alberto Polizzil decidió alejarse. Sintió que era el momento de decir adiós. El organizador de los campeonatos que vio hacer los primeros goles a Sixto Peralta, al "Cuqui" Andrés Silvera, a Mario Santana o que fue testigo de los quites de Hugo Barrientos de chico, decidió dar un paso al costado y le puso punto final a esa etapa en la CAI.
Todos lo reconocen como "Poli" y a él lo gratifica que hombres, que el ya no distingue por el paso del tiempo y que pasaron por el torneo tiempo atrás, lo saluden por la calle. Sabe internamente que algo dejó en ellos, como así también en la institución "azzurra".
Amante de la cocina, la buena música y coleccionista de mates, recibe a El Patagónico en su casa para contar su historia. Prácticamente sin una pregunta previa comienza a hablar sobre los inicios de lo que hoy se conoce como CAI en todo el país. "Desde que empezó la CAI en el año 84 que estoy ligado al club. Ahí organizamos un torneo piloto con 70 equipos. Ahí ya viene la primera intervención de Caleta Olivia con un equipo que se llama 'Chulengo'. La primera experiencia fue buena, y antes hicimos un cuadrangular con un equipo uruguayo, donde nosotros hicimos una muestra con los más chiquitos donde estaba Sixto Peralta. Tuvo éxito. Lo único que existía en ese momento era 'El Comodorito' y era solamente para chicos de 9 y 10 años. Era limitado", recuerda Carlos Polizzil.
Se saca los anteojos y convida el primer mate. En su casa donde vive con su mujer María Esther no abundan trofeos, apenas dos o tres con una pelota de futsal que le regaló la gente de Chacarita a manera de agradecimiento.
A mediados de la década del 80, la CAI comenzó a escribir su historia pero comenzó como todos, con muy poco o casi nada. "En ese momento decidimos hacer algo con chicos más grandes. Nosotros no empezamos como CAI, como mutual, sino como comisión infantil de la Asociación de Futsal. Decidimos hacer el primer campeonato, pero no teníamos nada. No teníamos un lugar físico, nada. Funcionábamos en el municipal 1, cuando estaba Miguel Blanco", recuerda y asegura que al año siguiente todo cambió. "Los domingos eran pura y exclusivamente para el fútbol infantil, pero al segundo año se nos hizo chico el espacio. Tuvimos que hacerlo en dos lugares, sumando el gimnasio del Domingo Savio. Al tercer campeonato, nos vimos desbordados. Agregamos el Liceo Militar y también Rada Tilly hasta que alquilamos un predio en La Rural donde comienza la escuela con Bellido y con Víctor Doria hasta que en el año 96 se da la oportunidad del predio donde está la CAI actualmente. Primero se alquiló, eso había sido una fábrica textil (Cortilene) que se fundió. Salió a remate y el ganador de la licitación nos alquiló a nosotros. Cuando fuimos a verlo, había que tener mucha visión de futuro porque era oscuro, piso de baldosas. Era una mugre", recordó con precisión
La CAI caminaba a paso firme en esa época. De a poco se fueron dando las cosas, y el club comenzó a crecer. Se fueron concretando operaciones con distintos jugadores hasta que llegó el momento de poder comprar el predio, y era obviamente muy distinto a lo que es ahora en la actualidad. Donde está la cuarta cancha de fútbol, la confitería nueva y el natatorio era todo estacionamiento y sólo había tres canchas con piso de baldosa. "Se fue avanzando de a poco, y se cambiaron cosas. Se crea la mutual para convertirse en un club e insertarse en la Liga de Fútbol por una necesidad lógica. Cada paso que dio la CAI fue todo apresurado, por presiones. Vamos al Mundialito en Roca y nosotros no teníamos nada. Solo el técnico, pero jugadores nada. De un selectivo de los torneos. En el segundo torneo, la categoría 76, nos plantean que era muy lindo, pero si la CAI no estaba afiliado a la Liga no servía, porque los perdíamos a esos chicos. Tres se iban a Jorge Newbery, dos a Huracán, tres más a Petroquímica porque no teníamos un equipo para cancha grande y ahí se forma la Comisión de Actividades Infantiles", sentenció.
Recuerda como si fuera ayer cuando comenzaron en la Liga Oficial, y comenzaron en la segunda categoría. El nivel futbolístico lo llevó rápidamente a la categoría principal. "Una vez que ingresamos en la Liga, que debe haber sido en el 93, y nos iniciamos con cancha prestada. En Newbery o en Tiro Federal. Empezamos en la B, y salimos segundos. Nos gana Sarmiento las dos finales, pero ascendían los dos primeros, y al año siguiente tuvimos que afrontar la Primera A con chicos. No teníamos nada, ni trayectoria ni cancha ni nada, pero lo afrontamos", explicó y obviamente recordó el arranque en los torneos Argentinos.
"Luego vino la chance de jugar un Argentino porque un equipo no pudo. Creo que era Huracán, y fuimos nosotros por invitación, pero no estábamos en condiciones para hacerlo. Ni en infraestructura, ni económicas para afrontar ese desafío. No era como es ahora que hay varias categorías, pero lo pasamos muy mal hasta que ascendemos a la B Nacional. Fueron años muy lindos, tal vez no todos supimos aprovecharlos. Vino Argentinos Juniors, Atlético Rafaela, Ferro y con jugadores que pasaron por la selección argentina", apuntó.
Polizzil estuvo siempre más ligado a los chicos, y no tanto a las categorías más grandes. Y acota que no hubo año en el que no se desarrolle el certamen infantil."Así pasó el tiempo, y siempre, paralelamente se hacía el campeonato infantil. Nunca se dejó de hacer. En determinado momento, la dirigencia del club decide cambiar el piso, las baldosas y se coloca césped sintético. Ya no podíamos ser la comisión infantil de la Asociación de Futsal, y hubo que inventar otro formato. Fútbol 5 sin off side, en piso blando. A mí me gustaba más así, y era más vistoso, con una pelota más liviana, el arquero se tiraba. Era distinto, y eso generaba nuevas técnicas de fútbol, pero estuvimos varios años así aunque tal vez no tuvo el cuidado adecuado y se fueron apelmazando hasta que la comisión decide poner el piso flotante que fue un paso atrás", advirtió.

MOMENTOS UNICOS QUE GUARDARA EN EL CORAZON
Polizzil habla y cuenta. Recuerda cada momento con detalles y todavía no siente nostalgia porque es algo muy fresco. El torneo 2017 aún no comenzó, y él habla del pasado. De hace mucho tiempo atrás. "Casi siempre estuve en los torneos infantiles. Hubo un parate donde no estuve pero en 2002 me llaman de nuevo y desde ahí hasta ahora no paré. Lo venía pensando ya. Lo disfrutaba mucho hacer esto, los chicos me daban satisfacciones pero tenía en claro que el día que me pesen los botines, era el momento de largar. Y así fue", explica sobre su decisión a los 67 años.
El trata de analizar lo que hizo, el aporte que dejó en la CAI y se siente uno más, aunque los chicos le demuestren lo contrario en la calle, en el día a día. "Fueron muchos años, y siempre supe tomar lo mejor de cada uno. Hay que saber estar y lidiar con la gente que no quiere pagar una entrada de 20 mangos, con el entrenador que pide demorar el inicio de un partido porque los jugadores están a diez cuadras. Pero siempre puse el torneo por encima de todo. Por eso se puso una conducta, y se trató de respetar", destacó.
Carlos Polizzil habla pero también sabe escuchar. A lo largo de casi tres décadas al frente del certamen que hizo historia en el fútbol infantil de la Patagonia, explica que siempre se aprende, a diario. "De todos hay que aprender. Siempre se aprende algo nuevo. Y una vez, un delegado me dijo algo y lo tomé para sumar. Se entregaba copa y medalla hasta el tercer puesto, y el cuarto miraba y se iba. Este delegado me hizo ver que los que perdían por el tercer puesto no se llevaban nada. No cuesta nada tener una copa más, diez medallas más, y eso es importante. Saber escuchar a todos", remarca. Una de las cosas que da el fútbol son amigos, y eso es lo que rescata. Amigos en todos los equipos y eso que hubo siempre un chisporroteo, y también algún momento de felicidad, pero ahora es un ciclo cumplido. A disfrutarlo desde otro sector, como espectador tal vez", subraya.
Ahora será momento de hacer otra cosa. Ir a ver fútbol de cancha grande porque estaba muy limitado por los horarios, leer que tiene mucho para leer, escuchar música que le encantan todos los estilos, o tomar un buen vino. Obviamente entre las opciones está viajar que ahora ya es jubilado. "Mientras pueda trataré de vivir de la mejor manera", advierte y agradece por la charla.

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