El domingo por la noche un perro deambulaba por la calles del barrio Pueyrredón en busca de comida. Al no encontrar alimento se dirigió hacia una rotisería que se sitúa sobre la avenida Roca. Luego de ser alimentado caminaba por el sector hasta que un automóvil lo atropelló. El animal perdió el equilibrio y cayó al desagüe ubicado en Roca y Chile. Permaneció casi dos días en ese lugar hasta que un grupo de vecinos se apiadó de él y organizó su rescate.
La falta de rejillas en el desagüe hizo que el adolorido perro se introdujera en uno de los canales que unen los drenajes y que pasara más de 36 horas en medio de la materia fecal que circula por la zona.
Los primeros aullidos comenzaron en la mañana de ayer y empezaron a alertar a los vecinos. Rápidamente trataron de rescatar al canino que presentaba heridas en la parte inferior izquierda de cuerpo. Pasaron horas pero el animal se negaba a salir por temor.
La gente intentó de varias formas tratar de "convencerlo": dejando comida (principalmente alimento balanceado, carne y grandes huesos de vaca que proporcionó el dueño de una carnicería cercana), haciendo ruido para que se asustara y saliera corriendo, pero nada hacía efecto.
Pasadas las 18, miembros de Bomberos Voluntarios se hicieron presentes e intentaron sacarlo, pero no pudieron ante lo estrecho que era el ducto.
La negativa de los bomberos irritó a quienes se ofrecían a ingresar al desagüe para rescatar al perro. "Yo me meto. Total después me lavo con lavandina", se ofrecía uno. "Yo ya rescaté ocho perros, cómo no voy a sacar uno más", vociferó otra persona. "Dejame que me meta. Yo soy chiquitita y puedo sacarlo fácilmente", exclamó una mujer.
Lo cierto es que los bomberos se negaban a que la gente se introdujera por temor a que alguien sufriera una descompensación por la presencia de amoníaco, lo que terminaría en un doble rescate.
Luego de la negativa de Bomberos Voluntarios, personal de Defensa Civil se dirigió al lugar para tratar de solucionar el conflicto que ya reunía a más de 20 personas.
Defensa Civil tampoco pudo brindar una solución y comenzó a despertar la ira de los vecinos que manifestaban: "a nadie le importaba la vida de un animal". Lo cierto es que las nubes comenzaban a poblar el cielo y el principio de lluvia amenazaba el futuro del animal.
"Hay que sacarlo antes de que se largue a llover porque se puede morir ahogado y va a ser culpa de todos aquellos que no quisieron sacar", sostenía Lucía Saldaña entre lágrimas.
Luego de horas sin respuestas de ningún organismo, Néstor Daniel Vílchez junto a Patricia Calvo decidieron introducirse al desagüe por sus propios medios con la ayuda de solamente una pala.
La operación duró más de 30 minutos ya que el terreno era muy estrecho y el animal se escondía cada vez más hasta que Vílchez aprovechó un descuido y tomó una de sus patas y logró jalarlo hasta el exterior.
Cuando el perro asomó su cabeza, despertó el júbilo de los presentes que celebraron con aplausos el éxito del rescate.
"Costó pero lo sacamos. Es un peligro que el desagüe no tenga rejillas. Porque hoy se cayó un perro pero mañana se puede meter un nene y ¿Cómo lo sacamos?", expresó el improvisado rescatista.
Por ahora el canino se encuentra a la espera de una familia que lo quiera adoptar y brindarle todo el cariño que le hace falta.