La Cámara de Senadores de Uruguay aprobó ayer el proyecto de ley de Muerte Digna, con el que el país sudamericano legalizó la eutanasia. Tras más de diez horas de debate, todos los legisladores del oficialista Frente Amplio se expresaron a favor de esta iniciativa, así como también lo hicieron algunos de los opositores del Partido Colorado y del Partido Nacional, alcanzando el proyecto una amplia mayoría.
El proyecto aprobado actual busca garantizar el derecho a "transcurrir dignamente el proceso de morir", mediante la despenalización de la eutanasia en los mayores de edad psíquicamente aptos que atraviesen la etapa terminal de enfermedades incurables e irreversibles o que padezcan por ellas sufrimientos insoportables.
Antes de la votación y con dos décadas de padecimiento por ELA a cuestas, Beatriz Gelós confiaba a la prensa que el Senado de Uruguay pusiera fin a años de idas y vueltas parlamentarias para transformar en ley un proyecto de eutanasia. "Me daría una paz impresionante que se apruebe. Es una ley de compasión, muy humana, muy bien redactada", dijo Gelós días antes de la votación.
A partir de ahora, Uruguay se unirá a un reducido grupo de países que permiten este procedimiento en el que figuran Canadá, Países Bajos y España. En América Latina, Colombia despenalizó la eutanasia en 1997 y Ecuador se sumó el año pasado, en ambos casos con fallos de Corte.
Algunos de los requisitos son ser mayor de edad, ciudadano o residente y estar psíquicamente apto en etapa terminal de una patología incurable o que provoque sufrimientos insoportables, con grave deterioro de la calidad de vida. El paciente también deberá pasar por instancias previas antes de dejar su voluntad por escrito.
El debate se dio con tono respetuoso, con firmes ponencias a favor y en contra y decenas de personas en las gradas. Aunque al final de la votación hubo ruidosas protestas de los opositores y la presidencia de la cámara solicitó desalojar la tribuna.
La base legal del proyecto aprobado incluye la Constitución uruguaya (artículos 7º sobre libertad de conciencia, 10 sobre derechos inviolables y 72 sobre protección a la vida digna), tratados internacionales como la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) y la Convención Americana sobre Derechos Humanos (1969), y leyes nacionales como la Nº 18.335 (derechos de pacientes) y la Nº 18.473 (voluntades anticipadas).
Para el oficialista Daniel Borbonet votado es un texto es "sólido" y "ofrece seguridad jurídica". En una posición crítica, Pedro Bordaberry (centroderecha) consideró que es "una ley de fomento" de muerta asistida.
"LLEGÓ EL MOMENTO"
Gelós, de 71 años, convive desde los 52 con la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad neurodegenerativa que causa una parálisis progresiva de los músculos hasta provocar la muerte del paciente. En silla de ruedas y con voz entrecortada, confió antes de la votación en que "llegó el momento" de cerrar el debate. Y a quienes se oponen a la eutanasia, les dijo: "no tienen idea lo que es vivir así". Amante de la lectura, fiel a su pasado como profesora, y abuela de dos niños pequeños, quiere "tener la opción" de decir basta.
En la misma trinchera, la madre y el hermano de Pablo Cánepa intentaron hacer oír su voz. Cánepa -de 39 años- sufre una enfermedad rara e incurable. Paralizado casi por completo y con espasmos, utiliza sedantes. Está lúcido y pide acabar con un calvario que empezó cuatro años atrás. "Pablo está agonizando hace años y la aprobación fue un verdadero alivio", dijo su hermano, Eduardo Cánepa. "Pablo no está viviendo. No es vida esto que tiene", resumió su madre Mónica.
Para la activista Florencia Salgueiro, quien siguió la sesión atenta desde las gradas, la clave de la normativa es el respeto que tiene por la voluntad de un adulto de terminar con su suplicio. Salgueiro presenció la lucha de su padre por recibir asistencia para poner fin a su vida cuando el ELA hacía insoportable sus días. Murió sin cumplir su deseo.
PROYECTO CON GARANTÍAS
Los defensores del proyecto coinciden en que su redacción brinda garantías y representa la historia de un país acostumbrado a aprobar leyes progresistas como la regulación del mercado de cannabis, el matrimonio igualitario y el aborto. Más de un 60% de los uruguayos está a favor de legalizar la eutanasia y apenas un 24% la rechaza, según una encuesta presentada en mayo por la Consultora Cifra.
El Colegio Médico respetó las diversas posiciones de sus socios y no proclamó una postura ante el tema. Sin embargo, asesoraron en todo el proceso "para tener las máximas garantías para los pacientes y para los médicos", comentó el presidente de la entidad, Álvaro Niggemeyer.
La iglesia Católica mostró "tristeza" ante la votación afirmativa en Diputados y la resistencia al proyecto traspasó los ámbitos religiosos. Más de una decena de organizaciones rechazaron la redacción del proyecto por "deficiente y peligrosa".
Fuente: Página 12