En la causa de La Trochita vuelve a quedar expuesto el juez Otranto

El juez federal de Esquel, Guido Otranto, no investigó la violación de derechos y garantías cometidos durante un procedimiento que dispuso en tierras recuperadas al grupo Benetton. Ahora lo podría investigar la Justicia federal de Comodoro Rivadavia.

En una causa que juzga un tribunal de Comodoro Rivadavia por presuntas lesiones provocadas por seis personas contra efectivos de Gendarmería y una yegua de la unidad montada, la última semana se mostró que el juez federal de Esquel, Guido Otranto, no investigó la violación de derechos y garantías cometidos durante un procedimiento que dispuso en tierras recuperadas al grupo Benetton.

El operativo de represión tuvo lugar el 10 de enero de 2017, cuando Patricia Bullrich era ministra de Seguridad y el juicio contra la Pu Lof Resistencia Cushamen que empezó en septiembre tuvo un vuelco el último viernes con las declaraciones de los seis imputados.

Curiosamente –o no-, los nombres que aparecen son los mismos de los que tendrían activo protagonismo ocho meses después, en la desaparición de Santiago Maldonado y “plantado” del cuerpo sin vida en el río Chubut.

Según el portal El Cohete a la Luna, fue Mario Das Neves quien hizo caer la mesa de diálogo para consensuar el paso de La Trochita por el espacio comunitario de Resistencia Cushamen, donde las vías pasan junto a las rukas.

La anulación de la instancia de diálogo político era indispensable para habilitar la vía de la violencia estatal, que el área de Pablo Noceti (jefe de Gabinete de Patricia Bullrich) diseñó entre octubre y diciembre de 2016 para empezar a ejecutar pocos días después.

INVENTARIO DEL HORROR

Las irregularidades y violación de derechos y garantías se dio tanto en el territorio primero como después en Esquel (trámites iniciales en el Escuadrón, lugares de detención y despacho de Otranto).

Gendarmería manipuló la prueba documental generada con los vuelos de drones, fraccionando videos en secuencias breves para sostener la historia oficial: que ingresaron por la fuerza a la ruka ante el peligro de que el grupo mapuche se prendiera fuego a sí mismo; que personal femenino redujo a las mujeres y atendió a lxs niñxs; que se usó un matafuegos para apagar el fuego; que varones lesionaron a una yegua de la montada; que dos mujeres mapuche lesionaron a las gendarmes,

Los jefes del operativo mintieron respecto a un supuesto riesgo de incendio intencional. Efectivos varones del grupo especial rompieron el techo para ingresar y reducir a las mujeres, que, maniatadas, fueron entregadas a las mujeres gendarmes, por lo que les resultó imposible forcejear con ellas y lastimarlas.

Mirta Curruhuinca recibió directamente en la cara y los ojos el polvo del matafuegos; sin ver, fue guiada hacia afuera por gendarmes, cayéndose sobre una de las supuestas víctimas, que había tropezado con la puerta rota al retroceder.

Hubo ensañamiento contra Mirta, a quien arrastraron por el suelo lleno de piedras y la dejaron semidesnuda. Las esposas de acero le dificultaban la circulación en las manos. Ahora sufre un proceso de pérdida de visión por el daño del polvo del matafuegos, que le acentuó una afección en la piel del rostro.

Gendarmería no atendió el pedido de atención médica a un joven que podía desestabilizarse por el estrés y a una mujer en tratamiento por un principio de cáncer. Los detenidos fueron esposados a las camillas en Esquel, como si no alcanzara la custodia armada.

EL ROL DE LA TROCHITA

La Trochita pasó por el territorio y no llegó a destino porque se rompió a la altura del casco de la estancia Leleque del grupo Benetton, mostrando que no era real la necesidad de su uso, sino excusa para el operativo. Un mes después de la represión, la comunidad acordó con los trabajadores del tren una forma ordenada de paso, que se hizo sin inconvenientes.

A cada unx de los imputados, el juez con asiento en Comodoro, Enrique Guanziroli insistió: “¿Lo denunció, lo relató ante el juez en Esquel, qué pasó con las denuncias?”, lo que sugiere que evalúa la posibilidad de iniciar de oficio una investigación sobre las torturas y vejámenes en conocimiento de Otranto y otros funcionarios judiciales.

Fuente: El Cohete a la Luna

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