En los últimos 17 años hubo 20 desaparecidos

La lista del Ministerio Público Fiscal desde 1997 a 2014 incluye 20 personas desaparecidas en Comodoro Rivadavia. Desde el caso de Hernán Soto en el camping San Carlos el 1 de enero de 1997 hasta el de Hilda Suárez, la mujer que se ausentó de su vivienda en el barrio Sismográfica el año pasado. Para el fiscal general Marcelo Crettón existe la posibilidad de que los cuerpos hayan sido sacados “vivos o muertos” de la ciudad.

Desde 1997 a la actualidad hay un total de 20 desaparecidos según informó el fiscal general del Ministerio Público de Comodoro Rivadavia, Marcelo Crettón, a Letra Roja.
Se trata de casos antiguos que empezaron a sustanciarse en los juzgados de Instrucción, sumándose luego las causas de personas desaparecidas a partir de 2006, con el nuevo sistema penal provincial. Entre ellos, casos de personas que se han dado a conocer en ediciones anteriores de este suplemento, como los de Hernán Soto (visto por última vez el 1 de enero de 1997), Araceli Linares (el 9 de febrero de 1998), Mónica Acuña (un 21 de julio de 1998), Benjamín Pairo (el 8 de setiembre de 1999), Silvia Picón (el 17 de enero de 2000), Iván Eladio Torres (3 de octubre de 2003), Pablo Plascencio (18 de noviembre de 2003), Sonia Esther Toro (17 de mayo de 2005), Jorge Humberto Díaz (23 de julio de 2006), Héctor Hipólito Quijano (13 de mayo de 2006), Angela Carolina Díaz (vista por última vez el 22 de abril del 2010) y su padre, Leandro Arturo Díaz (1 de enero de 2009).
A estos casos históricos de personas desaparecidas en los últimos años, y por el cual el gobierno provincial debió conformar la Brigada de Búsqueda de Personas, hay que sumarle el reciente caso de Hilda Suárez, la mujer de 58 años que el 15 de diciembre de 2013 abandonó su hogar en el barrio Sismográfica y que desde entonces nada se sabe de ella.
En la lista también figuran las personas que han desaparecido realizando actividades en el mar y cuyos cuerpos aún no se han encontrado, como el caso de los kayakistas Cristian Lubones, Ignacio Sánchez y Diego Martinaitis, quienes desaparecieron el domingo 1 de diciembre del año pasado en las costas de Caleta Córdova.
“Lo que se hizo con todos y cada uno de ellos es un cotejo de ADN. La mayoría se hizo con familiares directos, con su padre, con su hija. En este momento están todos cotejados. Mientras que en el sistema AFIS, de huellas dactilares, cinco casos fueron incorporados” explicó Crettón que ahora es el fiscal a cargo de todos los casos de desaparecidos, a raíz de la jubilación de la fiscal Adriana Ibáñez.
“Hay un oficio a procuradores de toda la Nación para establecer, si alguna vez se encuentra un cuerpo, un resto que no se sabe su identidad, para directamente cotejar con el CENPAT (Centro Nacional Patagónico) para ver si se descarta o no que sea alguien de la lista” dijo el fiscal.
Cualquier persona que sufre un caso de desaparición pudo haber sido “secuestrada y cambiada su identidad” dice Crettón. Es por ello que en la nómina se tratan de actualizar las huellas dactilares de esa víctima, y tener un respaldo de cotejo para poder ser detectada por el sistema de huellas dactilares a nivel nacional o internacional. “A ese desparecido se le ha podido cambiar el nombre, por secuestro o por voluntad propia” sostiene el fiscal.

FUERA DE LA CIUDAD
Para Crettón los cuerpos que no aparecen pueden haber sido sacados de Comodoro “de las dos maneras, vivo o muerto. Nosotros territorialmente estamos en un lugar muy limitado de tránsito porque es una sola ruta y realmente cuesta hacerlo, pero puede pasar en los controles un vehículo de dimensiones grandes” explica.
“No creo que es fácilmente posible deshacerse de un cuerpo. Puede ser por la extensión, pero esto lleva un determinado trabajo. Yo creo en la posibilidad de sacarlo al cuerpo. Siempre hay alguien que se quiebra, un dato que nos puede dar una posibilidad” analiza el funcionario.
Crettón está dispuesto a atender a cada uno de los familiares que lleguen buscando nuevas informaciones con respecto al caso.
“La esperanza sigue, por la ilusión de ver el cuerpo con o sin vida. Es un interrogante en el que uno no sabe qué fue lo que pasó y creo que eso lo atormenta más (al familiar) que a lo mejor una muerte violenta. El familiar del que fallece de manera violenta quiere justicia, pero va por la pena” sostiene. En cambio para el que no tiene cuerpo su principal preocupación es encontrar los restos de ese ser querido y después conjeturar sobre causas o penas.
Para el fiscal son fundamental las primeras 48 horas después de la desaparición, ya que en ese lapso la Policía debe establecer a qué corresponde la ausencia de la persona y evitar consecuencias posteriores. Los casos con los que más trabajan en la actualidad son menores de edad que se ausentan de sus viviendas tras peleas con los progenitores.
“Hay que ver si hay algún delito, descartar un posible secuestro, o un rapto, o un hecho de incidencia sexual”, dijo el fiscal general que también destacó el trabajo de los asesores de menores.
Cuando son adolescentes los que se van de la casa, “por la sola edad que tienen, ya están en riesgo porque en la casa donde vaya, con usos o costumbres distintas, droga, personas maltratadoras, es preocupante. Ese menor está en sumo riesgo”. 

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