Según detalla la AAGM, Petersen participaba de una actividad de ascenso organizada y, durante el chequeo previo del equipo, manifestó requerimientos particulares, entre ellos la necesidad de caminar en silencio. Por este motivo, se decidió que realizara la actividad de manera individual, aunque siempre acompañado por un guía cercano y bajo supervisión permanente.
Al llegar al refugio, Petersen compartió un momento con el resto del grupo, disfrutó del lugar y se mostró conforme por haber alcanzado ese punto del recorrido. Luego de la charla técnica correspondiente al segundo día de actividad, y de común acuerdo, se resolvió que permaneciera en el refugio y no continuara con el ascenso.
Cerca de la medianoche se detectó un cambio en su comportamiento, que resultó molesto para el descanso del grupo. Tras dialogar con él sin inconvenientes, se determinó que iniciara el descenso. Antes de hacerlo, descansó aproximadamente dos horas, siempre acompañado por un integrante del equipo, y alrededor de las 4 de la madrugada comenzó el regreso, dando aviso a Administración de Parques Nacionales.
Desde la asociación indicaron que, unas dos horas más tarde, Petersen adoptó una actitud prepotente hacia uno de los miembros del equipo, motivo por el cual se solicitó la intervención de la Gendarmería Nacional Argentina.
El comunicado aclara que Petersen descendió aproximadamente 2 mil metros en buenas condiciones generales y que no presentó problemas físicos, arritmias ni síntomas compatibles con un accidente cerebrovascular, como había trascendido de manera extraoficial en algunos medios.
La aclaración lleva la firma de los guías de montaña Ricardo Calderón y Ezequiel Caporaletti, integrantes de la Asociación Argentina de Guías de Montaña, y constituye hasta el momento la única información oficial difundida a más de una semana de lo ocurrido en el volcán Lanín.