La carrera criminal de Leandro Usín comenzó en Comodoro

El hombre detrás del esquema de criptomonedas promocionado por decenas de famosos, acumula dos condenas en la Justicia y abandonó sus oficinas de Puerto Madero la semana pasada entre rumores de un esquema Ponzi a gran escala.

Hay una leyenda en Comodoro. Tal vez sea cierta, tal vez no. La cuentan policías y vecinos, empleados judiciales. Según la misma, años atrás una turba desnudó a Leandro Gustavo Usín, alias “Pachorra”, durante una noche helada. Después, lo golpearon y lo abandonaron en un cerro. El ataque en masa fue una venganza. Usín, oriundo de Comodoro Rivadavia recibido en el Colegio Perito Moreno, era un cuentero, un estafador de poca monta que se dedicaba a robar pequeños montos con cheques sin fondo y con firmas falsificadas. Años después, Leandro tocó el cielo, en sus propios términos.

QUIENES FUERON LAS CELEBRIDADES QUE LO AYUDARON

Durante el año pasado, decenas de celebridades promocionaron en sus redes sociales el esquema de criptomonedas Vayo Coin, en donde invitaban a ahorristas a poner su dinero para recibir dividendos mágicos, algo similar a lo que hizo Generación Zoe, hoy derrumbada, con su líder, Leonardo Cositorto, preso en una celda de la República Dominicana a la espera de ser extraditado.

Los nombres eran claramente célebres, reconocibles de inmediato: Wanda Nara, Pampita Ardohaín, Natalia Oreiro, Jimena Barón, Yao Cabrera y L-Gante entre decenas de otros promocionaron Vayo Coin, sus supuestos servicios y sus sorteos que iban desde teléfonos iPhone último modelo hasta un Peugeot cero kilómetro para impulsar tráfico y arrastrar posibles inversores. Zaira Nara incluso afirmó que había invertido en el esquema sus ahorros personales, en medio de una story promocional vendida por el grupo.

Vayo Coin, según celebridades que fueron parte del esquema y fuentes dentro del grupo, podía pagar desde 300 mil pesos por una story de 30 segundos en Instagram hasta packs de cinco mil dólares por varias promociones o 9 mil dólares mensuales por apariciones regulares con coreografías estilo Tik Tok. Sin embargo, esas tarifas correspondían a celebridades de baja o mediana exposición. Se sospecha que se pagaron números mucho, mucho mayores.

PURA FACHADA

Vayo -con su firma madre, Vayo Business SA -instalada en una oficina del edificio Madero Center en la calle Juana Manso al 500 de Puerto Madero- intentó ir por mucho más. El 10 de febrero, el grupo lanzó en un evento en el hotel Hilton con celebridades pagas y la conducción de Florencia Peña y Marcelo Polino su proyecto más ambicioso: Universal Exchange, literalmente un exchange de criptomonedas como es Binance, pero argentino, de acá. Tendría Vayo Coin, la cripto del grupo, así como Ethereum y Bitcoin, según anunció Ena Ailín Andrada, la experta convocada por Vayo para conducir y lanzar el proyecto.

Pero al contrario de Generación Zoe, Vayo Group no tenía un líder carismático como Leonardo Cositorto, un megareclutador con energía insistente y martillo de coach ontológico que diera entrevistas constantes o motivaciones por Zoom. Los famosos -contratados por agencias e intermediarios- se encargaban de eso. Sin embargo, Vayo tenía un líder, uno que sabía permanecer en las sombras. Ese líder era Leandro Gustavo Usín, alias “Pachorra”.

Era una figura frecuente en la oficina de Juana Manso, con el hábito de vestirse de rapero y gritar mucho. “Daba órdenes, pero no tenía mucha idea”, dice alguien que conoció el entramado por dentro.

Estuvo allí en el Hilton cuando se lanzó Universal Exchange, según testigos, aunque no posó para ninguna foto. Usín tampoco dejó su nombre en la trama de sociedades. Vayo Business no tenía como domicilio fiscal su oficina en Juana Manso, sino un derruido edificio en el Once. La socia principal de la sociedad anónima conformada a fines de 2020, con un 95 por ciento del paquete accionario, es su madre, Ana María Lavitola. Su amigo Walter Cárcamo, un ex empleado bancario de Rada Tilly, terminó como supuesto CEO de Universal Exchange y conformó junto a la madre de Usín otras dos sociedades vinculadas al grupo: Futbol Coin y Polo Coin.

30 MILLONES EN CHEQUES SIN FONDOS

Hoy, la oficina de Juana Manso está desierta: fue vaciada el sábado pasado. A comienzos de la semana, las firmas de Vayo Group debían poco más de 30 millones de pesos en cheques sin fondos, una jugada clásica de los gestores de esquemas Ponzi que comienzan a quemar dinero en descubierto cuando ya gastaron todo lo robado. Ese monto crece sin parar. Este viernes, según números del Banco Central, Vayo ya debía casi 40 millones en cheques rotos.

Hay rumores. Algunos que conocieron a Usín aseguran que habría sido echado de las lujosas torres de Puerto Madero en las que vivía, pero todavía atiende el teléfono. La contadora Ailín Andrada -que asegura tener dinero cautivo en la empresa, que le deben su sueldo y una inversión en el esquema- dice que le escribe a Usín para reenviarle los mensajes de aquellos que se dicen acreedores de Vayo, ahorristas que llegaron a ella y esperan cobrar. El hombre, afirma Andrada, le contesta, le dice que trabaja en un cronograma y que les va a pagar a todos. Leonardo Cositorto también dice lo mismo.

Hay algo sorprendente en todo esto. El 30 de diciembre de 2020, el Boletín Oficial publicó un complemento de edicto sobre la empresa con información de la IGJ, la Inspección General de Justicia, que establecía como objeto de la empresa “tomar o dar todo tipo de préstamos en dinero en moneda nacional o extranjera o en valores de deuda pública o privada, a particulares o sociedades constituidas o a constituirse, con o sin garantías reales o personales y en general realizar todo tipo de operaciones financieras con recursos propios”. Pero Usín tiene registros en el Estado mucho peores.

PROCESADO Y CONDENADO AL MENOS TRES VECES

No existe un prontuario centralizado en la era de la hipervigilancia en la República Argentina. Crear una ficha de reincidencia para un delincuente que se mueve entre provincias a lo largo del tiempo requiere conectar datos de cámaras y tribunales de primera instancia, condenas y comisarías. Infobae hizo su rastreo.

Entre 2015 y 2020, Usín fue procesado o condenado tres veces, primero en el Tribunal N°15 porteño, luego en Santa Cruz y luego en Chubut. Al menos dos de esas condenas fueron por estafa.

En Río Gallegos fue condenado por un ardid de venta de casas. Su madre, casualmente, formó varias sociedades en el rubro de la construcción.

Datos de la Justicia de Chubut muestran que entre agosto de 2012 y septiembre de 2020 -un mes antes de la conformación de Vayo Business a cargo de su madre- Usín fue denunciado nueve veces por estafa en su provincia. La Cámara Criminal y Correccional porteña también cuenta parte de la historia. Entre 2013 y 2014, registró otros nueve expedientes en Capital Federal, la amplia mayoría por estafa también, además de delitos como retención indebida. Incluso, tuvo una causa por incendio y estragos. Sus trucos, por lo general, eran tristes.

También solía morder la mano que lo alimentaba, un supuesto empleado desleal. Una de las causas porteñas en su contra, que aglutinó varios expedientes, incluye a una concesionaria para que trabajó en 2013, ubicada sobre la avenida Córdoba. Según documentos de la Cámara, atendía clientes y tenía el hábito de engañar a quienes llegaban a comprar vehículos con trucos de firma. También, fue acusado de prender fuego esa concesionaria.

Fue detenido por ese expediente y elevado a juicio en el Tribunal N°15. Poco antes, lo declararon rebelde por no presentarse a la Justicia. Aseguró que se había radicado en Río Gallegos, donde, irónicamente, cometería su próximo golpe.

El 30 de abril de 2015, a pesar de la oposición de la fiscal de juicio, la Sala II de la Cámara porteña lo excarceló con una fianza de 200 mil pesos de aquel entonces.

Sus estafas cuando regresó a Chubut fueron pobres, deslucidas, propias de un cuentero de pueblo. Mentía con cheques falsos con firmas inventadas para comprar diversos productos como un reloj, un kayak, cualquier cosa. Era todo parte de un cuento mayor. Según medios chubutenses como Jornada, adquirió distintos productos en comercios de Gaiman y Trevelin para la supuesta puesta en marcha de un bar en Gaiman, pero los pagó con cheques sin fondos. Hubo trucos más sucios: usaba un chico local para que le firme los cheques de mentira.

El año pasado, la Justicia chubutense, en una decisión a la que accedió Infobae, ratificó su condena a un año y ocho meses de cárcel por siete casos de estafa y falsificación de documento público en un juicio abreviado donde aceptó su culpa y la pena impuesta. También aceptó resarcir a sus víctimas por un monto total de 600 mil pesos. A ninguna le quitó, por ejemplo, más de 150 mil pesos.

Fue detenido en 2019. Sin embargo, logró la prisión domiciliaria, su último movimiento conocido hasta llegar a Buenos Aires para volver a ser visto en las oficinas de Vayo Business.

Todavía se desconoce si existe una causa penal en su contra por el esquema promocionado por famosos. La Cámara Criminal y Correccional porteña no tenía ninguna registrada contra Usín o Vayo Business. El resto queda por escribirse. Cómo un cuentero de poca monta que engañaba comerciantes por montos que rara vez superaban los 70 mil pesos llegó a Puerto Madero para montar un supuesto esquema Ponzi que contrató a figuras de primer nivel para realizar promociones sin cuestionamientos puede ser una de las historias más fascinantes del periodismo policial de la historia reciente.

Fuente: Infobae

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