En pleno campo de juego del Wanda Metropolitano, una mujer con la camiseta de su compañero Sergi Roberto quiso fotografiarse con el 10, algo a lo que el argentino accedió sin problemas.
Sin embargo, para evitar problemas (y bajo la mirada atenta de su mujer, Antonela Roccuzzo, que estaba a pocos metros), Messi dudó sobre dónde apoyar la mano para la misma, por lo que terminó haciendo una infinidad de movimientos que fueron captados por una cámara desde atrás.