Más de setenta cooperadoras escolares y bibliotecas populares recibieron aportes económicos correspondientes al Fondo de Asistencia Educativa Municipal (FAEM), por un monto que supera los 26 millones de pesos. “Gracias a este subsidio, muchas escuelas de Comodoro hoy mantienen sus puertas abiertas”, afirmó el intendente Carlos Linares.
En instalaciones del Centro de Información Pública (CIP), se dieron cita ayer referentes de cooperadoras y bibliotecas populares de distintos establecimientos educativos de Comodoro Rivadavia, para que se oficialice la entrega de aportes del FAEM, correspondientes al período octubre-diciembre de 2018 y enero-abril de 2019. Esos fondos se originan en el 5% de la recaudación mensual por impuestos Inmobiliario y Automotor.
Participaron del acto el intendente Carlos Linares; el viceintendente Juan Pablo Luque; la secretaria Privada, Liliana Peralta; el secretario de Cultura, Daniel Vleminchx; la senadora nacional, Nancy González; el diputado provincial, Gustavo Fita; y el concejal Nicolás Caridi.
Linares se refirió a la importancia del FAEM en el crítico contexto que atraviesan los establecimientos escolares de toda la provincia, como herramienta para sostener e incrementar las posibilidades de inclusión educativa. En este marco, cada cooperadora escolar recibió $242.076,48, mientras que las bibliotecas percibieron un monto de $453.893,35.
Al respecto, el intendente explicó: “esta es la manera que encontramos desde el municipio para acompañar y defender a la educación pública, con un compromiso económico mensual que continuará independientemente de la gestión que esté de turno”.
En ese contexto, indicó: “cuando diseñamos este fondo, lo pensamos como una ayuda económica destinada a estos espacios educativos; pero por estos días, ante las insuficiencias del Gobierno provincial, muchas escuelas usan estos fondos compensatorios, únicos a lo largo y ancho del Chubut, para mantener sus puertas abiertas”.
En la oportunidad, el jefe de la ciudad ratificó el compromiso del municipio para con la educación pública y la predisposición de trabajo conjunto para su fortalecimiento y defensa.
En ese sentido, subrayó: “queremos ser parte de las soluciones porque es competencia de todos; y por eso es indeclinable nuestra decisión de invertir en educación para garantizar igualdad de oportunidades a los niños y jóvenes de Comodoro. Tenemos que trabajar, todos juntos, para que las familias de toda la provincia se vuelvan a sentir orgullosas de enviar a sus niños a colegios del Estado”.
E insistió: “a través de este Fondo, ya destinamos más de 70 millones de pesos a la educación pública y vamos a redoblar los esfuerzos para culminar este 2018 con otros 60 millones de pesos invertidos en cooperadoras y bibliotecas”.
UNA AYUDA PARA LA EDUCACION PUBLICA
Pedro Caffaro, de la asociación cooperadora de la Escuela Hospitalaria y Domiciliaria Nº 302, que funciona en Kilómetro 3, comentó que perciben estos fondos desde el año pasado y explicó cómo impacta esta ayuda económica en el servicio que ofrecen a la comunidad.
“Esta escuela, en particular, demanda a los docentes la utilización de material y herramientas distintos a los que se requieren en las clases áulicas, ya que deben trasladarse hasta los hogares de los niños. En este sentido, con los aportes del FAEM, pudimos comprar muchas cosas que hacían falta para que la educación domiciliaria sea tan efectiva como la que se dicta en las escuelas”, graficó.
María Laura Carmona, de la cooperadora de la Escuela 2, destacó la transparencia en la administración de estos aportes, al asegurar: “así como los recibimos en tiempo y forma, a nosotros también se nos exige un detalle del destino de los mismos; lo que nos invita a invertir priorizando las necesidades del alumnado, con la certeza de que se sostendrá esta ayuda en el tiempo”.
El presidente de la cooperadora del colegio 760, Ricardo Rodríguez, subrayó: “ante la falta de suministro de recursos, este acompañamiento del Municipio se vuelca a necesidades básicas de los niños y jóvenes de nuestra escuela, como la adquisición de alimentos para garantizar el desayuno y la merienda, y materiales áulicos para el dictado de talleres y la confección de boletines”.