La venta de Manantiales Behr, la joya del petróleo convencional que YPF, se dilata en medio de fuertes tensiones en el directorio de la petrolera estatal que conduce Horacio Marín.
La operación fue tratada en una reunión de directorio hace dos semanas. En la empresa aseguran que la aprobación fue por unanimidad. Sin embargo, casi veinte días después, YPF no informó la decisión como Hecho Relevante ni ante la Comisión Nacional de Valores (CNV) ni ante la Securities and Exchange Commission (SEC) de Estados Unidos, donde cotiza vía ADR.
El dato no es menor. La normativa es clara: la comunicación debe ser inmediata, simultánea y con información suficiente. Precio, contraparte, impacto patrimonial y operativo. No se puede postergar para un balance trimestral.
Fuentes cercanas a miembros del directorio que hablaron con LPO relativizan la versión de Marín. "Unanimidad no hubo", dicen. Y agregan la clave de la demora: hay directores que no quieren dejar los dedos marcados en una operación que consideran sensible, tanto por el activo que se entrega como por quién aparece del otro lado del mostrador.
Manantiales Behr no es un área más. Está en la Cuenca del Golfo San Jorge, cerca de Comodoro Rivadavia, y produce alrededor de 8.000 barriles diarios. Es uno de los yacimientos donde YPF desplegó recuperación secundaria y terciaria, con inyección de polímeros, tecnología propia y know-how acumulado durante años. No es sólo petróleo: es innovación aplicada en un campo maduro.
Hay directores de YPF que buscan mostrar distancia con la venta de Manantiales Behr, preocupados por una operación que consideran sensible, tanto por el activo que se entrega como por quién aparece del otro lado del mostrador.
Pero lo que incomoda a una parte del directorio no es la geología. Es la empresa adjudicataria. Rovella Carranza, de origen puntana vinculada a los Rodríguez Saá, es una constructora que despegó al calor del macrismo porteño y cuya experiencia en el sector energético se limita, básicamente, al tendido eléctrico. No tiene antecedentes como operadora de yacimientos petroleros de esta complejidad.
A eso se suma un dato político explosivo. Su titular, Mario Ludovico Rovella, fue señalado como el primer arrepentido en la causa Cuadernos. Para una compañía que cotiza en Nueva York como YPF y responde a estándares de compliance internacionales, no es un detalle decorativo. Es una bandera roja.
En paralelo, el proceso de desinversión de YPF en la producción de petróleo convencional expone los límites de un modelo con un pleno a las exportaciones de recursos naturales. El boom exportador petrolero que explica el 90% del superávit comercial del país, convive con ajuste, tercerización y pérdida de puestos de trabajo en el sector.
Mario Lavia, secretario general de la Federación Argentina Sindical del Petróleo y Gas Privado, indicó que "hoy YPF va rápido en la búsqueda de divisas a un sector: Vaca Muerta. Pero se encuentra con que se necesita financiamiento y los elementos para producir", detalló Lavia y consideró que la política hidrocarburífera planteada "es errónea" porque "se trabaja para poder procesar" el petróleo y se "ha retirado de todos los yacimientos convencionales".
Ademas, Lavia remarcó que esta política de desinversión de YPF "deja un pasivo ambiental en las provincias" y al mismo tiempo genera "sectores que quedarán postergados porque muchos trabajadores pierden el empleo".
Fuente: LPO