Comodoro Rivadavia ha sido a lo largo de su historia una ciudad sin planificación. En sus inicios los campamentos petroleros, instalados en zonas productivas, dieron vida a lo que luego se transformaron en barrios. Así surgieron Diadema Argentina, Astra, Mosconi, Kilómetro 8. Incluso Kilómetro 5 creció al ritmo de la actividad ypefiana y ferroviaria.
En forma paralela llegaría la expansión de sectores como el Centro, núcleo administrativo y comercial. Y a través de las décadas, con el crecimiento migratorio, se produjo el crecimiento de barrios en las zonas oeste y sur, donde predominaron inicialmente tomas de tierra.
El último flujo de notorio crecimiento poblacional se registró en la segunda mitad de la década de 2000 con la llegada de trabajadores de la zona norte del país y también de países limítrofes, atraídos por un ciclo de bonanza de la actividad petrolera y todo el movimiento que genera a su alrededor. A la par, la explosión demográfica y la aparición de nuevos asentamientos dejaron al desnudo el déficit habitacional y el colapso de servicios básicos como la provisión de agua potable, energía eléctrica y gas natural.
Así esta historia de crecimiento desordenado ha desencadenado a lo largo del tiempo "niveles críticos de conflictos socioeconómicos, urbanísticos y ambientales", que conducen a la necesidad de planificación estratégica, lo que ya ha tenido varios intentos.
En 2017 se cumplirán 15 y 10 años de la presentación de los dos trabajos más recientes en la materia. Se trata de ambiciosos proyectos con un extenso estudio, que quedaron prácticamente en la nada, lo que obliga a preguntarse ¿Qué rumbo lleva la ciudad?
ESTUDIO Y DESARROLLO
Fue en 1997 cuando la Municipalidad de Comodoro Rivadavia, durante la intendencia del justicialista Marcelo Guinle comenzó a elaborar un plan de desarrollo que permita sostener una planificación estratégica.
Luis Sandoval, investigador y docente de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, en dialogó con El Patagónico, recordó que el proyecto se realizó en conjunto con la Fundación para el Desarrollo Humano de la Patagonia y que tuvo dos etapas por el cambio de gobierno. Tras las elecciones de 1999 asumió el radical Jorge Aubía.
Ante el cambio de signo político en la Intendencia se aceleraron los tiempos y se presentó un documento inicial "que estaba muy verde", reconoce el investigador, quien integró el equipo técnico y la redacción del documento final.
Sin embargo, tras la asunción de Aubía el trabajo se retomó con la misma metodología participativa y el apoyo de la Fundación. Y finalmente en mayo de 2002, en el Club Huergo -que poco antes había sido transferido al municipio tras la privatización de YPF- se realizó su presentación.
El "Documento síntesis de programas y proyectos estratégicos de desarrollo local en Comodoro Rivadavia" proponía seis ejes para pensar el desarrollo y la diversificación productivas, orientados a acentuar la identidad de la ciudad; mejorar la competitividad en el desarrollo de bienes y servicios; consolidar el liderazgo y la articulación con las ciudades y zonas del ámbito geográfico; desarrollar una acción sistemática de prevención, recuperación, y preservación ambiental; impulsar un proceso de integración social a través de prácticas participativas y acciones solidarias con las organizaciones populares; e impulsar un desarrollo urbano que asegure un mejoramiento en la calidad de vida".
"La crisis agiliza la inventiva y este tipo de procesos fueron bastante típicos de fines de los 90 y de comienzos de este siglo", recordó Sandoval sobre el trabajo. "Tuvieron mucho que ver con los contextos de crisis y de avizorar salidas fuera de los perfiles productivos tradicionales que tenía cada ciudad o cada región", contextualizó.
"En el caso nuestro la crisis está marcada por las caídas históricas de los precios de petróleo, pero había habido épocas anteriores en que el petróleo tenía un precio bajo. Lo que pasaba era que YPF funcionaba como una especie de fuelle, donde la región no se beneficiaba demasiado en la época de petróleo alto, pero tampoco se perjudicaba demasiado en la época de petróleo bajo. Después de la privatización esto dejó de existir y pegó muy fuerte. Eso hizo que hubiera una necesidad política de buscar alternativas", analizó.
Con esas seis estrategias de desarrollaron talleres participativos, organizados a partir de la similitud de las temáticas, con el objetivo de establecer espacios para la discusión de los programas y proyectos que en esta ciudad pueden considerarse estratégicos para su desarrollo.
Así se definió potenciar a Comodoro Rivadavia como productora de energías renovables con la fabricación de molinos eólicos, la creación de un Centro de Interpretación Eólica, un Fondo de Energías Limpias, la exportación de conocimiento en la materia y lograr la conexión al Sistema Interconectado Nacional. A ello se sumaba una iniciativa de generación de hidrógeno.
Otro de los objetivos era fortalecer a Comodoro Rivadavia como centro prestador de servicios, líder en la región patagónica, pensando en el desarrollo turístico a través de la mejora de la oferta, la consolidación como destino de eventos, la mejora como centro de compra, y el afianzamiento de la ciudad como centro de salud regional.
En esta planificación también se apuntó a fortalecer la actividad portuaria y de servicios petroleros, mejorar la actividad ganadera, de producción orgánica y productiva, y apostar a la investigación científica y la transferencia tecnológica, con la creación de un Centro de Biología Marina y Maricultura.
Asimismo, se proyectó consolidar políticas sociales de promoción humana y fortalecimiento de las redes sociales y modernizar el Estado, con la creación de sedes descentralizadas de gestión municipal, mejora del servicio de atención a los vecinos por parte de la Corporación Municipal, optimización del sistema informático municipal, la creación de un programa de Defensa del Consumidor, y también del Ente Regulador de Servicios.
Otro de los objetivos estaba vinculado a la promocionar del desarrollo urbano-ambiental con el impulso de la Gestión Integral de Residuos, el tratamiento de efluentes cloacales, la recuperación y puesta en valor del patrimonio cultural y natural, la consolidación del camino alternativo oeste, y una recuperación y tratamiento del sector costero.
UN SEGUNDO TRABAJO
El segundo trabajo se publicó en junio de 2007, durante el final de la intendencia de Raúl Simoncini. En este caso contó con el apoyo del Gobierno de Chubut, dirigido por Mario Das Neves y con Martín Buzzi como ministro de Producción.
El proyecto tuvo el sustento del Consejo Federal de Inversiones, la colaboración técnica del Foro Latinoamericano de Ciencias Ambientales (Flacam) y fue titulado "Comodoro Rivadavia. Modelo de ocupación territorial y plan de desarrollo sustentable".
En este caso contó con la participación de 98 actores sociales de esta ciudad, desde empresarios, equipos técnicos, referentes barriales, empleados municipales e instituciones; como la Cámara de Comercio, Industria y Producción, la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, y las operadoras petroleras: Repsol y Pan American Energy.
El trabajo proponía objetivos a 20 años, y se asumía como un gran desafío "por las grandes cuestiones a tratar, la magnitud de las soluciones requeridas y el compromiso social y político que supone 20 años de desarrollo".
A diferencia del primer proyecto planteaba dos ejes de desarrollo: uno de "aplicación normativa, de regulación y de incentivo a los obras públicas municipales y a la inversión privada", y otro de inversión, "con cuatro grandes estrategias de desarrollo y obras públicas de relieve, que demandarían inversiones provinciales, nacionales e internacionales, con el acompañamiento del sector privado".
Se trataba de la Ciudad del Conocimiento, que diversificaría "la economía de la ciudad con actividades de turismo, recreación, cultura y desarrollo científico-tecnológico, aprovechando los recursos naturales de la región y aumentando la sustentabilidad productiva y de empleos"; la ampliación del puerto, que permitiría "el desarrollo de todas las potencialidades productivas de la región y del corredor binacional con Chile, entre otros beneficios como el tráfico de cruceros turísticos y un amplio uso deportivo-recreativo; el ensanche urbano oeste y sur, además de completamientos en el norte, que permitiría "albergar un crecimiento poblacional de la ciudad para un horizonte de 50 años, en especial para los sectores de menores recursos, en un marco de planificación urbanística y prudencia ambiental; y la creación de una nueva estructura de movilidad urbana y metropolitana, mediante el by-pass de la ruta Nacional 3 como nueva circunvalación de la ciudad, acompañada de sus avenidas de penetración, que descomprimiría el embotellamiento y congestión que provoca el paso de la ruta por el centro de la ciudad y al pie del cerro Chenque (con sus conflictos de erosión).
La discusión del proyecto se desarrolló en siete meses, también con talleres participativos donde se fomentó la reflexión sobre el futuro de la ciudad.
Fernando Lebrún, hoy gerente Comercial de la Sociedad Cooperativa Popular Limitada (SCPL) fue uno de los tantos actores sociales que participó de esos encuentros.
Recuerda el trabajo como una buena experiencia. "Fue una tarea donde participamos con José Olveira (también entonces integrante de la SCPL), para aportar la visión de los distintos sectores. Me acuerdo la visión de los municipales que había habido tres o cuatro intentos de establecer un plan y cumplirlo. Nosotros que éramos un poco más nuevos teníamos más entusiasmo para realizar aportes y terminó en un trabajo interesante", señaló.
DOS TRABAJOS TRUNCOS
¿Pero qué fue lo que sucedió que estos trabajos nunca terminaran de ejecutarse? Para Lebrún, el problema se dio principalmente porque "Comodoro desde 2007 a la fecha sufrió una transformación exponencial".
"Comodoro en la década del 90 tuvo un crecimiento normal para cualquier ciudad del país, pero después tuvo un crecimiento exponencial relacionado a la productividad económica de la actividad petrolera y desde 2005 para acá vino un aluvión de gente que no estaba en la planificación de nadie, ni en materia urbanística, ni de salud ni educación, ni de servicios y obligó a pensar diferente", analizó.
"Sumado a esto no se supieron conseguir los recursos económicos para realizar obras, y tenemos un montón de barrios que no se han consolidado, una ciudad que no alcanza a cubrir las necesidades de la gente. Lo digo como ciudadano y desde los servicios porque en nuestra parte el servicio eléctrico está ordenado, pero necesita obras que se han proyectado hace años, y en materia de agua y cloacas estamos más complicados. Hay obras que ya deberían estar funcionando, como (la repotenciación) del acueducto, entonces parece que no llegamos nunca", subrayó.
Para Sandoval, en cambio, el problema en el caso del primero de los proyectos mencionados fue la misma falta de definición de los trabajos. "Era una época donde estaba muy motorizado el tema por la crisis petrolera. El petróleo estaba muy bajo y eso sumado a la crisis nacional, movía las ideas de buscar alternativas, pero tanto en el momento de Guinle como en el momento de Aubía a mi modo de ver careció de más definición política", recordó el investigador.
"El plan estratégico se supone que a alguien no conforma porque la sociedad y el Estado deciden ir por un lado y el que no está en ese lado va a patalear. Para no pagar ese costo lo que se hizo fue no establecer prioridades, entonces no ordena y el resultado termina sin ser muy útil", agregó.
"Después el problema es que con un petróleo alto es muy difícil convivir con eso, entonces la cosa se encausa por otro lado, tanto desde el punto de vista de las iniciativas de las privadas, como desde el punto de vista de la gestión pública", evaluó.
Carlos Clarke, hoy referente del PRO en Chubut y anteriormente del PACh, considera que las dificultades principalmente fueron políticas para la implementación de estos trabajos. "El trabajo fue algo muy lindo porque tenía que ser algo de todos, algo que todos los comodorenses mas allá del partido político teníamos que llevar adelante. Esa fue la idea".
"El problema es que no se cumplió, pero sería muy interesante que se vuelva a mirar, porque fue un trabajo amplio y se hizo un trabajo muy interesante", señaló, coincidiendo con Lebrún y Sandoval. Es que es momento de pensar a largo plazo.
- 18 septiembre 2016