¿Por qué la repotenciación no traería una solución definitiva?

El acueducto no solo enfrenta el problema de bombear más agua sino que se somete a otras particularidades en el transporte del recurso. La zona entre Cerro Negro y Valle Hermoso es la que más complicaciones presenta. La corrosión degrada los caños y su recambio no está contemplado.

Es la obra más esperada en la Cuenca del Golfo San Jorge y significaría ponerle fin a una serie de trabajos que comenzaron en el 2013. Sin embargo, el proyecto de repotenciación del acueducto no terminaría con los cortes de agua en la región. Según pudo saber El Patagónico, el acueducto se enfrenta a una serie de problemas que no terminarían con la repotenciación.

Una de las cuestiones es el estado de los caños. Hay una clara diferencia entre la estructura antigua y la nueva. El más antiguo está construido con mejores materiales, lo que le permite que esté menos corroído por el paso del tiempo. Eso también se debe a que cuenta con un recubrimiento de pintura asfáltica, que lo protegió de la agresividad del suelo.

Tal como informó este diario, el nuevo acueducto está deteriorado (foto) y demanda intervenciones urgentes. Su construcción se realizó de manera diferente: desde el interior hacia su exterior tiene preparada una capa de hormigón de cinco centímetros y un encofrado metálico prendido. Sobre esa estructura se le hizo el pretensado del caño para que soporte la tracción y un gunitado de hormigón (similar a lo que se hizo en la obra del cerro Chenque). Ese gunitado no genera la misma protección a la obra de metal y la cañería no cuenta con un aislante del suelo.

SIN PROTECCION CATODICA

Otro de los puntos a tener en cuenta es la falta de protección catódica al nuevo acueducto.

La estructura cuenta con ánodos de sacrificio, que funcionan como una especie de pilas, brindando de electrones al caño para no perder materia. Pero una vez que estos ánodos se acaban, la corrosión ataca directamente. Lo que sí permite este mecanismo es medir la corrosión y las autoridades han detectado que el nivel más complicado es entre Cerro Negro y Valle Hermoso.

El Patagónico pudo conocer que se está trabajando en un proyecto para cambiar los ánodos de sacrificio por un sistema que se llama corriente inversa. Esta iniciativa frenará la corrosión de los caños, pero puede llegar a demandar una inversión que ronda los 120 millones de pesos. Es una de las alternativas que está en estudio para evitar que los caños se sigan degradando.

Otra de las posibilidades es cambiar los caños más afectados por la corrosión entre Cerro Negro y Valle Hermoso. Las autoridades coinciden que se necesita un cambio en las zonas más afectadas.

Cada tramo del acueducto nuevo tiene un grado de corrosión distinto y la gravedad depende del terreno en el que se encuentra. Sin embargo, las autoridades creen que es complicado que se puedan cambiar antes que de que comience la obra de repotenciación porque estas intervenciones significarían cortar el bombeo y estirar más tiempo los cortes de agua.

CUELLO DE BOTELLA

El acueducto es como un tren donde todos los componentes tienen que ir a la misma velocidad. De lo contrario, se puede generar un cuello de botella. Hoy ese cuello de botella se encuentra en la planta potabilizadora. Los módulos de potabilización del acueducto no pueden potabilizar más agua de la que está potabilizando en la actualidad.

También se debe tener en cuenta que el acueducto tiene cuatro estaciones de bombeo de las cuales cada una tiene una reserva. Eso implica que no se le pueda hacer mantenimiento porque se debería parar el bombeo. Además, el caño que toma agua desde la reserva hacia las bombas debe cambiarse por uno de diámetro mayor porque si se agrega una cuarta bomba (como estipula el proyecto de repotenciación) no le dará la capacidad para tomar el agua que requiere el bombeo.

En teoría, el acueducto tiene la capacidad para bombear el agua que proporcionaría la obra de repotenciación. Sin embargo, si se agrega una bomba se aumentará el caudal y la velocidad de bombeo. Esto hará que se vuelva más sensible ante las variaciones de velocidad o de algún desperfecto y, ante las condiciones en las que se encuentra el acueducto, puede generar nuevas roturas. En principio, puede transportar el recurso, pero no será tan confiable. La operación deberá ser mucho más cuidada.

EN BAJADA

Por las condiciones que ofrece el bombeo, la parte más complicada es la denominada zona de gravedad que es cuando el recurso baja. Esto implica que el suministro tome más velocidad y cada vez vaya erosionando más el acueducto.

Con la obra de repotenciación, la velocidad de transporte del agua aumentará y las autoridades no tienen estudiado si en esa zona el acueducto soportará esas nuevas condiciones. La idea es que se pueda retomar parte del proyecto original que implica sumar un caño paralelo en el último tramo para dividir el caudal en dos partes. Esto garantizaría que, si se rompe uno de los caños, uno quedará funcionando y no se debe parar todo el mecanismo.

Estas son algunas de las consideraciones que llevan a pensar que la obra de repotenciación no sería la solución definitiva a los cortes de agua si es que, entre otras cosas, no se recambian los caños degradados por la corrosión.

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