Recapturaron a un condenado que no había vuelto de su salida transitoria

A Oscar Talma, quien asaltó el multirrubro de Rivadavia al 1.500 en 2010, el juez Jorge Odorisio le había concedido 8 horas para una visita por su buen comportamiento en el pabellón 1 de la alcaidía. Pero el sábado pasado no volvió al centro de detención. La Brigada de Investigaciones lo capturó en las 1008 Viviendas.
El martes a las 16:40, personal de la Brigada de Investigaciones recapturó en un pasaje entre los edificios 29 y 30 de las 1008 Viviendas, a Oscar Talma, uno de los asaltantes que el 19 de marzo de 2010 apuñaló a Eladio Torralba, propietario del multirrubros ubicado en Rivadavia entre Alem y Alvear que estuvo al borde de la muerte.
Cuando el oficial Patricio Rojas se presentó como "policía", junto a sus compañeros, el sospechoso intentó ingresar al edificio 30, pero tras ver frustrado su intención comenzó a gritar: "me entrego, me entrego".
Talma, alias "Coco", tiene 24 años y se hallaba en rebeldía con pedido de captura vigente desde el lunes 28 de diciembre, a solicitud del juez Mariano Nicosia. Este individuo ya había estado prófugo de la Justicia durante seis meses, hasta que fue recapturado luego de un robo en Rada Tilly.
Actualmente cumple prisión luego de haber sido beneficiado con solo 5 años de prisión (muchos menos que los 9 que se pretendían en un primer momento). Talma y su cómplice, David Arredondo, fueron condenados en un juicio abreviado propuesto por el fiscal Adrián Cabral y al que la víctima, Torralba, nunca consintió.
Según las fuentes consultadas, Talma ahora había accedido a 8 horas de visita extraordinaria a raíz de su buen comportamiento en el pabellón 1 de la Alcaidía Policial. Fue el sábado 26 de diciembre y la concesión fue responsabilidad del juez Jorge Odorisio.
Al no regresar, el lunes se libró la orden de captura y la policía de la Brigada al otro día ya lo recapturó.

EL CASO
El 19 de marzo de 2010, Arredondo y Talma asaltaron el multirrubro de Rivadavia al 1.500. Eran las 2 de la mañana y Eladio Torralba, el dueño, estaba junto a su mujer. Los delincuentes le asestaron 14 puñaladas para acceder a la caja registradora. Uno lo tomaba de los brazos y el otro le aplicaba los puntazos con saña. Eladio solo imploraba para que no le ocurriera nada a su mujer, que gritaba en forma desesperada.
Un remisero, que justo llegaba al local comercial, observó lo que ocurría y avisó en la Seccional Segunda de Policía, distante solo a una cuadra del lugar. Los uniformados detuvieron a los dos delincuentes in fraganti. El comerciante permaneció de pie en todo momento. Luego contaría que sacó fuerzas de flaquezas porque pensó que si caía al suelo, lo mataban. Se tomaba el vientre y sentía cómo le brotaba la sangre. En ese momento creyó que se moría.
Otro remisero lo trasladó de urgencia. La rapidez con la que lo ayudaron le salvó la vida. Permaneció en terapia intensiva por interminables días; recibió 40 dadores de sangre y debió ser intervenido quirúrgicamente en varias oportunidades. Durante dos años fue al kinesiólogo, a un psiquiatra y a una psicóloga.
Durante diez meses no pudo trabajar. Le dieron una tarjeta social de 200 pesos, pero uno solo de los medicamentos necesarios para su recuperación le costaba 198 pesos.
Los que no lo perdonaron fueron los de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y debió hacer frente a la moratoria. Mandó cartas al municipio, pero nunca tuvo respuestas. Todavía tiene secuelas de aquel ataque, además de deudas económicas que contrajo al no poder trabajar.
Paradójicamente, los que lo apuñalaron siguen burlando a la ley y recibiendo oportunidades.

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