La causa denominada “Ñoquis calientes” lleva cuatro años y aunque está elevada a juicio, el mismo aún no pudo comenzar. Suspensiones y otras estrategias de los defensores hicieron que todo se demorara. Pero la última novedad se produjo el lunes 2 de diciembre: un abogado “desaparecido” que después fue encontrado en un casino y la ausencia de la mayoría de los imputados que residen en Buenos Aires, motivaron una nueva postergación hasta este martes 10 de diciembre.
La causa tiene que ver con la exministra de Desarrollo Social de Chubut, Cecilia Torres Otárola. Según la fiscalía Anticorrupción que tiene como jefe a Omar Rodríguez, al menos seis personas cobraban sueldos del Estado sin prestar ningún servicio. De ahí, el nombre de la causa.
“RELACION PERSONAL”
Pero hay más. Un exempleado de apellido Sandoval que reconoció haber tenido “una relación personal con la exministra” denunció que Otárola se quedaba con parte de la plata que cobraban sus asesores, la mayoría familiares suyos, aunque hay dos casos sorprendentes: también cobraban su niñera, y un jardinero de nacionalidad peruana que nunca estuvo en la provincia de Chubut.
Lo del lunes de la semana pasada fue una novela. El abogado defensor Federico Ruffa pidió la postergación de la audiencia por un motivo impactante: uno de los letrados de los imputados no se hizo presente porque “había desaparecido”. Se trata de Francisco Romero. Ruffa dijo que “hay una averiguación de paradero por parte de la Brigada de Investigaciones porque no se conoce su ubicación tanto en Rawson como en Comodoro Rivadavia, donde reside. Ruffa utilizó esta ausencia para pedir un nuevo aplazamiento y garantizar el derecho a defensa.
La sorpresa llegó algunas horas después: el tribunal informó sobre el “hallazgo” del abogado Romero. El 24 de noviembre fue encontrado en el casino de Trelew. Los jueces pidieron que el Colegio de Abogados analice la conducta de Romero.
Ese lunes solo estuvieron presentes en la audiencia Torres Otárola y Silvana Cañumil. El resto de los imputados lo hizo vía online. Son Jaqueline Rodera, Mara Rodera, Branco Rodera Neira, Facundo Solari Rodera (todos familiares de Otárola) y Miguel Reto Trelles quien por esos años era jardinero de la exfuncionaria. Todos residentes en la Ciudad de Buenos Aires.
Todo salió a la luz en 2020 cuando Sandoval denunció que, tras haber terminado su relación personal con la exministra, fue separado de su cargo de asesor. Denunció la existencia de los ñoquis y también que “todos debían darle parte de su sueldo a la entonces funcionaria”.
“EL TENIA LLAVES DE MI CASA”
Ante las denuncias de su expareja, Torres Otárola hizo una carta pública. “Lamento tener que dar explicaciones sobre mi vida privada. Pero debo decir que tuve con el señor Sandoval una relación personal y de confianza con acuerdos consensuados entre personas adultas”.
Y agregó: “El señor Sandoval tenía llaves de mi casa en Esquel. Pero en 2017 la relación comenzó a deteriorarse, él volvió con su expareja y ya no viajaba con tanta asiduidad a Rawson”.
Sandoval había denunciado un tiempo antes una extorsión por parte de una “mesoterapeuta” ligada a la exministra. Le había dicho que “lo iba a extorsionar con fotos íntimas si no dejaba de denunciar a Cecilia”.
Todo un verdadero escándalo que llegó a los medios de comunicación. Las relaciones amorosas y los rumores más cercanos a la farándula se convirtieron en la comidilla política de la provincia.
El estallido mediático más sonado de Otárola ocurrió en 2018, previo al Mundial de Rusia, cuando una foto suya en redes sociales -en la que vestía un jean ajustado y la camiseta de Messi- generó revuelo nacional.
Mientras sus detractores la acusaban de trivializar la política, ella defendió su accionar: “Un simple culo tapa toda la lucha. Tapa las leyes que logré, las que se aprobaron en apenas dos años de gestión, 40 proyectos en 2016, 46 periodo 2017, 13 en lo que va del este 2018″. Hablaba de su paso por la Legislatura antes de ser nombrada ministra.