Un "Rambo" de 71 años se defendió de asaltantes a golpes y cuchilladas  

Promediaba la noche del sábado cuando tres sujetos forzaron a patadas la puerta metálica de una humilde casa del barrio Miramar de Caleta Olivia, situada en la calle Matheu y a menos de cien metros de la Comisaria Seccional Tercera, pero desde allí no se la ve porque su acceso es por el pasaje Calafate.

La intención era sustraer algunas herramientas de su morador, un jubilado del petróleo, quien actualmente sigue trabajando realizando tareas particulares de soldadura.

Pensaron que el hecho delictivo les resultaría fácil porque su víctima no les opondría resistencia dado que tiene 71 años, pero se llevaron la sorpresa de sus vidas.

Se trata de Roberto, quien accedió a dialogar con El Patagónico, pero solicito no difundir su apellido. Además, se cubrió la cara con antejos y se colocó un sobrero tipo cowboy, evidenciando un envidiable estado físico para su edad.

EXCOMANDO DE EJERCITO

Contó que en su juventud estuvo destinado en la Sección Comando del Grupo de Artillería 9, en el Regimiento 25 de Sarmiento, donde se entrenó en lucha cuerpo a cuerpo y el uso de armas blancas y de fuego.

“Pero jamás pensé que iba a utilizar todos esos conocimientos en una situación real muchos años después de recibir ese duro entrenamiento”, dijo el exmilitar, al que sus amistades comenzaron por estos días a llamarlo “Rambo”.

Relató que siempre hace ingresar a su casa a un perro pitbull pero esa noche lo dejó salir y cuando ya se había acostado sintió golpes en la puerta.

Al mirar por un ventiluz observó que era un joven al que pareció reconocerlo, quien le pidió que abriera la puerta, pero Roberto alcanzó a ver otra figura semioculta y se preparó para una situación de peligro.

Buscó un cuchillo que siempre deja en la mesa, pero se acordó que lo había cambiado de lugar y antes de hallarlo, los individuos forzaron la cerradura a las patadas y entraron. Eran tres, todos jóvenes y de contextura robusta, con capuchas.

Inmediatamente comenzaron a golpearlo y “en ese momento se inconcientemente se vino a mi mente todo el entrenamiento que aprendí en el Ejército y comencé a darles patadas y trompadas. Uno cayó sobre la mesa y la partió con su peso. Otro me tiró con algo metálico y me abolló la heladera, pero alcancé a agacharme”.

Lo que sigue de su relato no deja de sorprender: “Apenas pude, entre a mi pieza y busqué otro de los cuchillos que siempre dejo a mano pensando que un momento como este iba a tener que enfrentar algún día”.

“Ellos pesaban que quería esconderme pero salí le tiré un puntazo a otro directamente al pecho pero parece que trató de protegerse y le di en el hombro o en la clavícula”.

“ME DIO PLACER”

“A mí me pareció que todo pasaba en cámara lenta y de la bronca que tenía, aunque resulte increíble decirlo, me dio una sensación de placer ver que la hoja del cuchillo se introducía en su cuerpo y vi en sus ojos una expresión de espanto”.

“Después fui a buscar a otro que estaba en la puerta para apuñarlo pero salió corriendo, mientras el tercero quería llevarse una máquina soldadora portátil. No pudo porque estaba conectada a un enchufe se le cayó al suelo cuando yo sujeté el cable. Entonces se me vino al humo pero se arrepintió cuando lo encaré con el cuchillo”.

Al final, todos escaparon corriendo y minutos después llegaron numerosos policías alertados por los vecinos, iniciándose una intensa búsqueda de los malvivientes.

Más tarde lograron ubicar a uno de ellos porque acudió a la guardia de Hospital Zonal ya que presentaba una profunda y sangrante herida en el brazo izquierdo, por lo cual desde el nosocomio se alertó inmediatamente a la policía.

Luego de recibir curaciones quedó aprehendido ya que todos los indicios indicaban que era uno de los autores del frustrado robo y ataque el vecino de 71 años.

Fue trasladado a la Comisaría Tercera, trascendiendo que tiene 33 años se apellida Hernández, en tanto este lunes continuaba procurándose identificar a sus cómplices.

En tanto Roberto, quien resultó con un corte leve y un golpe en su rodilla derecha, dijo que volvería a defenderse de la misma forma si alguien ingresa a su casa con fines delictivos.

“Tengan por seguro que no los voy a invitar a tomar el té –ironizó-, porque cuando un grupo violento entra a una casa y pone en riesgo la vida de una persona o familias inocentes, lamentablemente yo pienso que es cuestión de matar o morir”,

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