Centenares de sacerdotes abusaron de más de mil niños

El fiscal general de Pensilvania, Estados Unidos, Josh Shapiro, presentó ayer el informe en el que se registran las acusaciones de abusos sexuales de sacerdotes a menores. En total serían cerca de 300 sacerdotes que habrían abusado de mil niños, en donde hubo violaciones anales, vaginales e incluso abortos para esconder los abusos.

Un informe judicial de Estados Unidos identificó a más de mil víctimas infantiles de abuso sexual cometidos por más de 300 sacerdotes en Pensilvania, y detalló un plan "sistemático" para encubrir los crímenes por parte de la Iglesia Católica a lo largo de 70 años.

El informe, de 1356 páginas, difundido por la Corte Suprema de Pensilvania, es la investigación "más amplia y exhaustiva sobre el abuso sexual infantil dentro de la iglesia católica que se haya producido en los Estados Unidos", indicó el fiscal General de Pensilvania, Josh Shapiro, quien resumió la escala del espanto en una frase forjada por los jurados: "ahora sabemos la verdad. Pasó en todo lados".

Debido al encubrimiento de la Iglesia, casi todos los casos de abusos detallados son demasiado antiguos para ser llevados ante la Justicia. Los jurados escucharon el relato de víctimas de más de 50, 60 o 70 años, e incluso una persona de 83 años.

"La mayoría de las víctimas eran niños; pero también había chicas. Algunos eran adolescentes; muchos eran prepúberes", señala el informe. "Algunos fueron manipulados con alcohol o pornografía. Algunos fueron llevados a masturbar a sus agresores, o fueron manoseados por ellos. Algunos fueron violados por vía oral, algunos por vía vaginal y otros por vía anal. Pero todos ellos fueron ignorados, en cada parte del estado, por los líderes de la Iglesia que prefirieron proteger a los abusadores y a su institución por sobre todo", afirma el trabajo.

El informe, que abarcó a seis diócesis en Pensilvania, se construyó a partir de testimonios recogidos durante dos años, aportes de agentes del FBI y, sobre todo, medio millón de páginas de documentos internos de la Iglesia. "Contenían alegatos creíbles contra más de trescientos sacerdotes depredadores", indica la investigación. La investigación induce que el número real de víctimas "está en los miles", y que aún quedan por identificar muchos sacerdotes pedófilos.

El FBI, señala el informe, identificó "prácticas" para encubrir los crímenes que son descriptas como "un libreto para ocultar la verdad". Esas prácticas incluían, por ejemplo, nunca mencionar la palabra "violación", sino hablar de "conductas inapropiadas" o "problemas con los límites”, o nunca dar explicaciones cuando un sacerdote era removido, o, a lo sumo, justificar la ausencia por una enfermedad o "agotamiento nervioso".

La investigación, que abarcó a seis diócesis en Pensilvania, se construyó a partir de testimonios recogidos durante dos años, aportes de agentes del FBI y, sobre todo, medio millón de páginas de documentos internos de la Iglesia. "Contenían alegatos creíbles contra más de trescientos sacerdotes depredadores", indica la investigación.

En Erie, una de las diócesis, un sacerdote admitió haber abusado de al menos una docena de niños, pero "el obispo le escribió para agradecerle por 'todo lo que ha hecho por el pueblo de Dios ... El Señor, que ve en privado, recompensará'". En Harrisburg, un sacerdote abusó de cinco hermanas, pese a que ya había sido acusado, y "recolectó muestras de la orina, vello púbico y la sangre menstrual". En Scranton, un sacerdote violó a una niña, la embarazó y luego arregló un aborto.

"Este es un momento muy difícil en su vida, y me doy cuenta de lo triste que está. Yo también comparto su dolor", escribió en una carta el obispo de la diócesis, según el informe. La carta estaba dirigida al sacerdote que violó a la niña.

Los escándalos de pedofilia han sacudido los cimientos del Vaticano desde que el periódico The Boston Globe reveló en una investigación periodística que la cúpula de la Iglesia Católica había permitido y había encubierto los crímenes durante años. Francisco ha buscado erradicar el horror y enfrentar el problema, marcando una diferencia con sus antecesores directos, Benedicto XVI y Juan Pablo II, en un intento por recuperar la credibilidad de la iglesia. Así y todo, sus críticos creen que no Francisco ha ido lo suficientemente lejos aún, e incluso señalan algunos pasos en falso, como cuando defendió al obispo de Osorno, en Chile, Juan Barros, acusado de encubrir abusos.

"A pesar de algunas reformas institucionales, los líderes individuales de la iglesia han escapado en gran medida a la responsabilidad pública. Los sacerdotes estaban violando niños y niñas, y los hombres de Dios que eran responsables de ellos no solo no hicieron nada; lo escondieron todo. Por décadas", acusa el trabajo del Gran Jurado.

"Monseñores, obispos auxiliares, obispos, arzobispos, cardenales han sido protegidos en su mayoría; muchos, incluidos algunos nombrados en este informe, han sido promovidos. Hasta que eso cambie -agregaron los jurados-, creemos que es demasiado pronto para cerrar el libro sobre el escándalo sexual de la Iglesia Católica".

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