En una sentencia con pocos antecedentes en nuestro departamento judicial, una mujer fue condenada a tres años y medio de prisión por manosear y seducir al hijo de su pareja.
Los hechos se produjeron en la localidad turística de Pehuén Có (en el partido de Coronel Rosales, al sur de la provincia de Buenos Aires) y en una vivienda de Bahía Blanca, los primeros cuando el chico tenía 14 años.
El fallo, resuelto en un juicio abreviado por el juez del Tribunal en lo Criminal Nº 1, Christian Alberto Yesari, recayó en una mujer de 34 años, a la que no se identifica para preservar a la víctima. La procesada fue hallada culpable de los delitos de abuso sexual simple y estupro.
Voceros judiciales señalaron que ella permanece detenida desde el 28 de noviembre de 2022 y recientemente la Justicia de Garantías rechazó un pedido de excarcelación.
Para Yesari quedó probado que entre el 1 y 2 de enero de 2019, en ocasión de un viaje familiar a la localidad balnearia del partido de Coronel Rosales, la mujer besó y manoseó al menor. Una situación se produjo cuando caminaban por la playa y las restantes en el interior del inmueble que alquilaban.
Los otros episodios juzgados se produjeron durante las vacaciones de invierno del mismo año, en un domicilio bahiense, cuando el menor -ya había cumplido los 15- estaba de visita.
Según indica la resolución, en dos oportunidades la mujer ingresó durante la madrugada a la habitación en la que descansaban la víctima y su propio hijo. En esas circunstancias lo manoseó y mediante maniobras de seducción, mantuvo relaciones sexuales.
HABLO EN LA ESCUELA
El caso fue denunciado por la madre del chico, luego de que fuera convocada por las autoridades del colegio al que concurría el menor. Señaló que se entrevistó con la directora y la preceptora, quienes le comentaron que su hijo les había dicho que se sentía “acosado por su madrastra”.
Las docentes describieron los hechos contados por el joven, entre ellos que la acusada tenía una línea telefónica desde la cual le enviaba mensajes manifestando que quería estar con él o que le interesaba más que el padre.
Al momento de realizar la presentación en la fiscalía, la madre indicó que en una oportunidad observó un estado de WhatsApp de la imputada que refería: "Cómo me gusta lo prohibido y lo peligroso tiene un gustito incomparable”.
Admitió que eso le hizo sospechar que hubiera pasado algo más grave de lo que el chico había contado hasta allí, por lo que le preguntó y este le manifestó que habían mantenido relaciones sexuales.
La víctima le describió lo ocurrido y también reconoció que “tenía miedo de contarlo”. La mujer señaló que su hijo lloraba al contárselo y le dijo que “él no quería pero se sintió obligado porque ella lo buscaba todo el tiempo”.
El adolescente detalló los hechos durante su declaración, mencionando entre otras cosas que la acusada lo celaba con sus amigas y que incluso ella (la procesada) había creado un perfil de Facebook trucho desde el que le enviaba mensajes subidos de tono.
Admitió que todo eso lo hacía sentir mal y que llegó a tener intenciones de atentar contra su vida. Otros testigos también comentaron la forma en que le afectó lo ocurrido.
ELLA DIJO QUE ERA UNA “REVANCHA”
Una perito psicóloga que entrevistó al joven consideró que “presenta secuelas de haber sido objeto de abuso sexual”.
Agregó que “experimenta sentimientos de culpabilidad, se siente avergonzado y confundido ante la figura paterna, generándole sentimientos encontrados, sensaciones de perturbación y desconcierto”.
En tanto, la acusada negó los cargos en su contra y describió la denuncia como una “especie de revancha” hacia ella por parte de la madre y la familia de la víctima. Pero el juez consideró que solo resultó un intento por mejorar su situación, frente a un cúmulo de pruebas en su contra.
Fuente: Télam