Después que se suspendiera en Buenos Aires el desfile militar del 9 de Julio, tanto por razones presupuestarias como por el malestar que genera en las fuerzas armadas el magro aumento de sueldos que el Gobierno de Mauricio Macri les otorgó este año, la definición de una recomposición salarial está en manos de los ministros de Hacienda, Nicolás Dujovne , y de Defensa, Oscar Aguad.
Según publica el diario La Nación, desde el jueves Dujovne y Aguad evalúan distintas alternativas para acercarse a una mejora que rondaría el 15% para todos los uniformados, con el ánimo de distender la tensión salarial. La corrección implica una masa de $500 millones.
Cerca de Aguad admitieron que el incremento del 8% otorgado el martes a los cuadros inferiores de las Fuerzas Armadas y las sumas fijas asignadas a los oficiales superiores -diferenciación que provocó un fuerte malestar entre los militares- constituyó un “error técnico”.
“Probablemente se tomen el fin de semana largo para resolverlo, pero la decisión es dar un aumento mayor”, confirmó a La Nación una fuente gubernamental.
El aumento selectivo no solo generó distorsiones en las filas militares, al permitir que un mayor acceda a una remuneración superior a la de un teniente coronel o vicecomodoro, sino que profundiza la brecha salarial con las fuerzas de seguridad, que ya corrían con ventaja y percibieron un 15% de aumento.
Un capitán de navío, con 36 años de servicio en la Armada, por ejemplo, cobraría este mes $73.152, casi un 70% menos que un comandante mayor de la Gendarmería, con la misma antigüedad, que pasó a percibir $100.134.
Más allá de los números, puertas adentro de los cuarteles es generalizada la percepción de que el malestar que se visibilizó a partir de los magros aumentos excede el conflicto por los haberes.